FOTOGRAFÍA/MODA

David Bailey, el tipo que fotografió el alma de los 60′, se instala este verano en la fundación de Marta Ortega

La Fundación MOP trae a La Coruña la exposición más ambiciosa del verano: más de 140 imágenes del fotógrafo británico que retrató desde Mick Jagger hasta la decadencia elegante de Londres

Jean Shrimpton, fotografiada por David Bailey en 1965. Fotografía: Cortesía David Bailey

Todo listo para que Bailey convierta el Muelle de Batería en el corazón del arte. En los años 60 había dos formas de entrar en la historia: haciéndola o fotografiándola. David Bailey eligió lo segundo, que es lo primero sin los disgustos del poder. A él no le interesaban las revoluciones, sino las caras que las hacían bonitas. Fue fotógrafo de moda por contrato, pero cronista visual por instinto.

Ahora, medio siglo después de congelar con su Leica las pupilas de los Stones y el flequillo eterno de Jean Shrimpton, Bailey aterriza en La Coruña con más de 140 imágenes bajo el brazo. Algunas inéditas, muchas inolvidables, todas con el pulso de alguien que no quería retratar lo que se veía, sino lo que se insinuaba.

La exposición -que llevará por título David Bailey’s Changing Fashion– abrirá sus puertas el 28 de junio en la Fundación Marta Ortega Pérez, esa catedral minimalista que nació entre contenedores y grúas portuarias y hoy alberga lo que antes solo se veía en Londres, París o Nueva York.

Bailey no viene solo. Trae su estudio, su escenografía, sus fotos de Mick Jagger con pinta de haber dormido en una fiesta que sigue sin terminar. Trae a los hermanos Kray, aquellos mafiosos tan británicos que parecían inventados por Scorsese en una noche rara. Y trae también algo que no figura en el catálogo: el ambiente.

David Bailey nunca ha sido un fotógrafo complaciente. Ni siquiera educado. Dejó el colegio a los quince y se formó entre revistas y callejones, haciendo lo que se hace cuando uno no tiene un plan: mirar. Miró hasta que lo llamaron de Vogue y allí empezó a escribir, con cámara, su parte del siglo. Estuvo casado con Catherine Deneuve y fue amigo de Francis Bacon, lo que ya sería suficiente para un buen epitafio. Pero Bailey no tiene prisa. A sus 86 años sigue caminando rápido, como si llegase tarde a algo, con esa energía de quien no se cree su propia leyenda.

La Fundación MOP homenajea al icónico fotógrafo

La Fundación MOP ha decidido dedicarle el verano. Compartirá espacio con Future Stories, una muestra colectiva de jóvenes fotógrafos gallegos, y con The MOP Talks, una serie de encuentros en los que lo importante no es hablar, sino escuchar. Todo en el Muelle de Batería, ese lugar que alguna vez fue sólo industrial y ahora es también cultural, como si los barcos hubieran soltado lastre y lo que trajeran ahora fuese belleza.

La exposición también es un homenaje a una época. A esa década en la que Londres era el centro del mundo y Bailey, su cronista con permiso para disparar. Quienes paseen por la muestra verán más que retratos. Verán actitudes, silencios, declaraciones de guerra en forma de mirada. Lo que venga después -las visitas guiadas, los talleres, los artículos como este- es solo la consecuencia lógica de traer a Galicia a un tipo que no pedía permiso para hacer historia.

Este verano, el norte será más norte. Más eléctrico, más elegante, más Bailey.

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