“Acabo con agujetas en zonas del cuerpo que no sabía que existían” bromea Heba Kharouf, practicante de esgrima desde la adolescencia y propietaria de Farah, un restaurante de lo más solicitado en Madrid. “La esgrima es mi momento para escapar de todo el ruido y jaleo del día, para sacar todo el estrés.” explica. En esto también coincide con María José Huertas, prestigiosa sumiller que practica la modalidad de espada en la Sala de Armas de Madrid. “Para mi es un deporte elegante y duro. Te aseguro que es con lo único con lo que realmente me olvido de todo”.
Muchos esgrimistas coinciden: practicar esgrima abstrae. Es un juego muy mental… y también muy olvidado. A pesar de que los primeros tratados técnicos fueron escritos por españoles allá por el siglo XV, la esgrima sigue siendo un deporte minoritario en nuestro país. Según la Real Federación Española de Esgrima, el número de federados que compiten a nivel nacional ronda los 6.628 – en fútbol el número es de 1.248.511- a los que hay que sumar las licencias de federaciones regionales y por supuesto, la esgrima de ocio en clubes deportivos.
Sin embargo, la cobertura de los Juegos Olímpicos, figuras como la esgrimista Teresa Díaz y el interés de marcas de lujo como Dior pueden atraer a quienes buscan mucho más que desfogarse con un deporte.
El secreto para una mente ágil y enfocada
Convivir con el fallo: en esgrima se pierde más veces que se gana. María Mariño, esgrimista profesional y psicóloga deportiva, conoce a la perfección los procesos mentales que sienten los deportistas durante un asalto. “En este deporte convivimos mucho más con la derrota y el error que con el éxito y la perfección”. Aceptar perder y gestionar la frustración son otras de las ventajas aplicables al día a día. Touché!
- Ser un estratega: si hay un adjetivo que define la esgrima ese es “táctico”. Son muchas las decisiones que hay que tomar, desde el análisis del rival, la distancia de ataque, hasta los juegos de engaño o el control del tiempo. En esgrima se gana o se pierde por cuestión de milímetros o décimas de segundo.
- Super poder de concentración: el nivel de atención es altísimo. Más aún teniendo en cuenta que se trata de un juego individual. “Mentalmente exige una gran capacidad para gestionar emociones” explica la psicóloga.
En forma practicando esgrima
Como deporte de combate y ataque, la esgrima requiere de cierta forma física pero cualquier persona puede iniciarse en cualquiera de sus tres modalidades (florete, espada o sable) y además, es poco lesiva. Las principales ventajas son:
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Fortalece piernas y glúteos: la posición más común es en guardia, una postura que requiere moverse muy flexionada o casi en semicuclillas. Los cuádriceps y los glúteos lo notarán. Eso sí, las rodillas pueden sufrir más de lo habitual.
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Resistencia, mucha resistencia: la esgrima es un tiovivo de intensidad. Son combates cortos pero muy aeróbicos, similar a lo que ocurre en el boxeo. El cardio está asegurado.
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Mejora la coordinación: saltar, puntear, atacar, esquivar y todo sin salirse de la pista. El control de los pies en los desplazamientos es fundamental.
- Desarrolla la flexibilidad: los ataques y defensas requieren de mucha agilidad y capacidad para estirarse y tocar al adversario, aunque María apunta que “hay que trabajar bien la compensación porque en una mano llevamos un arma y la espalda o los hombros pueden resentirse de un lado”
- El efecto WOW: deporte y estilo nunca estuvieron tan unidos como en la esgrima. La equipación – chalecos, chaquetilla, careta, espada… – son fuente de inspiración para la industria de la moda o el cine, un factor más para impulsar este deporte de enorme potencial.