La intimidad es el alma de cualquier relación de pareja. Va más allá de los sexual porque se centra en los pequeños gestos cotidianos: una conversación antes de dormir, un abrazo inesperado o simplemente compartir el silencio. Sin embargo, mantener esa complicidad no siempre es fácil. Según un estudio reciente de Pikolin, titulado Radiografía de la intimidad de las parejas españolas, 9 de cada 10 parejas en España afirman tener dificultades en este ámbito. Las principales barreras que señalan son el cansancio, la falta de tiempo, la presencia de los hijos y la distracción constante que suponen el móvil y las redes sociales. El informe, basado en una encuesta a 1.000 personas de entre 25 y 65 años, revela que el 86% de los participantes considera el dormitorio el corazón de su relación. Más allá de ser un simple espacio físico, lo ven como un refugio donde pueden reconectar emocionalmente.
“La cama es el lugar donde bajamos el ritmo del día a día y donde podemos estar realmente presentes. Es un espacio que puede facilitar el contacto visual, el diálogo y el acercamiento físico, pero también puede convertirse en un lugar de desconexión si no somos conscientes de cómo lo utilizamos”, explica Sonia Encinas, sexóloga y terapeuta de parejas.

Javier Bardem y Penélope Cruz en ‘Vicky Cristina Barcelona’ (Woody Allen, 2008)
Las distracciones del día a día: el enemigo de la conexión
El estudio confirma que el ritmo de vida actual está afectando la intimidad de las parejas. El 64% de los encuestados señala el cansancio como el mayor obstáculo, mientras que el 50% admite que suele mirar el móvil en la cama y un 32% ve la televisión en este espacio. Ante estos datos, no sorprende que el 65% considere que reducir estas distracciones podría mejorar su relación.
Encinas advierte que el problema no es usar el móvil o ver una serie antes de dormir, sino que estas actividades se conviertan en hábitos que sustituyen la interacción en pareja. “La intimidad es el pegamento de los vínculos humanos. Si no hay un espacio para compartir, la conexión emocional se debilita”, señala.
A pesar de estos desafíos, el informe ofrece un dato positivo: 6 de cada 10 personas dicen sentirse satisfechas con su relación y hacen un esfuerzo consciente por mantener viva la intimidad. Los hábitos que más contribuyen a ello incluyen acostarse a la misma hora, conversar en la cama sobre el día a día y compartir momentos de complicidad y risas.

Javier Bardem y Penélope Cruz en ‘Vicky Cristina Barcelona’ (Woody Allen, 2008)
Sin embargo, el contacto físico sigue siendo una asignatura pendiente para muchas parejas. Solo el 30% de los encuestados dice abrazar a su pareja antes de dormir. “Las muestras de afecto diarias, por pequeñas que sean, son fundamentales. Nos ayudan a sentirnos reconocidos y conectados en medio del ajetreo diario”, destaca Encinas.
A pesar de los desafíos, hay esperanza. El 68% de los encuestados cree que su relación está en una fase positiva (pasión, ternura o reconexión), frente a un 32% que la percibe como negativa (distanciamiento, rutina, infidelidad o ruptura).
El estudio también sugiere que la satisfacción en la pareja varía según la edad y la presencia de hijos. A medida que pasan los años, las personas tienden a ser más críticas con su relación, y el contacto físico disminuye en un 12%. Además, las parejas sin hijos suelen valorarse con un 8,2 sobre 10 en términos de satisfacción, mientras que aquellas con hijos puntúan su relación con un 7,4.
Por otro lado, también hay diferencias de género: las mujeres tienden a ser más exigentes en su evaluación de la relación. Solo el 65% de ellas la califica de manera positiva, frente al 71% de los hombres. La conclusión del estudio es clara: la intimidad no es algo que se mantenga solo, sino que requiere intención y compromiso. Por eso, y según la experta, identificar los obstáculos y hacer pequeños cambios en la rutina diaria puede marcar la diferencia. A fin de cuentas, los gestos más simples -como apagar el móvil un rato antes de dormir, abrazarse más a menudo o dedicar unos minutos a hablar sin distracciones- pueden ser el secreto para mantener viva la chispa en la relación.