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Gwyneth Paltrow, la eterna musa de la alfombra roja e inspiración para los Oscar

Si Nueva York tiene a sus chicas con Manolos y París sus musas de pasarela, Hollywood la tiene a ella: la emperatriz del minimalismo chic con un sinfín de vestidos que nos han hecho suspirar

Toda gran historia de amor tiene un primer encuentro, y para Gwyneth Paltrow y la alfombra roja, fue en 1996, cuando apareció en los Oscar con un impecable vestido blanco de Calvin Klein. Nada de volúmenes exagerados ni pedrería estridente, solo líneas limpias y un escote en V.

Pero el capítulo más inolvidable de esta relación llegó en 1999, cuando se alzó con su primer Oscar por Shakespeare in Love enfundada en el icónico vestido rosa chicle de Ralph Lauren. Con un corpiño estructurado y falda amplia, fue un look que dividió opiniones pero que, con el paso del tiempo, se convirtió en una de las imágenes más emblemáticas de la historia de la moda.

En 2002 dejó a todos boquiabiertos con su arriesgada elección de Alexander McQueen. Un corpiño de gasa transparente con toques góticos y una falda voluminosa de tafetán hicieron que la crítica se dividiera entre escandalizados y fascinados. Algunos lo llamaron un error, pero, como toda gran fashionista, ella iba un paso por delante.

Nueve años más tarde, en la 83ª edición de los Premios Oscar en 2011, la actriz de clásicos como Seven o Los Tenembaums, una familia de genios, brilló con un sofisticado vestido dorado de Calvin Klein. Con un acabado metálico que reflejaba la luz de manera impecable, el vestido aportaba un aire futurista sin perder la esencia clásica que caracteriza su estilo. Para complementar su look, la actriz apostó por un peinado liso y pulido, maquillaje en tonos neutros y joyas discretas de Louis Vuitton, logrando un equilibrio perfecto entre simplicidad y glamour.

Gwyneth Paltrow en la 83 edición de los premios Oscar en el teatro Kodak, de Hollywood, vestida por Calvin Klein, 2011. EFE/ANDREW GOMBERT

En 2012 subió el nivel de sofisticación con un Tom Ford blanco inmaculado que incluía una capa estructurada. Era más que un vestido; y con él se consagró como una de las mujeres mejor vestidas del siglo XXI. Sin necesidad de brillos ni joyas recargadas, demostró que la moda es un acto de confianza.

Gwyneth Paltrow en la ceremonia de entrega de los premios Oscar en Hollywood, en el año 2012. La actriz lució este espectacular vestido blanco con capa de Tom Ford (EFE/Mike Nelson)

En los Oscar 2015, Gwyneth Paltrow deslumbró con un espectacular vestido rosa empolvado de Ralph & Russo. El diseño, de corte asimétrico y silueta estilizada, destacaba por su elegante manga única adornada con una imponente flor en 3D, agregando un toque dramático y etéreo. Su aparición en la alfombra roja de aquella noche reafirmó su estatus como un icono de la moda, demostrando que la sencillez bien ejecutada puede ser sinónimo de impacto y elegancia.

Gwyneth Paltrow en los Oscar 2015, con un espectacular vestido rosa empolvado de Ralph and Russo / EFE

En eventos más recientes, ha llevado trajes sastre impecables de Brunello Cucinelli y vestidos de líneas rectas de The Row, la firma de Mary-Kate y Ashley Olsen. Para su estilo diario, es una apasionada de los básicos, priorizando piezas de Totême, Celine y Stella McCartney. Su armario suele incluir abrigos de lana en tonos neutros, pantalones de corte recto y jerséis de cashmere, a menudo a juego con zapatos de Roger Vivier o sandalias sencillas de Gianvito Rossi. En cuanto a complementos, sus joyas suelen ser discretas, optando por piezas de Jennifer Meyer o Cartier, como pequeños aretes de oro o anillos minimalistas.

Gwyneth Paltrow en los Oscar 2011 EFE/MIKE NELSON

En más de una ocasión ha insinuado que su hija, Apple Martin, heredará sus looks más icónicos. ¿Será ella la próxima reina de la alfombra roja? ¿Veremos ese Ralph Lauren rosa desfilando otra vez, pero en una nueva generación?

En definitiva, la moda, como el amor, se reinventa, pero los grandes romances nunca mueren. Y Gwyneth Paltrow y la alfombra roja siguen siendo una pareja que nos conquistan año tras año. La pregunta ahora es: ¿cuál será el próximo look con el que nos haga creer en la magia otra vez?

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