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Guía definitiva de autobronceadores: cómo elegir el perfecto según tu tipo de piel

Crema, mousse, aceite, bruma, spray, en gotas. La lista de tipos de autobronceadores que encontramos hoy en el mercado es casi interminable. El verano está a la vuelta de la esquina y nos apetece (más de lo habitual) lucir una piel bronceada. En plena era del ‘self tan’, sí, se puede presumir de una piel tostada sin poner un pie en la playa. Vamos allá

Cortesía Pexels

Que nos vemos más guapos morenos es una realidad y tiene un por qué. Según la doctora Marta Garay, médica estética experta en dermocosmética, “se ha visto que, tras la exposición solar, se produce mayor vitamina D y también se liberan endorfinas, que es la hormona de la felicidad”. De ahí el tan deseado ‘efecto buena cara’.  Además, asociamos estar morenos con vacaciones, tiempo libre o incluso poder adquisitivo. “A grandes rasgos, lo relacionamos con la felicidad”.

Autobronceadores para cada tipo de piel

Es necesario conocer cómo es nuestra dermis para elegir el autobronceador perfecto.  La doctora Garay, experta en dermocosmética, nos cuenta que “no hay unos mejores que otros”, pero sí que hay que poner el ojo a cómo reacciona nuestra piel según la textura. Nos pone varios ejemplos: “a un chico joven con acné corporal, si le mandas un bronceador tipo aceite, le puede producir brotes severos de acné”. En pieles secas, es distinto, “los autobronceadores que son tipo aceites vienen muy bien porque hidratan en profundidad”. Y para las pieles excesivamente grasas y con tendencia acneica, “con más tendencia a exceso de producción de sebo, sí que mandaría incluso alguno específico, que sean lo más ligeros posibles, tipo bruma, por ejemplo”.

Paso a paso: cómo preparar la piel

“Sí o sí, antes de aplicar el autobronceador, hay que exfoliar la piel”. Esta es la regla de oro. ¿Cómo? Con guante crin o con un exfoliante corporal en la ducha. Después, con la piel limpia y seca aplicamos el autobronceador. En ocasiones, acompañado con un guante especial que la misma marca comercializa. Y, sí, también hay un después: “una vez aplicado, se recomienda evitar el uso de prendas de ropa que te aprieten o sandalias que aprieten demasiado el tobillo”. Lo ideal es ropa ancha y “mucho cuidado con limpiarnos justo después de la aplicación porque nos puede dejar marcas”.

De casa al estudio de bronceado

Otra buena opción, según los expertos, es el bronceado instantáneo en cabina. En una sola sesión de 15 minutos estás lista, gracias al ingrediente estrella: el DHA (derivado de la caña de azúcar). Este va incrementando el tono de la piel progresivamente en el transcurso de las próximas horas, alcanzando su punto máximo a las 24 horas y dura una semana más o menos. Esta forma de bronceado se ha popularizado estos dos últimos años y lo mejor, según los expertos, es que “no tiene cabida el fotoenvejecimiento”. “Está siendo muy demandado entre aquellas personas que antes usaban los rayos UVA”.

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Lo que no recomiendan los expertos

Quizá este concepto te suena ya obsoleto y ni se te pase por la cabeza, pero por si acaso: “Evitar sí o sí, siempre y en todos los casos, los rayos UVA”. La doctora Garay es contundente respecto a este tipo de ‘self taning’. “Están relacionados de manera directa con el cáncer de piel”.

Alerta tendencia: el bronceado ‘slow’

Se trata de bronceadores progresivos y graduales que están ganando puntos en el mercado beauty. “Lo que están haciendo las marcas últimamente, en vez de crear tonos, es crear  fórmulas que son graduales”, asegura la doctora experta en dermocosmética. Generalmente, “son gotas transparentes que se mezclan con la crema corporal o con la crema facial y durante días, incluso semanas, cada persona va adquiriendo el tono que más le guste”. El objetivo es conseguir un tono lo más natural posible de forma escalonada.

Sorpresa: el sol no es malo

Llegados a este punto pensaréis que la última opción o la menos saludable es tomar el sol. Spoiler: no es así. “El sol no es malo, es bueno y necesario para el día a día y se recomienda siempre de 5 a 10 minutos de exposición solar diaria, sería lo ideal”. El problema viene cuando nos pasamos y queremos subir dos tonos de bronceado en cinco horas seguidas expuestas al sol. “No es que tomar el sol deba ser la última opción, sino que tomar el sol de manera abusiva y sin protección solar, eso sí debe ser lo último”. Broncearse con protección solar y de manera controlada, sobre todo en pequeñas sesiones diarias, sí es beneficioso y “necesario”.  Así que, sí, se puede disfrutar de todo. Del sol y de una piel bronceada y bonita, sin riesgos.

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