Es probable que no sea la primera vez que escuches que la idea de levantarse antes que el sol puede ser clave para una vida más productiva y feliz. Los supuestos beneficios de madrugar a horas insospechadas, como las 5 de la mañana, han generado un culto alrededor de esta práctica que se ha popularizado a través de libros y gurús del bienestar. Una moda a la que también se apuntan celebrities como Gwyneth Paltrow, Jennifer Aniston, Anna Wintour o Michelle Obama. Pero, ¿es realmente una de las claves para lograr una vida plena y feliz?
En el caso de Jennifer Aniston, la actriz ha asegurado en varias entrevistas que entre semana se levanta 4:30 am para dedicar las primeras horas del día al autocuidado. Se lava la cara, toma agua caliente con limón y medita 20 minutos. Evita el móvil o el ordenador durante la primera hora de la mañana y después se prepara un batido energético para hacer frente a 30 minutos de clase de spinning y otros 40 minutos de yoga.
Robin Sharma, autor del best-seller El club de las 5 de la mañana, es uno de los principales defensores de esta tendencia. El coach sostiene que levantarse a esta hora permite a las personas aprovechar la “hora de la victoria”, un período de tiempo sin distracciones que puede ser dedicado a actividades que fomenten el crecimiento personal y profesional, como el ejercicio, la meditación y la planificación del día. En sus páginas argumenta que “aquellos que se levantan temprano tienen una ventaja competitiva significativa en la vida” y que esta rutina puede conducir a “mejoras en la productividad, la creatividad y el bienestar general”. Según él, no sólo mejora la eficiencia diaria, también ayuda a construir disciplina y autocontrol, fundamentales para el éxito a largo plazo.
Pros y contras del club de las 5 am
Pero no todos los expertos están de acuerdo con esta teoría. Matthew Walker, neurocientífico y autor de Por qué dormimos, reivindica la importancia del sueño de calidad y advierte que el sacrificio de horas de sueño puede tener consecuencias negativas para la salud física y mental, incluida la disminución de la capacidad cognitiva, el aumento del riesgo de enfermedades crónicas y el deterioro del estado de ánimo. La cantidad y calidad de nuestro sueño afecta a cada aspecto de la fisiología y el bienestar psicológico. Por eso, recomienda dormir ocho horas; algo que con esta propuesta sería complicado lograr. Y es que, por mucho que Sharma argumente que esta técnica funciona cambiando los horarios nocturnos, la realidad es que con los ritmos de vida que llevamos es prácticamente imposible conciliar el sueño a las 9 pm, ya que significaría estar en la cama al menos media hora antes.
En términos de productividad, algunos estudios sugieren que las primeras horas del día pueden ser las más efectivas debido a la reducción de distracciones y a la mayor energía y enfoque que muchas personas experimentan por la mañana. Un estudio publicado en el Journal of Applied Psychology concluyó que las personas que se consideraban “madrugadoras” tendían a tener mejor rendimiento laboral y a sentirse más proactivos en comparación con los noctámbulos. El mismo informe señaló que la productividad está más relacionada con los hábitos de trabajo y la gestión del tiempo que con la hora a la que uno se levanta.
Laura Vanderkam, autora de What the Most Successful People Do Before Breakfast apoya la idea de aprovechar las mañanas, pero reconoce que no es una fórmula que funcione para todos. “Lo que importa es encontrar una rutina que funcione para ti y te permita dedicar tiempo a lo que realmente importa”. Y apuesta por que las personas experimenten con diferentes horarios para descubrir cuándo son más productivas.
En definitiva, la clave no está en la hora a la que nos levantamos, sino en cómo utilizamos nuestro tiempo una vez estamos despiertos. Encontrar el equilibrio entre sueño, trabajo y tiempo personal es esencial para maximizar tanto la productividad como el bienestar.