Ocho años después de aquella primera investidura donde le vimos como un niño de diez años con gesto aburrido y traje impecable, Barron Trump regresa al centro de la escena pública, ahora con 18 años y una estatura que despunta sobre su familia. Con su metro noventa y nueve, es el miembro más alto del clan Trump, y también el más desconocido. Hijo menor del 47º presidente de Estados Unidos y de Melania Trump, ha transitado de la infancia protegida en los exclusivos colegios del Upper West Side de Nueva York a convertirse en un joven adulto que, en la sombra, ha comenzado a jugar un papel en la maquinaria política familiar.
Durante la campaña de 2024, Barron no se limitó a ser una figura decorativa. Fue él quien convenció a su padre de conceder entrevistas a podcast de moda y de reforzar la presencia en TikTok, una red social que Donald Trump había intentado prohibir unos años antes. “Papá, los votantes jóvenes no ven Fox News”, habría dicho, supuestamente, en una conversación filtrada a la prensa. La estrategia funcionó. Y su madre, Melania, lo confirmó en una reciente entrevista en Fox: “Ahora es un joven adulto y me siento realmente orgullosa de él por todo lo que sabe, incluso sobre política, y por los buenos consejos que le ha dado a su padre”.
Tras completar su educación secundaria en la St. Andrew’s Episcopal School de Maryland durante el primer mandato presidencial de su padre, y finalizar el bachillerato en Palm Beach, Florida, Barron ha iniciado su primer año en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York (NYU). Su elección académica refleja una inclinación hacia el mundo de los negocios, posiblemente influenciado por la trayectoria empresarial de su padre. Pero, aunque asiste a clases en Manhattan y reside en la Trump Tower, dispone de una habitación en la Casa Blanca para sus visitas, según ha declarado recientemente su madre en la citada cadena.

Barron, Donald y Melania Trump en 2019
A pesar de su prominencia, este joven mantiene un perfil discreto en la universidad, siempre bajo la vigilancia del Servicio Secreto, lo que le impide llevar una vida estudiantil completamente normal. No hay registros de que acuda a fiestas universitarias ni de que participe en redes sociales con la soltura de cualquier otro joven de su edad. Es el único hijo de Donald Trump que no ha convertido su apellido en una marca personal. De momento.
En el entorno republicano hay quienes ya lo ven como el gran delfín político del trumpismo, el heredero natural del discurso y el carisma de su padre, pero con una imagen renovada para la era digital. Otros creen que Barron, al contrario que sus medio hermanos, sólo quiere vivir su juventud lejos de los focos. A pesar de todo, y por ahora, sigue en la sombra, con la estampa imponente de quien, por altura y apellido, siempre destaca en la habitación, aunque aún no haya decidido cuál es su lugar en la historia.