MODA

Hombres en la dirección creativa: un 80% de los creadores de marcas de lujo son hombres, aunque nosotras compremos más

De las 30 marcas de moda más importantes del mundo, solo 6 tienen a directoras creativas en su nómina. Los últimos movimientos de las empresas de moda deja el mapa de la dirección creativa de la primera división sin apenas mujeres y no parece haber acabado

María Grazia Chiuri ha sido la primera mujer (y de momento la única) al mando de la casa Dior. Aterrizó en ella en 2016 y antes de eso, seis hombres se ocuparon de la costura que dejó Monsieur Dior. En su primera colección lanzaba un mensaje directo en una camiseta en la que se podía leer We should be feminist: Todos deberíamos ser feministas. Un presagio para una década que acabará pronto y que sin duda ha sido la del empoderamiento femenino. En parte por mujeres como ella. Chiuri explicaba en una entrevista para Harper’s Bazaar que “la moda tiene un imaginario compuesto por autores masculinos, a pensar de que las femeninas han sido grandísimas”. Y nueve años después no parece que nada cambie. Si hay un cliente al que conquistar desde la industria de la moda de lujo, es la mujer. Sin embargo, tras la marcha de Donatella Versace, el mundo del lujo se vacía de mujeres al frente de la creación.

Maria Grazia es una de las dos mujeres que quedan al frente de las grandes marcas francesas de Alta Costura. Ella, y Sarah Burton en Givenchy. Burton ha conseguido grandes críticas en los últimos desfiles, pero los rumores azotan a Chiuri de la que dicen que no le queda mucho al frente de Dior. Parece que Jonathan W Anderson, que acaba de salir de Loewe, aterrizará en la niña bonita del grupo LVMH muy pronto. La autora del libro Dioses y reyes. Ascenso y caída de Alexander McQueen y John Galliano, Dana Thomas, ha declarado que, según sus fuentes de LVMH, “Anderson lleva meses trabajando en Dior y él mismo cuenta a diestro y siniestro -y muy indiscreto-, que ya está instalado allí. Es como si Dior y Anderson tuvieran una aventura y Chiuri fuera la esposa abandonada”. Y cada vez son más los medios especializados, como The Fashion of Business, que lo dan por hecho.

Las últimas semanas han sido vertiginosas en lo referente a las noticias de la industria de la moda de lujo. En un ambiente negativo y apesadumbrado por un parón en el crecimiento y en el consumo, una serie de cambios de directores creativos al mando de las grandes marcas han dejado sin aliento a todos los apasionados y profesionales de la moda: Miguel Castro Freitas aterrizaba ayer en la dirección creativa de Mugler. Jack McCollough y Lázaro Hernández han desembarcado en Loewe tras la marcha de Anderson. Demna Gvasalia ha salido de Balenciaga para tomar el timón de Gucci. Daniele Vitale, que triunfaba en Miu Miu, ocupa el lugar de Donatella en la casa Versace. Glenn Martens ha dejado Diesel para desembarcar en Maison Margiela tras la marcha de Galliano. El pasado mes de junio, Virgine Viard abandonaba la dirección creativa de Chanel y en diciembre, Matthew Blazy abordaba ese puesto. Unos meses antes, ahora hace un año, Alessandro Michele fichaba por Valentino.

Ya hemos repasado los cambios recientes en Italia, la otra gran cantera de moda de lujo y solo vemos hombres a la cabeza: Valentino, Gucci y Versace. Queda Prada que mantiene al frente a su fundadora y creadora Miuccia, pero ha fichado como codirector a Raf Simons. En septiembre, Alberta Ferreti se retiraba a los 74 años de la firma que fundó siendo consciente de que “quedaban pocas mujeres al frente de la moda italiana”, según decía en una entrevista a Vogue. Al poco tiempo, se anunciaba el nombre del nuevo director creativo de la casa: Lorenzo Serafini. Igual que ha sucedido con la empresa de Ferreti, otras marcas de moda en Europa y al otro lado del charco nacieron en manos de mujeres y hoy tienen al mando creativo a hombres: Nina Ricci cuenta con Harris Reed, Carolina Herrera con Wes Gordon, en Missoni está Alberto Caliri, y la legendaria Schiaparelli es una de las marcas más deseadas gracias al saber hacer de Daniele Roseberry.

Talentos indiscutibles

Nadége Vanhee en Hermés, o Chemena Camali en Chloé están logrando grandes resultados. Louise Trottter se estrenará pronto en Bottega Veneta (llega desde un Lacoste revivido y renovado que ha fichado a otra mujer: Pelagia Kolotourus). No queremos dejar de mencionar a Iris Van Herpen, Tory Burch, Phoebe Philo, Isabel Marant, Victoria Beckham o Stella McCartney se han ganado el derecho a ser mencionadas junto a los más grandes gracias a sus propias empresas. Pero si no tenemos en cuenta a estas directoras creativas, empresarias y dueñas de sus propias marcas (como tampoco tenemos en cuenta los nombres de Armani, Ralph Lauren o Yohji Yamamoto al frente de sus propias empresas), más del 80% de las direcciones creativas están en mano de hombres. De las 30 marcas de moda* más importantes del mundo, solo 6 tienen a directoras creativas en su nómina.

