La aparición en la escena pública de Ella Emhoff no es nueva. De ella se habló mucho el día de la toma de posesión de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos. En ese momento, su madrastra, Kamala Harris, se convertía en la primera mujer vicepresidenta del país y en todo un símbolo de empoderamiento femenino. El look de Emhoff esa mañana en el Capitolio no pasó desapercibido para nadie y cuentan que su abrigo de Miu Miu provocó que se incrementara un 455% las búsquedas en Internet de la compañía italiana perteneciente al grupo Prada.
Tal fue el impacto que causó que, incluso, llegó a firmar en el año 2021 por la prestigiosa agencia IMG como modelo, aunque a día de hoy no queda rastro de ella en la página de la empresa. Hija del primer matrimonio de Douglas Emhoff, desde 2014 es hijastra de Harris y, de hecho, ella y su hermano Cole la apodan cariñosamente ‘Momala’. La relación entre ellos al parecer es más que idílica y, de hecho, la exmujer de Douglas y madre de Ella y Cole, se ha declarado fanática de Kamala y ha resaltado la buena relación que tiene toda la familia.
Centrándonos en Ella, y más allá de su madrastra, debemos reconocer el interés que puede despertar un perfil como el suyo. Para empezar, por su propia familia: es hija de un destacado abogado judío que dejó su trabajo cuando Harris accedió a la vicepresidencia para no entrar en incompatibilidades, y su madre, por su parte, es una productora ganadora de varios premios Grammy y Emmy. Este contacto directo con las artes le ha hecho desarrollar una carrera creativa que decidió centrar en la moda.
Se graduó en la prestigiosa escuela Parsons, una de las más exclusivas de Estados Unidos, y desde entonces ha ido forjando una carrera en la que destaca su interés por la sostenibilidad por el punto. En su perfil de Instagram, que subió hasta los 300.000 seguidores cuando pasó a formar parte de la segunda familia de América, da a conocer de primera mano las creaciones que realiza, todas con un aire naif y artesanal. Según explica, creó Soft Hands, el nombre de su empresa, en 2021 con el interés de explorar nuevas oportunidades en la moda y el diseño, así como para servir de consultora creativa y de eventos.
Ha volcado su conocimiento en Bellas Artes para explorar el mundo del textil a través del punto, creando obras que son pequeñas
piezas de arte contemporáneo. Colabora con diversas marcas y realiza instalaciones creativas, además de ser la responsable de una comunidad en la que enseña a tejer y donde busca no solo reivindicar ese trabajo artesanal, sino también crear sinergias y comunicación entre las personas.
El aspecto de Ella tampoco es nada convencional para una hija de una vicepresidenta de los Estados Unidos y, posiblemente, eso sea lo que más atrae el interés de la prensa. De hecho, basta echar un vistazo a su perfil de Instagram para darse cuenta de ello. Su cuerpo, lleno de tatuajes, la manera en la que se peina o la ropa que lleva dista mucho de las familias Biden, Obama, Bush o Clinton. Todos los hijos e hijas que ocuparon la Casa Blanca o la rotonda del Observatorio número 1 (la residencia de la vicepresidencia americana) siempre han tenido un perfil mucho más conservador, con el que Emhoff ha decidido romper.
Y esto no es todo. De hecho, la propia Emhoff ha podido darle algún que otor dolor de cabeza a Harris, y quizás sin pretenderlo. Pese a ser hija de judíos, asegura no practicar esta religión. A finales de 2023, Ella decidió impulsar a través de sus redes sociales la recaudación de fondos para los niños palestinos afectados por la guerra. Esto provocó un escándalo, por una parte por ser hija de quien es (e hijastra) y, por otra, por no hacer referencia en el texto a ningún judío.
En una situación como la actual, con un candidato a la presidencia de los Estados Unidos en constante cuestionamiento, la familia de Kamala Harris debe tenerlo todo preparado para una posible mudanza a la Casa Blanca. En principio, esto no debería suponer ningún problema para Ella, que residen en Nueva York, pero lo cierto es que es entonces cuando todas sus acciones podrían pasar (todavía más) a un primer plano.
