En una reciente entrevista en Good Morning Britain, James Hewitt, ex oficial de caballería y conocido por su relación con la princesa Diana, compartió sus pensamientos sobre la tensa relación entre los príncipes William y Harry. Con la serenidad que otorgan los años y la distancia, Hewitt reflexionó sobre cómo la que fue princesa de Gales habría afrontado la discordia fraternal que hoy sacude los cimientos de la monarquía británica.
“Cualquier madre estaría preocupada e inquieta por semejante desavenencia”, aseguró Hewitt. “Ella habría hecho todo lo posible por evitar que esto sucediera. Diana era una mujer de carácter, una madre entregada, y no habría permitido que la distancia entre sus hijos se convirtiera en un abismo irreparable”.
La relación entre William y Harry ha pasado de la complicidad infantil a un desencuentro que roza la enemistad. Lo que comenzó como una simple diferencia de caminos –con William asumiendo su papel como futuro rey y Harry buscando su independencia lejos de los estrictos códigos de la realeza– ha derivado en un cisma que se ha ventilado en la arena pública con una crudeza inusitada.
El rey Carlos III y sus hijos, en 2017. Cortesía Agencia EFE
Desde la explosiva entrevista con Oprah Winfrey hasta las memorias de Harry, Spare, cada declaración ha sido un puñal que ha ahondado las heridas. La sombra de la princesa Diana planea sobre este enfrentamiento, como si su ausencia hubiera dejado un vacío que nadie ha sabido llenar. “Si ella estuviera aquí, encontraría la manera de unirlos. Diana no soportaba los conflictos innecesarios. Odiaba la hipocresía de la corte, pero jamás habría permitido que sus hijos se convirtieran en adversarios”, añadió.
“Diana no soportaba los conflictos innecesarios. Odiaba la hipocresía de la corte, pero jamás habría permitido que sus hijos se convirtieran en adversarios”
El eco de Diana en los herederos
Quienes conocieron a la princesa de Gales coinciden en que su prioridad absoluta siempre fueron sus hijos. Criarlos fuera del corsé de la tradición, hacerlos humanos antes que príncipes, fue su mayor desafío. No es difícil imaginarla tendiendo puentes entre ellos, negándose a aceptar que la sangre azul sea incapaz de superar rencores.
Pero la historia no es un cuento de hadas. La maquinaria monárquica, los celos palaciegos y las decisiones personales han hecho que Harry y William sean hoy dos hombres separados por un muro de reproches. Y en medio de esta batalla entre un príncipe que carga con la corona y otro que ha decidido renunciar a ella, el fantasma de Diana sigue siendo la gran ausente, la voz que podría haberles recordado que, antes que títulos, son hermanos.
Mientras tanto, James Hewitt, aquel hombre que en su día escandalizó a la prensa con su relación con Diana, se limita a esbozar un gesto de resignación. Ha pasado el tiempo, pero en la fractura de los hijos de la princesa aún se siente el eco de una mujer que, contra viento y marea, luchó por protegerlos del destino que hoy parecen enfrentar solos.