Según Carol Ryan, columnista de The Wall Street Journal, el puesto de la Dirección creativa es el puesto más difícil en la moda de lujo. Se gana en torno a los 10 millones de dólares al año de salario base más incentivos por ventas. “Al igual que ocurre con el entrenador de un equipo, el diseñador principal suele ser el culpable cuando las ventas bajan, aunque la culpa la tengan problemas más profundos, como la debilidad de la cadena de suministro o el marketing” explica la autora. Y este puede ser uno de los motivos por los que las mujeres no queremos estar en primera fila: la inestabilidad del puesto. Y si no que se lo digan a Virgine Viard, que tras 20 años en la empresa, muchos de ellos como segunda de Karl Lagerfeld, se mantuvo como directora creativa solo 5.

“Al igual que ocurre con el entrenador de un equipo, el diseñador principal suele ser el culpable cuando las ventas bajan, aunque la culpa la tengan problemas más profundos, como la debilidad de la cadena de suministro o el marketing”, Carol Ryan, columnista de The Wall Street Journal

Sobre la decisión de quién ocupa los puestos en las marcas de lujo, Alice Boileau, reclutadora y directora del área creativa de Sterling Internacional explica en One Granary que para encontrar el perfil adecuado en la empresa de moda “lo que importa no es encontrar a la persona con más talento, sino a la que mejor se adapta a ese entorno específico.” En opinión de Sandra Bravo, doctora en sociología de la moda y profesora en UDIT, que ha trabajado durante años en una consultora con marcas como Loewe, “lo que sucede tiene que ver más con la parte de lo que implica la dirección que por serla industria de la moda. La presión, los ritmos, la exposición… Se trata de un modelo de hiperproductividad, y hay mucha competitividad e individualismo que históricamente se ha atribuido a los hombres. Y no es que las mujeres no queramos, es que a menudo no es sostenible”. Según añade Bravo, “lo relevante es que tanto en bellas artes como en diseño de moda la mayoría de estudiantes son mujeres. En moda trabajan más mujeres que hombres, ellas cosen, ellas patronan, planchan, pero luego los directores son hombres. Históricamente ha sido siempre así”.

Otro factor a tener en cuenta es que los hombres se decidan por abarcar más que las mujeres. Jonathan W Anderson tiene su propia marca ligada a LVMH, al igual que Demna que dirige su marca homónima y tras Balenciaga, entra en Gucci. También Sébastian Meyer y Arnauld Vaillant, están al frente de Courreges mientras su firma, Coperni, es una de las más deseadas. Cuándo en una entrevista para Vogue, le preguntaban a Iris Van Herpen sobre cómo abordar la dirección de una firma, la diseñadora comentaba que ella no se veía en su firma y en otra a la vez: ”los tiempos que maneja la moda obligan a los diseñadores a estar creando colecciones de una forma vertiginosa y es necesario cuando accedes a diseñar para otra gran firma, además de la tuya, que tengas muy claro si tienes tiempo para dedicarte a ambas cosas, o no. Estar al frente creativo de una marca exige crear un lenguaje propio, un estilo. Y eso exige un tiempo, unas cuantas colecciones; no se consigue de la noche a la mañana. Todo este cambio continuado de diseñadores no es nada bueno para las grandes casas de moda. Principalmente, porque pierden su esencia, la estética con la que se las identifica”.

Los que mueven los hilos

Para comprender mejor este fenómeno, es importante destacar que, en la dirección de las grandes empresas del sector, también predomina la figura masculina. Al frente de los gigantes de la moda se encuentran hombres: Bernard Arnault al mando de LVMH, François Pinault a la cabeza de Kering. Como vemos claramente reflejado en la serie El Reino de los Sueños, la ambición de estos líderes es desmesurada, y la presión que ejercen sobre los creativos es incluso mayor. No olvidemos a un nuevo jugador en la partida: Renzo Rosso, quien preside el grupo OTB (que abarca marcas como Diesel, Margiela o Jil Sander).

Si nos adentramos en los números, observamos la distribución en sus consejos directivos: en LVMH, 10 hombres y 3 mujeres; en Kering, 7 hombres y 6 mujeres; y en OTB, 4 hombres y 1 mujer. Estas cifras evidencian la predominancia masculina en los cargos clave de las principales firmas de monda y nos invita a reflexionar sobre el futuro de la creatividad y la dirección: si las que compran son las mujeres, ¿por qué es este un juego de hombres?

Marcas que se han valorado para hacer este reportaje: Gucci, Chanel, Valentino, Versace, Moschino, Schiaparelli, Alaïa, Alberta Ferretti, Carolina Herrera, Missoni, Nina Ricci, Maison Margiela, Alexander McQueen, Nina Ricci, Louis Vuitton, Celine, Burberry, Vivienne Westwood, Fendi, Celine, Yves Saint Laurent, Tom Ford, Loewe, Jil Sander, Dior, Givenchy, Bottega Veneta, Hermés, Chloè, Lacoste, Mugler, Kenzo, Lanvin.

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