Estos días de vacaciones, es inevitable no fijarse en las encantadoras casas de estilo mediterráneo que adornan la costa. Estas construcciones, con sus fachadas blancas, techos de tejas rojas y detalles de madera, evocan una sensación de tranquilidad y simplicidad. Las ventanas amplias y los patios llenos de flores parecen invitar a la brisa marina a entrar, creando un ambiente fresco y acogedor. Un estilo que no solo se adapta al entorno, sino que también refleja una forma de vida relajada y en armonía con la naturaleza, perfecta para quienes buscan desconectar y disfrutar de la belleza del mar.
Pocos estilos arquitectónicos nos conectan con el pasado, el presente y el futuro. Uno de ellos sin duda es el estilo mediterráneo. Es tradición adaptándose a la modernidad y a su profunda conexión con el entorno natural. Este estilo, que se utiliza en las casas situadas en la costa del mar Mediterráneo, se ha desarrollado a lo largo de los siglos abarcando influencias de varias culturas, incluidas la española, griega, romana, árabe, y veneciana, extendiéndose por tres continentes: Europa, Asia y África. En su pasado fueron construidas con los materiales que había disponibles en el momento, como son el adobe y la arcilla, y que han ido evolucionando en los últimos tiempos, siendo integrado nuevos materiales y dándole mayor importancia a la sostenibilidad.
Características del estilo mediterráneo tradicional
En sus orígenes existían características predominantes sobre el estilo mediterráneo que en los últimos tiempos se han manteniendo muchos y otros han evolucionado, como:
- Materiales locales y naturales:
Piedra y adobe: En las construcciones originales, se usaba piedra local o adobe, materiales que eran abundantes y ofrecían excelente aislamiento térmico. Las paredes gruesas ayudaban a mantener el interior fresco durante el día y cálido por la noche. Como también la madera, que se utilizaba para vigas y techos, a menudo dejadas a la vista para añadir carácter y calidez al interior.
- Fachadas encajadas y simples:
Blanqueadas con cal: Las paredes se encalaban para protegerlas del sol intenso, creando las características fachadas blancas que reflejan la luz solar y mantienen frescos los interiores. Sus fachadas minimalistas eran sencillas, sin ornamentos innecesarios, reflejando una filosofía de vida austera y funcional.
- Techos planos y de tejas:
Tejas de arcilla: Los techos se cubrían con tejas de arcilla cocida, que ayudaban a canalizar la lluvia y a proteger las estructuras. En las regiones más secas, se optaba por techos planos que podían ser utilizados como terrazas o espacios adicionales.
- Espacios abiertos y patios:
Patios centrales: En muchas viviendas tradicionales, especialmente en el sur de España y en el norte de África, se construían alrededor de un patio central, un espacio al aire libre que proporcionaba ventilación, luz y un área fresca y sombreada para la vida diaria. Los arcos se usaban para dividir espacios y darles una sensación de fluidez, mientras que los pórticos ofrecían sombra en los días calurosos.
- Adaptación climática:
Ventanas pequeñas: Las primeras construcciones mediterráneas tenían ventanas pequeñas para minimizar la entrada de calor, pero a medida que el estilo evolucionó, se comenzaron a incorporar ventanas más grandes para permitir la entrada de luz y la ventilación cruzada.
Rejas de hierro: Para seguridad y ventilación, se utilizaban rejas de hierro en las ventanas, que también servían como elementos decorativos.
Evolución del estilo mediterráneo
En las últimas décadas, la arquitectura mediterránea ha experimentado una evolución significativa. Los arquitectos contemporáneos han comenzado a reinterpretar y adaptar estos principios tradicionales para crear estructuras modernas que aún respetan el legado histórico.
Hoy en día, hay un enfoque renovado en la sostenibilidad, con la incorporación de tecnologías como paneles solares, sistemas de recolección de agua de lluvia, y el uso de materiales reciclados. Esto no solo respeta los principios de la arquitectura mediterránea, sino que también responde a las necesidades ecológicas actuales.
