Mexicana de raíces, hasta ahora su nombre, Renata Collado, había pasado prácticamente desapercibido. Con un perfil multifacético, se había esforzado por vivir ajena a los focos y la atención mediática; pero no ha podido que su historia se cuele en la prensa, especialmente en la del corazón, cuando hace unas semanas salió a la luz la noticia de que el próximo 7 de diciembre se casará con el hijo de José María Aznar.
Sí, el pequeño de los tres hijos que el ex presidente del Gobierno tuvo junto a Ana Botella se dará el “sí quiero” en México. Pero allí ella ya era conocida antes de que apareciese del brazo de Alonso Aznar. Hija del empresario Pablo Collado y la fotógrafa Mónica de Cima, vivió entre Nueva York, Los Ángeles y ahora Miami; moviéndose entre la alta sociedad y volcada en las causas que le importan. Inspirada por figuras como la primatóloga Jane Goodall y la bióloga marina Sylvia Earle, Renata Collado ha integrado estos ideales en su día a día, trabajando en iniciativas que buscan soluciones sostenibles a problemas globales.
Con estudios en el prestigioso Eugene Lang College of Liberal Arts, experiencia como fotógrafa en Univisión y periodista para Vogue México, ha demostrado que, además de estilo -eso es evidente- combina moda, filantropía y un toque de jet set.
Si revisamos su cuenta de Instagram, Renata Collado es mucho más que lo que muestra con sus vestidos ideales y vistas al mar; es una defensora del medioambiente que habla y practica el cambio climático. Co-fundó Eco-nnet y trabajó en Planet Buypack, proyectos que apuestan por la sostenibilidad. Su nueva aventura laboral en Miami con Kind Designs lleva su compromiso ambiental al siguiente nivel, creando tecnología para proteger ecosistemas marinos.
Renata y Alonso llevan su relación con el mismo estilo que elige sus complementos: sin exagerar. Su noviazgo comenzó hace tres años, pero siempre han mantenido un perfil discreto. Ahora que viven en Miami, lejos de los focos, disfrutan del deporte al aire libre y ambos parecen estar construyendo carreras que trascienden sus apellidos.
Eso sí, su boda en Mérida, Yucatán, promete ser uno de los eventos más esperados del año, uniendo lo mejor de dos mundos: el glamour europeo y la calidez mexicana.