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Ellas tienen la marca: mujeres que están redefiniendo la moda y la belleza en España

Han creado marcas con identidad propia en un mundo donde la moda y la belleza cambian a velocidad de vértigo. ¿Qué tienen todas ellas en común? Sin seguir reglas ajenas, han convertido su talento en negocio

Si la moda y la belleza fueran un tablero de ajedrez, las reglas las habrían escrito hombres con corbata. Pero hay mujeres que han decidido jugar con sus propias fichas, apostando por su instinto y su talento. No siguen tendencias, las crean. No esperan oportunidades, las inventan. Y han conseguido que sus nombres no solo suenen en el sector, sino que se graben en la piel de sus clientas.

Carmen de la Puerta, Leticia Vázquez y Belén Pérez, María Fernández, Rosa Pino, Judith García o María Ángeles de Broto comparten algo más que un amor por la estética: todas han convertido su idea en un negocio sólido sin pedir permiso.

Judith García (Mani Cure)

Judith García podría haber seguido en el marketing de toda la vida, vendiendo productos que no se pueden tocar. Pero prefirió cambiar el algoritmo por las manos reales de sus clientas. Mani Cure no es un simple servicio de manicura a domicilio; es un manifiesto de cómo la belleza puede adaptarse a la vida y no al revés.

“Es una satisfacción poder ayudar a tantas mujeres en su día a día”, confiesa Judith García. Y lo hace con un equipo compuesto enteramente por mujeres, especialistas en esmaltado y cuidado de manos y pies. Mani Cure es una declaración de principios: la comodidad, la profesionalidad y la excelencia no están reñidas con la rutina.

María Ángeles de Broto (Brudy Technology)

María Ángeles de Broto no viene del mundo de la moda, pero sí del de la innovación. Con más de 30 años en el sector de la investigación, decidió que su siguiente paso sería transformar la cosmética con un ingrediente revolucionario: el DHA Algatrium. ¿El resultado? Productos veganos, sostenibles y con la promesa de un cuidado consciente.

Mientras el mercado sigue vendiendo milagros en frascos pequeños, ella y su equipo apuestan por la ciencia, la calidad y una cosmética que realmente entiende la piel. Su empresa, Brudy Technology, es el ejemplo de que la belleza y la innovación pueden (y deben) ir de la mano.

Carmen de la Puerta (Vogana)

Carmen de la Puerta no quiere hacer ropa pasajera. Vogana es un proyecto que huele a herencia, a prendas que no se compran para una temporada, sino para una vida. Con producción local y un diseño que esquiva lo efímero, ha convertido su firma sevillana en un referente de la moda que importa.

Leticia Vázquez, izquierda, y Belén Pérez-Torres, derecha (Phialebel)

Leticia Vázquez y Belén Pérez hicieron lo propio con Phialebel, entendiendo que la moda no es solo diseño, sino estrategia. Y la suya fue clara: crear bolsos con alma y un ápice de nostalgia. Así, nació una marca de bolsos vintage inspirada en la abuela de sus fundadoras (y primas). No hay prisa en su artesanía ni atajos en su elegancia: cada pieza nace en España con la paciencia de quien sabe que lo eterno no se improvisa.

María Fernández (Uniqshoes)

María Fernández, por su parte, supo ver lo que muchas pasarelas no han querido admitir: las mujeres quieren elegir. Con Uniqshoes, ha puesto el diseño en manos de sus clientas, permitiéndoles crear zapatos a medida sin depender de lo que dicten las grandes marcas. Porque si la moda es una forma de expresión, que sea en voz alta.

Rosa Pino tomó un material tan tradicional como el cuero y le quitó la pátina de lo antiguo sin perder su esencia. Monpiel es una marca que juega con la atemporalidad, con bolsos y accesorios pensados para durar, para contar historias a lo largo del tiempo. Apostó por la producción responsable y la venta online, y el mercado le dio la razón.

Rosa Pino (Monpiel)

Emprender, más allá de tener buen gusto, es saber leer el mercado sin vender el alma en el proceso. Todas ellas han demostrado que el talento, combinado con estrategia y una buena dosis de osadía, puede dar como resultado marcas que trascienden modas y se convierten en referentes. No han seguido el camino fácil, pero han construido negocios con identidad propia.

Sí, la belleza y la moda en España tienen nuevos nombres propios. Y no necesitan presentación: su trabajo habla por ellas.

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