Vacaciones

Desconectar sin culpa es posible (y esta es la clave)

Tan deseadas como cortas. Las vacaciones de verano se convierten en un periodo para recargar energías y escapar de la rutina diaria. Sin embargo, no es raro que la tan esperada desconexión venga acompañada de un incómodo sentimiento de culpa. ¿Es posible realmente desconectar sin sentirse culpable? Una psicóloga experta nos da las claves.

chica descansando

Los españoles tienen por ley 30 días naturales de vacaciones al año y aunque se vayan usando a lo largo del año, la realidad es que el verano, especialmente los meses de julio y agosto, son las semanas donde se deposita el tan deseado descanso. 

Planificar, reservar el hotel, comprar los billetes de avión, hacer maletas… son tareas que también generan desgaste y estrés. Más aún, si además el tiempo de verano se comparte con otros familiares o amigos. La psicóloga Laura Solana, experta en el tratamiento del estrés, la ansiedad y el burn out, explica “Hay motores que tienen que ver con la autoexigencia, con tener que satisfacer las necesidades de otros”, explica. “Al pasar tiempo con la familia seguimos haciendo tareas cotidianas como cocinar, o hacer compras… hay que ponerse en la lista de prioridades. Hay que aprender a dejarse ir”

¿Desconectar? Mejor, re-conectar

Volcar todas las expectativas de descanso en las vacaciones de verano puede ser un error. Los condicionantes del día a día siguen activados: móvil, emails, ordenador, calendario, llamadas… la mente viaja de nuevo a la oficina. “El problema es que en nuestro día a día estamos hiperconectados al mundo externo y estamos hiper desconectados de nuestro mundo interior”, y amplía “el reto real no es tanto desconectar sino reconectar con nosotros mismos”.

Para conseguirlo es esencial hacernos dos preguntas: qué necesito y qué me apetece. Durante los días de descanso las obligaciones ceden y dan el relevo a cuestiones más básicas como dormir más horas, pasar horas leyendo, tomar el sol, pasear o simplemente contemplar lo que nos rodea. Sin embargo, no es una tarea fácil. “Los dos o tres primeros días seguimos condicionados”, tanto es así que en su consulta suele aflorar la imperiosa necesidad de ser productivos. “Algunos pacientes me dicen “no sé parar” y “no sé qué me apetece”. Las vacaciones pueden ser un buen campo de prácticas precisamente para descubrirlo” explica. 

descansar en verano sin culpa

Sentirse culpable por parar  

Parar y perder el tiempo, no es lo mismo. Reformular el concepto de “descanso” es fundamental a la hora de afrontar las vacaciones. Aunque no siempre es posible, para algunas personas, como por ejemplo los trabajadores autónomos o las personas adictas al trabajo – los llamados workaholic–  el verano puede representar una fuente de ansiedad y estrés al poner de manifiesto algunas carencias que van más allá del ámbito laboral. 

Más allá de cuestiones económicas, el gran reto actual es dejar de asociar el descanso con la vagancia. Acostumbrados a la obligación de ser productivos, frenar el ritmo es toda una revolución. “Parar es lo más productivo que podemos hacer” explica Laura. “Pensemos en una maratón. A lo largo de la carrera hay zonas de avituallamiento en las que parar y beber agua para poder continuar. Lo mismo ocurre en nuestro día a día

Para frenar la sensación de culpabilidad por “no estar haciendo cosas”, la psicóloga propone trabajar la idea del “aquí y ahora”, especialmente en los momentos más agradables de las vacaciones. “Es fundamental exprimir el momento presente. Fijarse en las personas, las emociones, los colores, los olores… y como si no quisiéramos olvidarlo jamás”.  Es importante esforzarse por pausar hábitos, sobre los digitales: no mirar emails, reducir el tiempo que usamos el teléfono o redes sociales.

Las técnicas de meditación, muy especialmente los métodos de respiración diafragmática, son estrategias para relajar el cuerpo, concentrarse en el presente, bajar revoluciones y reconectar, e insiste, “hay que darse permiso. La única persona que se prohíbe disfrutar eres tú mismo. Sé la directora de tu vida”

Burnt out y vacaciones ¿cómo enfrentarse?

Según el estudio llevado a cabo por Global Workforce of the Future 2023, 7 de cada 10 personas que trabajan han experimentado síntomas de burnout. La expansión de este síndrome en los últimos años implica  agotamiento físico, mental y emocional derivado de una exposición continuada e intensa de estrés en el ámbito laboral. Los síntomas abarcan desde la tristeza, la desmotivación hasta el insomnio, entre otros. Para estas personas, las vacaciones representan un periodo en el que poner en prácticas algunas pautas para su recuperación. “El burn out se hace duro en vacaciones, porque como tal no son suficientes para reparar los estragos. Lo que puede ayudar es aprender a conectar con la necesidad de descanso más básico, es decir, no hacer nada que implique un reto físico, mental o emocional”. 

Pensar en la vuelta: ¡Oh no!

Cuando las vacaciones van llegando a su fin, es casi imposible no pensar en lo que espera a la vuelta. La rutina, la oficina, los horarios… de nuevo el estrés. Laura, especialista en tratar la ansiedad laboral, aconseja identificar los factores que provocan el estrés post vacacional y analizar las causas para evitar que vuelvan a aparecer. “Hay elementos empresariales y otros en los que el paciente también ha podido contribuir. Por ejemplo, ¿sé poner límites?, ¿soy demasiado autoexigente o perfeccionista?” El autoconocimiento es clave a la hora de volver al trabajo con las lecciones aprendidas. “No comencemos el día con 12 horas seguidas de trabajo. Hagamos una transición con pausas cada hora y media o dos” y advierte, en caso de que ese malestar no ceda con el paso de los días, es necesario buscar ayuda en los profesionales.