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El lujo de la artesanía: la llata de Mallorca siempre es tendencia

La isla mediterránea reivindica una de las técnicas artesanas más antiguas: la llata, dando forma bolsos y capazos que nunca pasan de moda

Imagen cortesía de Escuela Artesana.

En corrillo, sentadas en sus sillas, un grupo de mujeres mueven hábilmente sus manos. Entre sus dedos bailan las cintas del palmito que parecen destellos que van y vienen. Están trenzando las hojas del garballó, una palmera enana autóctona de las islas Baleares, que ha sido la materia prima de una tradición milenaria.

La llata de Capdepera: el corazón artesano de Mallorca

La llata o palmito – no confundir con el mimbre o con la enea- forma parte de la tradición artesana de Mallorca. Las senallas o capazos llenan las tiendas de souvenirs de la isla. Tampoco faltan las escobas, los cordados o bolsos elaboradas con este material que seguramente viajará miles de kilómetros para decorar algún rincón doméstico. 

Pocos conocen la historia (y horas) detrás de cada pieza: una tradición revitalizada a principio de los 2000 por Ses Madones, un grupo de mujeres dedicadas a preservar y valorar el patrimonio cultural de la isla. 

El resurgir de la llata

A este colectivo se unió Araceli Iranzo, una zaragozana que decidió aparcar su trabajo en Madrid para dar rienda a su creatividad y aprender una técnica que hace unas décadas parecía invisible. “Veía cómo el grupo de artesanas se iba reduciendo con la edad y lo difícil que era poder encontrar relevos para el grupo” comenta. En 2018, propuso fundar L’Escola de l’art de Ses Madones de sa Llata.

En esta aventura, le acompaña Antonella Farris, la otra fundadora en 2021 de La Escuela Artesana donde imparten cursos prácticos no solo de llata, sino de otras tradiciones artesanales como carpintería, teñido de telas y metalurgia. “Desde el principio tuvo muy buena aceptación y hemos enseñado estas artesanías a unas mil personas en Mallorca”, explica Araceli, también dueña de la tienda Antic Mallorca, donde vende diseños de palmito tradicionales.

Bolso de llata diseñado por Araceli.

Tradición y comunidad: la llata es social 

Los alumnos ponen a prueba su paciencia y maña durante los cursos intensivos que la escuela organiza a lo largo del año. Hasta allí llegan para aprender a preparar y trenzar la hoja que poco a poco se convertirá en un ventall o abanico o en una resistente cesta. La técnica es tan importante como el sentido de comunidad que se genera. 

Algunos buscan conectar con aquello que hacía la abuela, otros quieren mejorar su técnica para convertirse en profesionales y otros, simplemente conectar consigo mismos. “Son muy diversas las motivaciones de cada persona, pero diría que con la llata siempre encuentras más de lo que buscabas”. 









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