'ROYALS'

James Middleton, el hermano menor de Kate que creció entre perros y “tres madres​”

En la campiña inglesa, entre paseos con perros y reuniones familiares, el benjamín de los Middleton rememora una infancia marcada por la ternura de sus hermanas, Kate y Pippa, a quienes describe como figuras maternas

James Middleton. Fotografía: Instagram

La historia de James Middleton empieza, como tantas otras, en una casa inglesa donde el horno olía a bizcocho los domingos y los uniformes escolares se alineaban como soldados por la mañana. Pero no es exactamente eso lo que la hace peculiar. Lo extraordinario de esta historia no está tanto en que James sea el hermano de una futura reina -eso sería demasiado fácil-, sino en la ternura con la que, en una entrevista reciente a la revista HOLA UK, recordó su infancia: “Tuve tres madres”, dijo. Y no hablaba de una familia disfuncional. Hablaba de amor.

James es el pequeño de los Middleton, la pieza que vino después de Kate y Pippa, las hermanas mayores que, según él, actuaron como figuras maternas casi desde que abrió los ojos. “Me incluían en todo. Todo el tiempo. Era como si no existiera ninguna actividad que no fuera mejor con un hermano pequeño cerca”, dice. Esa forma de contar las cosas -con la calidez de quien guarda en su memoria un tesoro bien doblado- suena casi a novela inglesa: el niño rubio que corre por el jardín mientras sus hermanas mayores lo visten, lo peinan, le enseñan a patinar y a pedir perdón.

James en la boda de Eugenia de York, con su hermana Pippa y su cuñado. Fotografía: EFE

No es difícil imaginar la escena. Kate, la mayor, siempre con una compostura prematura que anunciaba ya lo que vendría después. Pippa, algo más traviesa, más rápida, más viva. Y James, que las seguía con una admiración infinita, como siguen los cachorros a sus madres cuando todavía no entienden bien dónde empieza el mundo y dónde termina el juego.

La casa Middleton no era un palacio, pero sí una fábrica eficaz de vínculos eternos. Los padres, Carole y Michael, tenían un talento natural para crear hogar. El éxito de Party Pieces, su empresa de artículos para fiestas, les dio comodidad, pero el capital más valioso lo construyeron entre hornillos, cumpleaños y abrazos. Allí aprendió James que la familia no era solo un conjunto de personas unidas por la genética, sino una pequeña patria a la que uno siempre vuelve.

La madre y hermanas de James Middleton. Fotografía: EFE

Hoy, James vive en una granja en Berkshire con su esposa Alizée Thevenet, su hijo Inigo y seis perros que parecen salidos de un cuento de Beatrix Potter. Lo curioso no es que el campo se le dé bien, sino que parezca escrito para él. En ese mundo de barro, madrugadas y pelo perruno, ha encontrado una paz que no siempre tuvo. Porque James, como cualquiera que ha sentido el peso de un apellido famoso sin haberlo pedido, ha tenido también sus sombras.

Su batalla contra la depresión

Hace unos años, habló abiertamente de su batalla contra la depresión. No fue un episodio pasajero, sino una travesía lenta, de esas que arañan. En su libro Meet Ella: The Dog Who Saved My Life, escribió con crudeza y delicadeza a la vez sobre los días en los que no podía levantarse de la cama. Su perra Ella -una cocker spaniel que llegó como si alguien supiera lo que necesitaba antes que él mismo- fue, según sus palabras, la que lo salvó.

James Middleton. Fotografía: EFE

La relación con los animales no es en él un capricho de campo ni una postal de Instagram. Es parte de su arquitectura emocional. Los perros lo han acompañado cuando nadie más sabía qué hacer con él. Cuando la tristeza era un idioma extranjero en una familia que hablaba siempre en positivo, ellos le sirvieron de intérprete. Con ellos montó una empresa, una rutina, una filosofía.

Y, sin embargo, detrás de todo ese cuadro bucólico, persiste la figura de las hermanas. Kate y Pippa, que no han dejado de ser sus madres simbólicas. Aunque ahora ellas tienen sus propias familias, sus propios hijos, sus agendas reales o sociales, siguen siendo sus aliadas. Cuando se ven -lo hacen a menudo-, vuelven, aunque sea por unas horas, a ser aquellos tres niños de la campiña inglesa, corriendo entre charcos, con los dientes llenos de bizcocho.

James Middleton y Alizée Thevenet con su perro. Fotografía: Instagram

James dice que su hijo Inigo jugará con sus primos como él jugó con sus hermanas: libre, querido, sin miedo. Porque si algo ha aprendido este hombre que ha sobrevivido a la fama periférica, a la melancolía y a los titulares sin buscar protagonismo, es que las verdaderas herencias no se llevan en la sangre azul, sino en las meriendas compartidas y los silencios bien acompañados.

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