Junto a la integración de nuevas tecnologías, como la domótica y las tecnologías inteligentes han encontrado su lugar en las viviendas mediterráneas, mejorando la eficiencia energética y la comodidad sin alterar la estética tradicional. Persianas automatizadas, sistemas de iluminación controlados por sensores, y gestión avanzada de energía son solo algunas de las innovaciones que se han integrado.
Los nuevos diseños modulares permiten la flexibilidad y la adaptabilidad, sin sacrificar la esencia mediterránea. Estas estructuras suelen ser prefabricadas y luego ensambladas en el sitio, reduciendo los costos y el impacto ambiental.
Este sistema modular permite que las tradicionales ventanas pequeñas que predominaban en los inicios del estilo mediterráneo, sean hoy día grandes ventanales, teniendo mayor conexión a la naturaleza, aprovechamiento máximo de la luz natural y la ligereza del bloque construido, haciendo una pieza simple, moderna y minimalista, a su vez, que el paisaje circundante se integre en el interior.
Claves para una casa o ambiente al estilo mediterráneo
Muchas veces nos encontramos con la disyuntiva de querer hacer pequeños cambios o reformas en la vivienda principal o en la casa de verano, que solo con estar frente al mar ya suma muchos puntos. Pero solemos encontrarnos joyas arquitectónicas con muy mala decoración interior, y piensas: ¿Por qué no le han sacado el máximo potencial que tiene esta vivienda? ¿Mal asesoramiento? ¿Poco dinero? Es allí donde, al contrario, el estilo mediterráneo te deja la libertad de que, con poco, hagas mucho.
Vamos a pensar que tenemos un lienzo en blanco, que en este caso sería la vivienda en cuestión; y que por lo general estará construida con barro, arcilla, concreto o madera y grandes ventanales. Lo siguiente es mantener lo original y hacer que se note, dándole protagonismos a lo bruto y natural. Realzando las vigas de madera, esa pared a medio terminar con el fondo de ladrillo o esas imperfecciones de los acabados, muchas veces sin tratar, que hacen que las edificaciones se fundan con el entorno y asegurando la sostenibilidad de la obra. Luego tendremos algunas claves que serán fundamentales para terminar el espacio como:
- Colores: Que sean neutros y orgánicos como el verde oliva, terracota, blanco, azul mar…
- Iluminación: El tener una buena luz natural será fundamental e integrar una iluminación artificial cálida, aplique en paredes, lámpara de pie y lámparas descolgadas central con acabados en madera o en yute, harán un ambiente más acogedor.
- Piezas antiguas: La integración de viejos muebles dándole una segunda vida siempre serán la joya de la corona en estos espacios le dan un toque rústico y auténtico. Siendo acompañados con grandes espejos de marcos pronunciados en madera o acero.
- Elementos decorativos: Incorporar elementos decorativos típicos del estilo mediterráneo, como cerámicas, azulejos, vidrieras, tapices, alfombras, cojines, cortinas ligeras y jugar con las texturas.
- Vegetación: La integración de la vegetación es fundamental para completar la atmósfera serena y natural que caracteriza este tipo de arquitectura. Las plantas no solo embellecen el espacio, sino que también cumplen una función práctica al ofrecer sombra y frescura, esenciales en climas cálidos. Los jardines están llenos de especies autóctonas como olivos, cipreses, lavandas, y buganvillas, que aportan color y aroma al entorno.
Entre líneas, las claves mediterráneas: materiales naturales y locales, con acabados al desnudo; un minimalismo amable y funcional, en el que nada sobre y todo sirva; un entorno silencioso en el que la luz juegue un papel esencial, dándole protagonismo a lo artesanal. Así podrás crear un espacio con encanto mediterráneo que te hará sentir como si estuvieras en la costa todo el año.