'ROYALS'

Harry, el príncipe que quiso ser hombre: crónica de un exilio con escolta perdida

Tras su renuncia a los deberes reales, enfrenta una batalla legal por su seguridad personal en el Reino Unido, mientras las sombras del pasado y las tensiones familiares lo mantienen en un exilio voluntario

Harry y Meghan / Fotografía: EFE

A veces, las coronas pesan más que los pecados. El príncipe Harry, duque de Sussex, lo sabe bien. Desde que decidió abandonar la pompa y circunstancia de la familia real británica en 2020, su vida se ha convertido en una odisea moderna, donde la búsqueda de libertad choca con los muros invisibles del protocolo y la seguridad estatal.

En el tablero de ajedrez de la monarquía británica, el príncipe Harry se mueve como un peón rebelde que desafía las reglas del juego. Recientemente, el duque de Sussex ha regresado a Londres, no para asistir a una gala o evento oficial, sino para enfrentar una batalla legal por su derecho a contar con protección policial durante sus visitas al Reino Unido.

Su argumento es claro: sin la seguridad adecuada, su vida y la de su familia están en peligro. Su abogada, Shaheed Fatima, ha declarado que “la seguridad y la vida” del príncipe están en juego, subrayando amenazas específicas que enfrenta debido a su estatus y exposiciones públicas.

El príncipe Harry / Fotografía: EFE

El conflicto no es solo legal, sino profundamente personal. Harry ha expresado sentirse “agotado” y cree que la retirada de su protección fue una estrategia para impedir su marcha a Estados Unidos, una especie de trampa dorada para mantenerlo dentro de los confines de la monarquía. En sus propias palabras, “la gente se sorprendería por lo que se está ocultando”, sugiriendo que hay verdades incómodas detrás de las decisiones oficiales. ¿Victimismo o realidad?

Mientras tanto, su relación con la familia real sigue siendo tensa. Durante su estancia en Londres, no se reunió con su padre, el rey Carlos III, quien se encontraba en una visita de Estado en Italia. La distancia física parece reflejar una brecha emocional que no deja de ampliarse.

Los hijos de Lady Di / Fotografía: EFE

La relación con su hermano mayor, el príncipe Guillermo, ha experimentado una notable transformación a lo largo de los años. Durante su infancia y juventud, compartieron un vínculo estrecho, marcado por la pérdida de su madre, la princesa Diana, y por experiencias compartidas en la vida real británica. Sin embargo, en los últimos años, su relación se ha visto afectada por diferencias personales y decisiones significativas, especialmente desde que el duque de Sussex renunció a sus deberes reales y su mudanza a Estados Unidos junto a su mujer, Meghan Markle. A pesar de ello, recientemente, el príncipe Guillermo mencionó a Harry en un documental sobre la lucha contra la falta de vivienda, recordando cómo su madre los llevó a ambos a visitar un refugio cuando eran niños. Este gesto ha sido interpretado por algunos como un posible paso hacia la reconciliación, aunque las diferencias entre ellos aún persisten.​

Pero la batalla de Harry por su seguridad es más que una disputa legal. Es un símbolo de su lucha por definir su identidad fuera de la sombra de la monarquía. Es el relato de un hombre que, al quitarse la corona, busca ser escuchado no como príncipe, sino como persona.

En este juego de tronos moderno, Harry se encuentra en jaque, pero no mate. Su lucha continúa, y con ella, la pregunta persiste: ¿puede un príncipe realmente dejar de serlo?

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