SEX O NO SEX

Castidad nipona: ¿por qué los japoneses están dejando de practicar el amor?

Los jóvenes no se deciden a dar el primer beso, los solteros esquivan las citas y las parejas prescinden del sexo. Mientras, el consumo de contenido pornográfico se dispara. ¿Qué está pasando?

El primer beso es un acontecimiento que suele quedar grabado a fuego en nuestra memoria. Sabemos a quién fue, dónde, cuándo… Casi siempre es un beso adolescente, sin compromiso y más motivado por la curiosidad que por un interés amoroso, pero decisivo. Tanto que, según ha comprobado Eva Lefkowitz, investigadora de la Universidad de Connecticut, las personas que llegan tarde a este hito vital son estudiantes más brillantes y poco dados a asumir riesgos, aunque también presentan un patrón de inhibición y huida sexual que se mantendrá en el tiempo. ¿Es lo que está ocurriendo en Japón?

En la llamada tierra del sol naciente, solo uno de cada cinco estudiantes de entre 15 y 18 años ha dado ya ese primer beso, según la Asociación Japonesa de Educación Sexual. Es la cifra más baja en los últimos 50 años y ya se habla de la epidemia del celibato. La sequía sexual afecta también a la población adulta, donde toma forma la teoría de Lefkowitz. Las parejas japonesas han dejado de tener relaciones íntimas. Así de rotundo es el resultado de una encuesta de la Asociación Japonesa de la Planificación Familiar. Para ser exactos, un 48,3% de los matrimonios no ha tenido relaciones sexuales desde hace al menos doce meses. Como en el caso del primer beso, el porcentaje sube cada año.

Si se le pregunta al hombre, dice que su pareja no responde a sus insinuaciones. Si se le pregunta a la mujer, contesta que “el sexo es demasiado engorroso”. La brecha en sus respectivas libidos es sorprendente: frente al 80% de los hombres que desean tener sexo, el 40% de las mujeres no muestra ningún interés. ¿Qué lleva a entender la práctica sexual como un engorro más? En la encuesta, las esposas sacan a relucir un mal endémico: la frustración con sus maridos. El hombre japonés dedica menos horas a las tareas domésticas y al cuidado de los niños que en cualquier otro país del mundo con el mismo nivel económico. Su apatía sexual no es venganza, sino directamente la consecuencia de un fiasco.

Lo curioso es que ya desde adolescentes actúan con esta misma cautela. El 27,5% de las estudiantes entre 15 y 18 años no ha experimentado aún su primer beso. En los chicos un 22,8%. Son datos de 2023 que, comparados con los de 2005, cuando uno de cada dos ya había besado en los labios alguna vez, despiertan gran inquietud.

Se maneja la posibilidad de que los jóvenes arrastren las prohibiciones que se impusieron en la pandemia. ¿No queda ya demasiado lejano? Yusuke Hayashi, profesor de sociología de la Universidad de Musashi que analizó los resultados, mantiene ese argumento e indica que las restricciones de contacto se produjeron justo en ese delicado momento en que los estudiantes empiezan a interesarse por la sexualidad. Por tanto, las estructuras neuronales que se forman en esta etapa desviaron su interés erótico hacia las imágenes sexuales del manga. Estas y otras fuentes de pornografía motivaron que las prácticas de masturbación definieran su comportamiento sexual. De hecho, la frecuencia de este hábito crece a pasos agigantados.

No es casual que Tenga, uno de los mayores imperios destinados a la masturbación masculina, haya nacido en el país nipón. Paradójicamente, su fundador, Koichi Matsumoto, de 57 años, declaraba hace solo unos días, con motivo del lanzamiento de una llamativa colección, que existe aún demasiado estigma. Buen ejemplo es que sus productos sigan vendiéndose casi a hurtadillas, como algo que hace sentirse a sus usuarios “obscenos y lascivos”.

Con este panorama y teniendo en cuenta que hablamos de la población más envejecida del mundo, preocupan las tasas de natalidad, como señala en su informe la Asociación Japonesa de la Planificación Familiar, pero también los problemas de salud mental que derivan de este desinterés por la sexualidad en pareja y otras presiones arraigadas en la cultura japonesa. La estigmatización de este tipo de problemas y la reticencia a buscar ayuda agravan la situación.

Un estudio publicado recientemente en la revista científica PLOS One encontró un vínculo entre el interés sexual y la longevidad entre los hombres japoneses mayores de 40 años. Los autores hicieron un seguimiento de la salud general y de sus hábitos sexuales a un grupo de 21.000 individuos japoneses de Yamagata que superaban los 40 entre los años 2009 y 2015. Aquellos que mostraron una mayor falta de interés erótico tuvieron tasas significativamente mayores de mortalidad por todas las causas, como cáncer o cardiopatías. En el caso de las mujeres, este tipo de apatía no pareció tener ninguna relación con la longevidad.

El Gobierno no favorece una expresión saludable de la sexualidad. Esta misma semana el Tribunal Supremo de Tokio declaraba inconstitucional la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo. La noticia es positiva, pero destapa que Japón es actualmente el único miembro del Grupo de los 7 países industrializados que no reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo ni ofrece protección legal alguna a las parejas LGBTQ. Boram Jang, investigador de Amnistía Internacional para Asia Oriental, ha difundido un comunicado en el que recuerda que es una injusticia “que pesa mucho sobre sus vidas” e insta al gobierno japonés a tomar medidas para legalizarlo en todo el país.

El escenario sexual en Japón se repite en todos los sondeos, independientemente de quien los impulse. Según los datos recopilados del Inventario Nacional de Comportamiento Sexual Japonés (NInJaS), referidos a adultos japoneses de 20 a 49 años en 2022, el 15,3% de las mujeres y el 19,8% de los hombres nunca han practicado sexo vaginal, anal u oral. De 20 a 29 años, la proporción de hombres célibes sube al 43%; 30%, en las mujeres. El 51,7% de las mujeres y el 55,1% de los hombres no han tenido parejas sexuales en los últimos doce meses. El 4,0% de las mujeres y el 48,3% de los hombres manifiestan haber utilizado alguna vez los servicios de una trabajadora sexual comercial en su vida. Este hábito tiene mucho que ver con el fácil acceso y la visibilidad de la prostitución en las áreas metropolitanas, especialmente en el famosos distrito de luz roja en Kabukicho, en Tokio.

El desánimo está provocando cifras récords de soltería. El Instituto de Población y Seguridad Social del país informa que un 90% de las mujeres jóvenes creen que permanecer solteras es “preferible a lo que imaginan que será el matrimonio”. El escritor Roland Kelts, experto en cultura japonesa, cree que, teniendo en cuenta los sistemas tecnológicos tan sofisticados y atractivos que se han creado, va a ser inevitable que las relaciones eróticas y afectivas se desarrollen en mundos virtuales. Pero incluso esta opción empieza a provocar hartazgo y la sospecha más pesimista es que el panorama nipón podría ser un anticipo de lo que se verá en otras naciones avanzadas. Pero el sexo no deja de ser una necesidad humana y podría ocurrir también que Japón se contagie del sexo piel con piel y el amor de corazón a corazón que aún impera en nuestras sociedades.

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