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Ana Rosa Quintana retoma su reinado mañanero: de blanco y con algo nuevo, algo regalado…

La presentadora vuelve ese lunes a El programa de AR y lo hace con su color fetiche y una simbología muy sugerente

Ana Rosa Quintana

La reina es la pieza más poderosa en ajedrez. Se mueve en vertical, horizontal, diagonal o como le venga en gana. Remueve el tablero, lidera el ataque y protege posiciones. Es verdad que cada pieza tiene su valor, pero ella es el corazón. En España tenemos la reina de corazones, la Reina Letizia (con mayúsculas) y la reina de las mañanas, Ana Rosa Quintana. Así lo decidió la audiencia, que es soberana, y así regresa a su trono.

Ha vuelto con simbología nupcial: algo nuevo, algo viejo y algo prestado. Lo nuevo es significado de cambio, futuro y optimismo. Y nuevos son los zapatos de salón de Dior que le regalaron sus compañeros en el programa ¡De viernes!, un modelo negro con una cinta en dos tonos y un lazo blanco. El tacón, sensato, como aconsejaba Coco Chanel.

Lo viejo significa conexión con el pasado y saber quién fuiste, pero mirando al futuro. Y lo que ella tiene de vieja para su vuelta es sabiduría acumulada durante años, que le da derecho a decir lo que piensa y lo que quiere. En cuanto a lo prestado, la tradición señala que es augurio de fortuna, y aquí hay que mencionar a su audiencia. A esta hay que ganársela cada día, como el mismo pan, porque cualquier cuota de pantalla puede ser volátil. Lo sabía hasta la gran María Teresa Campos, a quien Ana Rosa le arrebató el trono.

Ana Rosa Quintana

Y para no faltar a la costumbre, vuelve a El programa de AR vestida de blanco, su color fetiche. Un clásico indiscutible en la moda. Y simboliza tantas cosas… Ana Rosa dice que se ha convertido en hábito. Lo hizo la primera vez y le dio suerte. Pero ese blanco repetido en diferentes prendas a lo largo de su trayectoria cada vez que ha estrenado etapa o programa está lleno de significado.

Con vaqueros y camisa blanca, llegó en 2005 al estreno de El programa de AR. Con la adrenalina en ebullición y mariposas en el estómago. El viernes, en la entrevista mencionada, confesó que es así como regresa ahora y que se siente feliz por ello. “Como debe ser. El día que no tengamos mariposas, mejor nos quedamos en casa”. Lo mismo dice de su curiosidad, su principal combustible: “El día que no la tenga, malo”.

De aquella primera vez recuerda que sus hijos gemelos tenían un mes y medio de vida, pero ideó una deliciosa mixtura entre maternidad y trabajo que no le salió nada mal. Hay que señalar que, por muy de blanco que vistiese, no era una novicia. En la mochila llevaba ya un primer hijo y una carrera que empezó en radio y continuó en diferentes cadenas. En TVE fue presentadora de informativos en tiempos en los que no había cue o apuntador electrónico, y en Telecinco no tardó en ganarse una foto en el llamado pasillo de las vanidades de Mediaset, que para un presentador es casi tanto como una estrella en el paseo de la fama para un actor.

El blanco más especial fue el de su esperado regreso en 2022. Escogió una camisa blanca en popelina de algodón elástico, cuello clásico y manga larga, y pantalón vaquero. Me he puesto la misma ropa que hace 15 años, y les diré una cosa… vamos aguantando”, anunció. Un carcinoma detectado en el pecho le hizo dar un parón de once meses, pero retomó su puesto exultante, más rubia y con el cabello más corto. Se gustó, aunque con el tiempo ha preferido recuperar su color de pelo castaño. Aquel mal lo afrontó agarrándose fuerte a la vida y a aquellos que más la querían, pero fue duro. “Me salvó la ciencia y me alivió creer en Dios, pero es una enfermedad dura, te retira de la vida”.

Ana Rosa Quintana

De blanco viste también la humildad, pues, después de 19 temporadas, un Premio Ondas 2011 y otros muchos galardones, suelta con descaro que realmente no sabe nada de nada, que no es más que la tapa de un libro. En cualquier caso, una portada es la promesa de un libro y la que en ocasiones marca la diferencia entre convertirse en best seller o quedarse invisible. Pero todo hay que decirlo: se permite la pequeña vanidad de alardear de pies bonitos y puede que de ahí le venga su adoración que siente por los zapatos.

Según la psicología, el blanco transmite serenidad e invita a la reflexión. Es vitalista, enérgico. Significa frescura, armonía y equilibrio allí donde haga acto de presencia. Es el color de los nuevos comienzos y la energía. Para Ana Rosa es un color necesario porque cada primera vez es un reto y se prepara para lo inesperado. Quién le iba a decir que aquel 10 de enero de 2005, María Teresa Campos, su gran rival de entonces, iba a contraprogramar con la primera entrevista con Rocío Jurado, recién llegada de Houston. Afortunadamente, Nacho Abad le salvó la mañana con una invitada muy especial, la mujer que había suministrado cianuro a Ramón Sampedro unos años antes para facilitarle una muerte digna.

Una tradición, sí, o incluso un amuleto de buena suerte, pero también ha aprendido a jugar con este color, consiguiendo un estilo elegante e inspirador, pero también declarando intenciones. Lo escogió cuando entrevistó a los candidatos a la presidencia del Gobierno en 2023 como símbolo de imparcialidad. De rojo, azul, verde o fucsia, por ejemplo, se habría identificado con los diferentes partidos políticos y no era momento de hacer ningún guiño. Una semanita en la que solo me voy a poder vestir de blanco”, comentó con sus tertulianos.

Ana Rosa Quintana sabe bien qué efecto quiere provocar, qué emociones despertar y de qué manera puede ayudar a su audiencia a sentirse de determinada forma. Y en eso el color blanco da mucho juego. En marketing es el color de la perfección, el más luminoso y el que puede ofrecer más matices. En política, lo usan las mujeres como un color reivindicativo y muy feminista. Desde el punto de vista estilístico, combina con todo y se asocia con elegancia atemporal. Es también el punto de partida para crear nuevos looks. Todo un todoterreno.

A ella le permite viajar al banco de su memoria y reencontrarse con muchos buenos momentos. Es también un talismán que le ayudará a superar algunos malos ratos, pero de blanco o negro, de lunares o a cuadros, Ana Rosa mantiene esa inconfundible personalidad con la que recobra su trono.

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