Fundado en 1967 por Felicísimo Cristóbal, el Asador Cristóbal es un ejemplo vivo de cómo la pasión por la hostelería y el amor a la tierra pueden convertirse en un legado perdurable. Cristóbal, nacido en Segovia, decidió llevar lo mejor de su tierra natal a la capital española, inaugurando este asador que, desde sus inicios, se ha convertido en un referente de la auténtica cocina castellana. Con el apoyo constante de su esposa, Sabina, este matrimonio forjó lo que hoy es un templo de la gastronomía tradicional en Madrid.
Una de las señas de identidad del Asador Cristóbal es su horno de leña, construido a mano por el propio fundador con adobes de barro y paja, siguiendo la técnica tradicional. Este horno, alimentado exclusivamente con leña de encina, se ajusta a los cánones más estrictos de la tradición segoviana. Fue una innovación en su tiempo y continúa siendo el corazón del asador, donde se preparan los emblemáticos asados que han hecho famoso al restaurante.
El cordero lechal de raza churra, con denominación de origen, y el cochinillo segoviano son los protagonistas indiscutibles de la carta. Preparados con mimo y dedicación, estos platos representan lo mejor de la gastronomía castellana, deleitando a generaciones de comensales.
Además de los asados, el Asador Cristóbal ofrece una carta que es un homenaje a Segovia. Entre sus especialidades destacan la morcilla segoviana, los judiones de la Granja, la sopa castellana, el chorizo de la olla y unas croquetas caseras que conquistan a quien las prueba. Cada plato refleja la dedicación y el respeto por las recetas tradicionales, utilizando siempre materias primas de la más alta calidad.
Mención especial merecen sus postres caseros, elaborados a diario con el mismo cariño que caracteriza a toda la cocina del asador. Estos dulces son el broche de oro para una experiencia culinaria que transporta a los sabores auténticos de Castilla.
El amor y dedicación que Felicísimo Cristóbal y Sabina pusieron en su asador se reflejan hoy en la gestión de su hija, Olga Cristóbal. Heredera de los valores que sus padres le inculcaron —constancia, dedicación, esfuerzo y atención al detalle—, Olga lleva más de treinta años al frente del negocio, demostrando con orgullo el legado recibido.
Desde muy joven, Olga se formó en todos los aspectos de la hostelería, desde la cocina hasta la sala, acumulando una experiencia que se traduce en la excelencia con la que dirige el Asador Cristóbal en la actualidad. Su filosofía de trabajo se basa en dos pilares fundamentales: la selección de materias primas de la más alta calidad y un trato al cliente cercano y personalizado.
La misión de Olga es clara: convertir cada visita al Asador Cristóbal en una experiencia memorable. Su dedicación diaria busca no solo satisfacer a los comensales, sino también generar una conexión emocional que los haga regresar. Como decía su padre: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día en tu vida”. Esta máxima, que ha guiado a la familia Cristóbal desde el principio, sigue siendo el alma del asador.
Hoy, el Asador Cristóbal es mucho más que un restaurante. Es un rincón donde tradición y pasión se unen para ofrecer lo mejor de la gastronomía segoviana en Madrid. Cada plato, cada detalle y cada sonrisa del equipo, reflejan el compromiso con una cocina auténtica que honra sus raíces. En el Asador Cristóbal, comer no es solo un acto, es una celebración de la historia, el sabor y el amor por lo bien hecho.
Cordero lechal asado al estilo de Sepulved
Ingredientes (para 2 personas):
- 1/4 de cordero
- Agua (aproximadamente 200ml o su equivalente al fondo de la cazuela)
- Sal para espolvorear la totalidad del lechazo
Elaboración:
- Precalentamos el horno a temperatura máxima. Colocamos el cuarto de cordero en una cazuela de barro, con la espalda hacia abajo, y salamos.
- En el fondo de la cazuela, añadimos agua, es muy importante que la pieza no toque el agua, para ello colocaremos unas tablillas, sobre las que pondremos el cordero.
- Cuando el horno esté bien caliente, introducimos la cazuela con el cordero y regulamos la temperatura a 160º durante una hora aproximadamente.
- Una vez trascurrido este tiempo, comprobamos que la parte superior del cordero presenta un aspecto tostado, de no ser así, ampliamos el tiempo de cocción hasta conseguir el tono dorado.
- Una vez conseguido este aspecto dorado, le damos la vuelta al cuarto de cordero y, con la ayuda de una brocha, untamos de agua, que hemos añadido en la preparación de la cazuela, por la superficie del cordero, y salamos al gusto.
- A continuación, añadimos un poco más de agua a la cazuela, para compensar la consumida en la primera parte del proceso de asado.
- Volvemos a introducir en el horno el cuarto a 160º durante 45 minutos aproximadamente (los tiempos son orientativos dependiendo de la potencia del horno empleado).
- Cuando haya pasado el tiempo aconsejado, ¡el asado estará listo para ser disfrutado!
- Sugerencias de acompañamiento: Ensalada de lechuga, tomate y cebolla. Ensalada de pimientos asados. Patatas fritas o panaderas.