“No me gusta mi cuello. Francamente. Si lo vieran tampoco les gustaría, aunque lo más probable es que, por educación, no lo confesaran. Si yo hiciera algún comentario, si dijera, por ejemplo: «Me horroriza mi cuello», seguro que me responderían amablemente algo como «No sé de qué me hablas». Mentirían, claro, pero se lo perdono”, escribe Nora Ephron en No me gusta mi cuello (Libros del Asteroide S.L.U., 2023).
“Todas estamos bien para nuestra edad… Si no fuera por el cuello. Ay, los cuellos. Son cuellos de gallina. Son cuellos de pavo. Son cuellos de elefante. Son cuellos con papada y cuellos con arrugas a punto de convertirse en papadas. Son cuellos esqueléticos y cuellos gordos, cuellos caídos y cuellos fofos, cuellos con anillos de Venus, cuellos arrugados, cuellos fibrosos, cuellos descolgados, cuellos flácidos, cuellos con manchas. Son cuellos con una asombrosa combinación de todo lo anterior. Según mi dermatólogo, el cuello empieza a estropearse a los cuarenta y tres años, y se acabó. Puedes maquillarte, ponerte corrector de ojeras y teñirte el pelo; puedes inyectarte bótox y ácido hialurónico en las arrugas, pero sin cirugía no hay manera de arreglar el cuello. El cuello te delata irremediablemente. La cara es mentira y el cuello es la verdad”, dice.
Aunque sus palabras están claramente bañadas por ese humor que caracterizaba a la prosa de la escritora, no por ello están exentas de una dolorosísima verdad.
Ese fatídico día que llega
Cuando se alcanza cierta edad es cuando de repente, la voz de madres, tías y abuelas resuenan en nuestras mentes al recordar que la piel del cuello y del escote es especialmente delatora del tiempo. Por supuesto, cuando somos jóvenes esos comentarios no nos alteran ni preocupan demasiado, hasta que llega el fatídico día en el que el espejo les da la razón. El motivo por el que la piel del cuello y escote tiende a envejecer más rápido es, explica Virtudes Ruíz, cirujana y médico estético, que se trata de una piel más delicada, debido a que es más delgada y tiene menos fibroblastos (células que producen colágeno y elastina), y menos glándulas sebáceas.
“Además, es una zona muy expuesta a la radiación solar y, por ello, a sufrir fotoenvejecimiento, y a la que solemos prestar menos atención que a la cara. Es decir, no realizamos prevención como hacemos con el rostro, y cuando queremos darnos cuenta ya tenemos signos evidentes de envejecimiento y flacidez”, asegura. “Las tres capas que forman la piel, epidermis, dermis e hipodermis, en ambas zonas, son mucho más finas que en el resto de la cara, tienen menos fibroblastos, y células productoras de colágeno y elastina, lo que supone menor elasticidad y capacidad de firmeza e hidratación.
Además, por ejemplo, en el cuello tenemos el músculo platisma que tira hacia abajo de la cara y forma las cuerdas platismales en algunas personas (sobre todo en las que tienen un cuello largo y delgado), lo que les produce un envejecimiento precoz. Y en el escote se forman arrugas verticales, por presión, al dormir de lado, sobre todo en mujeres. La flacidez y las arrugas finas también están presentes desde los 40 años por el fotoenvejecimiento, el efecto del músculo platisma o el efecto posicional (cuando miramos hacia abajo todo el rato se marcan más los anillos de venus o arrugas en forma circular que ocupan varias zonas del cuello)”, detalla María Vicente, cirujana y médico estético.
La dermatóloga Cristina Schoendorff, de la unidad de antienvejecimiento de la Dra. Sánchez Dehesa, asegura que el cuidado del cuello y escote es el gran olvidado. “Para preservar la salud de la piel en el cuello y el escote, es crucial establecer una rutina de cuidado diaria. La aplicación de cremas hidratantes formuladas específicamente para estas áreas sensibles puede ser esencial para mantener la hidratación y minimizar la aparición de arrugas. Ingredientes como el ácido hialurónico y las vitaminas C y E son particularmente beneficiosos, ya que nutren profundamente y promueven la regeneración celular. Es importante también evitar productos de cuidado cutáneo que sean demasiado agresivos y puedan deshidratar la piel, exacerbando la fragilidad y la formación de arrugas en estas zonas críticas”, asegura.
Recomienda emplear Flamingo Neck Flash Firming Concentrate de Eleven Obi, un concentrado especialmente formulado para reafirmar y tonificar la piel del cuello y el escote, y Phyto Nature Firming Serum de Dermalogica, un sérum bifásico que reafirma, eleva y revitaliza para despertar la naturaleza de la piel, rejuveneciéndola hasta 5 años.
Valoremos nuestro cuello
“Por el día lo mejor que podemos hacer es aplicarnos un buen serum antioxidante con astaxantina o vitaminas C y E, y encima siempre una buena protección solar factor SPF50 y de amplio espectro”, aconseja la doctora Vicente. “A nosotras nos gusta mucho utilizar cremas con DMAE para cara, cuello y escote en las rutinas nocturnas, para no tener que usar diferentes productos, por su efecto tensor y ‘de memoria’ sobre la piel”, aconseja la Dra. Ruíz para terminar. Pero antes, recordemos una reflexión de Ephron a tener muy en mente.
“Una de las cosas que más lamento —incluso más que no haber comprado el apartamento de la calle Setenta y cinco Este, incluso más que mi mayor descalabro amoroso— es no haberme pasado la juventud enamorada de mi cuello. Nunca se me ocurrió dar las gracias por mi cuello. Nunca se me ocurrió que tendría nostalgia de una parte de mi cuerpo que daba totalmente por sentada”. Pues eso. Valoremos nuestro cuello y nuestro escote mientras podamos y cuidémoslos cuanto antes.