MODA

Emily in Paris o el triunfo de la ropa de segunda mano

La popular serie de Netflix ha convertido la reventa de un vestido de Balmain en la fórmula más chic para conseguir miles de euros en cuestión de segundos, pero… ¿Puede la ficción fomentar el mercado del resale?

Incluso quienes no han visto Emily in Paris están al corriente del impacto que tiene tanto la (¿inverosímil? ¿absurda? ¿irresistible?) trama de la serie como sus impactantes looks, pues sin duda hablamos de la ficción que mejor ha sabido hacer de la moda una protagonista más tras la-tan-echada-de-menos Sexo en Nueva York. En el último capítulo de la nueva temporada de la serie que protagoniza Lily Collins Mindy, su mejor amiga, se enfrenta a cierto aprieto económico (estoy intentando no hacer spoiler alguno) y es la siempre resolutiva (¿e insoportable?) Emily quien le explica que en Vestiaire Collective puede ganar dinero vendiendo algunas de sus prendas de diseño. Dicho y hecho: en escasos segundos, Mindy vende un vestido Balmain, regalo de su pareja, a través de la aplicación, aunque en la serie lo hace en un sitio físico… Pero qué queréis que os diga: vender por el móvil queda más feo en
la pequeña pantalla, ¿no? Si no has visto el capítulo y estás pensando que es terrible vender regalos, te recomiendo que lo veas, porque estoy segura de que comprenderás a la cantante a la perfección.

“Nos emociona muchísimo asociarnos con una serie de televisión tan icónica que celebra la moda de un modo tan influyente. Esta asociación es un importante hito para la integración de la moda circular en los programas populares y refleja la importancia que tiene el mercado de la moda de segunda mano en la actualidad. Aprovechando esta visibilidad global, esperamos motivar a más personas a comprar moda de segunda mano y contribuir a un futuro más sostenible”, asegura Fanny Moizant, Cofundadora y Presidenta de Vestiaire Collective. La plataforma desea con la aparición en la popular serie aumentar su relevancia en América, que es la responsable del 20 % de sus ventas. Aprovechando el tirón de la breve aparición, la aplicación líder mundial de compraventa de moda de lujo de segunda mano ha lanzado además una selección exclusiva que encarna la estética de algunos personajes de la serie.

Lo cierto es que no es la primera vez que el mundo de la reventa de moda de lujo se hace con la pequeña pantalla, pues en And just like that, el personaje de Charlotte ya no comparte con sus amigas en pleno brunch problemas de pareja, como ocurría en Sexo en Nueva York, sino que les cuenta ciertamente contrariada que su hija, Lily (no Collins, por si hace falta matizar, que nunca se sabe) había vendido algunos diseños de su armario en Real Deal. “Es como The Real Real, pero son rápidos, furtivos y pagan en efectivo. Ya sabes, como en un negocio de drogas”, asegura. The Real Real es la plataforma de venta de lujo de segunda mano nacida en 2011, y desde entonces, ha vendido más de 40 millones de artículos. Lo curioso es que en ambas series, el vestido que termina por ser vendido es un diseño rosa que en ambos casos (esto se debe a mi frikismo y a que por más que me pese, a que tengo ya más años que la Alta Costura) me hace pensar al capítulo de Los Simpson en el que Marge se compra un traje vintage rosado de Chanel que rehace una y otra vez para intentar hacer parecer a su nuevo grupo de adineradas amigas que tiene varias prendas de la icónica firma.

Pero al margen de ese apunte nerd, en la nueva temporada de Emily in Paris, junto al vestido de Balmain, podemos ver otros diseños de segunda mano, como un increíble vestido de archivo de Mugler que también luce Mindy. El informe ‘What an Accelerating Secondhand Market Means for Fashion Brands and Retailers’ (Mercado de segunda mano en aceleración: lo que significa para las marcas y los actores de la industria de la moda’ en español), puesto en marcha por Boston Consulting Group (BCG) y Vestiaire Collective, indica que el valor estimado del mercado de compraventa de ropa, calzado y accesorios de segunda mano oscila entre los 100.000 y 120.000 millones de dólares en todo el mundo, tres veces más que en 2020, por lo que no es de extrañar que la plataforma haya querido aprovechar el éxito de Emily in Paris para dar un nuevo empujón el negocio.

Mucho menos glamouroso, pero igualmente bueno para el medioambiente y para la visibilidad del negocio de la segunda mano, es el hecho de que el reality de dating americano Love Island haya llegado a un acuerdo con eBay para que sus concursantes lleven looks de segunda mano procedentes de la plataforma, pues antes de este deal, el programa estaba patrocinado por I Saw It First, una web de moda que vende prendas y accesorios a partir de tres euros, por lo que las críticas no tardaron en llegar al show. “Como programa televisivo, nos esforzamos por ser una producción más respetuosa con el medio ambiente, y por eso nos hemos querido esforzar en demostrarlo en la pequeña pantalla”, aseguró Mike Spencer, productor ejecutivo del reality.

Según el último estudio de Bain & Company en colaboración con Altagamma, durante los tres primeros meses de 2024, el mercado de lujo se ralentizó en la mayoría de las regiones debido a las presiones macroeconómicas, por lo que es importante que los shows con grandes audiencias intenten con su visibilizar ayudar a este mercado. “A medida que emerge una narrativa de resurgimiento y resiliencia, las marcas de lujo deben repensar la forma en que construyen su propuesta de valor para priorizar la confianza y la conexión con los consumidores”, dijo Claudia D’Arpizio, socia de Bain & Company y líder global de Artículos de Lujo y Moda de Bain.

Para terminar, y sigo empeñada en no hacer spoiler alguno, tengo que decir que Mindy necesita para “su cometido”, para el que diversas fuentes estiman que tendría que reunir más de 100.000 euros, tener como mínimo tres vestidos más de Balmain. Pero me está leyendo, un consejo: que venda los leggins estampados con aplique floral de Magda Butrym, que cuestan 1.000 euros, el top a juego de seda con abertura de la firma, que cuesta 1.720 euros, y el sombrero de Anthony Peto, que cuesta 260 euros, que dan forma al look con el que acude a Vestiaire Collective a hacer su reventa, y ya tiene un buen extra más. Voilá!

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