El vino acompañado de hielo es una práctica cada vez más popular que aunque parezca que se ha puesto ahora de moda, en realidad es casi tan antigua como la propia vinicultura. En tiempos como la Grecia Clásica aguar el vino era algo usual. De hecho, había un encargado de decidir cuántas partes de agua se le ponían a cada vino. Esto se hacía con la intención de rebajar el alcohol de esta bebida, tal y como se hace en la actualdad con la ginebra y la gaseosa, por ejemplo.
Esta práctica es realizada sobre todo en verano, cuando se le da más prioridad al frescor necesario ante las altas temperaturas que al sabor del vino en sí. Eso sí, se debe tener en cuenta que implementar hielo en este tipo de bebida alcohólica supone diluir el carácter del vino, por lo que no es muy recomendable si se trata de un vino con mucha personalidad cuyo puno fuerte es el sabor.
Algunas recomendaciones que también se hacen son meter en la copa uvas congeladas o pequeños cubos de hielo y sacarlos al instante. Estas opciones refrescan el vino sin llegar a aguar la bebida.
Adaptarse al cambio
Esta tendencia de mezclar el vino blanco con hielo parece estar extendiéndose con rapidez debido a la necesidad de adaptarse a las condiciones climatológicas. A esto se suma que antiguamente en España el vino estaba todavía más integrado en la dieta diaria y esto exigía rebajar el grado del alcohol, ya fuese con gaseosa o incluso con agua. Cierto es que las conocidas como “influencers” lo han popularizado recientemente sobre todo en Instagram, ya que parece dar más “glamour” a la copa de vino. Lo cierto es que aclamadas actrices como Mandy Rice-Davies o Elizabeth Taylor tenían la costumbre de beber el vino con hielo y pusieron en tendencia esta práctica.
Ahora, las influencers buscan convertirse en la famosa versión denominada “that girl”, cuyo prototipo es el de una chica con rulos en la cabeza, rutina de skincare, bata de seda y por su puesto, una copa de vino blanco con hielo en su mano.
Lo cierto es que esta práctica está siendo muy criticada por los amantes de la vincultura, ya que piensan que es un “atentado” contra la personalidad en el sabor de cada vino blanco. La opinión está dividida y la polémica por lo tanto, más que servida.
¿Por qué el vino blanco se asocia más a mujeres?
La realidad es que, como todo en la vida, no hay nada destinado a un género o a otro. Sí es cierto que los aromas de los vinos blancos son más sutiles y chispeantes, no son tan pesados y armados como la de los vinos tintos, que contienen taninos y otros elementos que dan más consistencia en boca.
Estas características solían ser elegidas por las mujeres que buscaban elegancia y sutileza en los vinos. Eso es lo que provocó que, hace unas décadas, se pensase que eran cosa de mujeres.
A día de hoy, el vino blanco es tomado por todo tipo de consumidores. Se suele beber con algunos tipos de gastronomías específicas, sabores peculiares o incluso el pescado. Hay hombres que adoran el vino blanco y mujeres que prefieren el tinto. Existen todo tipo de consumidores amantes de la vinicultura.