Viajemos a febrero de 2021: Kamala Harris protagonizaba entonces la portada de Vogue USA tras asumir la vicepresidencia del Gobierno Biden. Aparecía en ella con un traje de chaqueta un poco sport: pantalón pitillo, americana algo estrecha, camiseta blanca, collar de perlas (con un toque actual) y unas Converse. La elección, en lugar de destacar, resultó sorprendentemente informal para la revista Vogue y las redes sociales se incendiaron. Tanto que la revista tuvo que emitir un comunicado al respecto: “A todo el equipo de Vogue le encantaron las fotografías realizadas por Tyler Mitchell, y pensamos que la más informal capturaba la naturaleza auténtica y accesible de la vicepresidenta electa, un sello de identidad de la Administración Biden/Harris”.
Para una audiencia acostumbrada a ver cómo Vogue transforma a cualquier figura en su versión más deslumbrante, la elección fue inesperada. Pero el asunto no quedó ahí: hubo incluso quien denunciaba que la piel se había aclarado con photoshop, a pesar de que el fotógrafo, Tyler Mitchell, fue el primer afroamericano en realizar una portada para Vogue EE.UU. En cuanto al estilismo, la vicepresidenta prefirió no recurrir al equipo de estilistas de la revista; su propio equipo decidió su vestimenta y maquillaje. El resultado
final, sin embargo, recibió críticas por considerarlo “poco presidencial”, según los críticos de moda del momento.
Regresemos al presente reciente, octubre de 2024: Kamala Harris vuelve a protagonizar la portada de Vogue USA. Aunque solo han pasado tres años desde su primera aparición, el cambio en su estilo y actitud es notable. Esta vez, luce un elegante traje de chaqueta entono marrón, acompañado de una blusa satinada a juego con un elegante cuello chimenea. La imagen, capturada por la icónica fotógrafa Annie Leibovitz, muestra a Harris distinguida, empoderada, majestuosa… Ahora sí, encarna perfectamente el espíritu de Vogue.
Hay sin embargo, un detalle que conecta esta portada con la de 2021: el equipo de Harris ha vuelto a elegir el vestuario. En los créditos se indica que el traje es de Gabriela Hearst, parte de la colección personal de la vicepresidenta. Es evidente que ahora Kamala cuenta con un armario muy distinto.
Durante estos años, el cambio de estilo de Kamala Harris ha sido evidente y comentado en numerosos círculos. La prensa de moda ha escrito varios artículos al respecto y los rumores sobre quién estaba detrás de esta evolución no han cesado apuntando a Leslie Fremar como la asesora clave en su transformación estilística. Fremar. La reconocida estilista, apareció junto a Harris en la Convención Nacional Demócrata de Chicago en agosto, lo que aumentó las especulaciones. La confirmación ha llegado sin lugar a dudas cuando Fremar ha compartido en su cuenta de Instagram la nueva portada de Vogue protagonizada por Harris, consolidando su rol en este renovado look de la vicepresidenta.
Leslie Fremar es la creadora de algunos de los looks más icónicos de los últimos tiempos y estilista de confianza para figuras como Charlize Theron y Jennifer Connelly. Ambas están siempre en el podio cuando posan en una alfombra roja. Considerada la “David Copperfield” de la moda, Fremar es la gran estrella con la que todas las celebridades sueñan trabajar. Según su cuenta de Instagram, también fue el estilista detrás del vestuario en la boda de Brooklyn Beckham y Nicola Peltz, y ha creado looks memorables para Julianne Moore. Antes, Leslie, trabajó para Vogue y Salma Hayek, que recordemos está casada con el dueño del emporio Gucci, fue su primera
clienta.
Kamala cuenta ahora con algunas señas de identidad en sus looks. Suele llevar traje de chaqueta y pantalón con blusa. Una lazada o algún detalle en el cuello lo cambian todo y la alejan de la imagen masculina que en su día tanto criticaron a Hillary Clinton. Es tal la seña de identidad, que incluso en el póster que se vende en la web de la campaña demócrata para financiarse, realizado por la artista Tracie Ching, luce americana y camisa con lazo. Su media melena también ayuda a darle naturalidad y de nuevo se aleja del pelo de “peluquería” de sus antecesoras o de otras mujeres poderosas como Margaret Thatcher o Ángela Merkel. Las joyas que luce suelen ser discretas y con un toque de modernidad.
La magia de Fremar ha sido lograr para la candidata a la presidencia una estética refinada y discreta que transmite poder, pero no elitismo. Feminidad y fuerza. Kamala ha logrado con sus looks el equilibrio total. Si vestir bien es la perfecta combinación de las tendencias del momento con personalidad y saber seleccionar las prendas adecuadas para cada ocasión con regularidad y precisión, Kamala Harris es la mujer mejor vestida de América. Con ayuda, eso sí, de una estilista que ya ha hecho historia.