Como si la política y la moda fueran más que un simulacro de lo que nos gustaría ser, el icono estético de la derecha estadounidense se ha infiltrado con tal sutileza en las calles que hoy, por primera vez, parece más apropiado vestirse como Melania Trump que como cualquier figura que se atribuya al lado más progresista del espectro. El estilo republicano es una celebración del regreso de lo clásico, de lo cómodo y de lo accesible; no tanto como una provocación, sino como una evocación nostálgica de la seguridad que parecía perdida.
Las pasarelas y las alfombras rojas se inundan con una estética que se podría resumir en dos palabras: elegancia calculada. Ivanka Trump es otra de las grandes abanderadas de este estilo. Y es que la influencia republicana ha mutado de forma insólita. No se trata solo de trajes a medida; el republicanismo lleva camisas blancas impecables y faldas midi; y en este contexto vuelve a aparecer Melania.
Su presencia en el escenario de la moda nunca ha sido accidental. La (casi) primera dama tiene la habilidad de encarnar la mezcla perfecta entre el poder y el desdén. En su más reciente aparición, lució una sobria combinación de negro y blanco, tan adecuada para una cena con ministros como para una tarde en el jardín de la Casa Blanca. No es que su elección sea innovadora, es que se ajusta con precisión a lo que el momento exige: una reinterpretación del clasicismo.
Melania Trump / EFE
A pesar de lo que pueda parecer, esta tendencia no es solo un capricho de las élites o una estrategia de la farándula política. De alguna manera, el estilo republicano ha penetrado en capas de la sociedad que, tal vez, no se reconocen como parte de ese universo. Se trata de una fórmula casi universal: prendas que denotan respeto y equilibrio, pero también sutileza. Nada de estampados estridentes ni de colores brillantes. Nada que arriesgue demasiado. Es la elección de aquellos que prefieren un buen corte, un escote moderado y una prenda que no pase desapercibida, pero que tampoco grite. En resumidas cuentas: la opción segura.
Este es el retrato de una moda que juega con la política sin perder el sentido del timing. Porque hoy, como nunca antes, es necesario mostrarse impecable, sin fisuras. Y nada mejor que la estética republicana para transmitir eso. Como si la política se hubiera convertido en una prenda más, que se ajusta con facilidad a quienes deciden no ser extraños en la foto, no desafiar el marco.
Es, en definitiva, un modo de vestir que no pide permiso, pero que tampoco toma riesgos. El estilo republicano está aquí, más moderno que nunca, quizás como una forma de recordarnos que la historia, incluso la más reciente, siempre acaba dejando huella en los más simples gestos: un traje a medida, una chaqueta de tweed o el perfecto blazer blanco. Un guiño, al final, a las grandes travesías que quedan a la sombra de un simple cambio de ropa.
Ivanka Trump / EFE
Menos es más: la filosofía del estilo republicano
Si bien las elecciones y las ideologías ocupan los titulares, en un segundo plano, las mujeres de la esfera conservadora marcan tendencia. Y es que, mientras el mundo se sumerge en el caos del dopamine dressing (esa explosión de colores vibrantes y mezclas imposibles), el estilo republicano opta por la calma y el orden. Las palabras clave son: clásico, sofisticado y estratégico.
Las piezas esenciales de este armario parecen salir directamente de las vitrinas de Bergdorf Goodman o la boutique más elegante de la Quinta Avenida:
- Trajes estructurados: Aquí no hay lugar para el caos. Ivanka Trump y Bettina Anderson son las reinas de los trajes de dos piezas, con blazers perfectamente entallados y pantalones de corte recto o ligeramente acampanados.
- Colores neutros como el blanco hueso, el camel o el azul marino dominan.
- Vestidos midi ajustados: Melania Trump, con su porte de exmodelo, sabe cómo jugar con los vestidos ceñidos al cuerpo, pero siempre por debajo de la rodilla. Piensa en tonos monocromáticos, escotes discretos y materiales que gritan lujo sin caer en lo ostentoso.
- Faldas lápiz: Lara Trump lleva esta prenda como si fuera una armadura, combinándola con blusas satinadas o sweaters ligeros metidos dentro, logrando un look tan conservador como sexy.
Melania y Donald Trump / EFE
El arte del accesorio
En el estilo republicano, los accesorios no son la estrella, pero sí son el toque que consolida el mensaje.
- Zapatos: Puntas cerradas y tacones medianos o altos. El clásico stiletto de Christian Louboutin o los Manolos en tonos neutros reinan supremos.
- Joyas: La discreción es la norma. Pendientes de perlas, collares minimalistas y relojes de oro delicados son piezas clave. Nada de excesos, pero todo tiene un aire de “esto cuesta más de lo que imaginas”.
- Bolsos: Los Birkin de Hermès, los Lady Dior o los Chanel clásicos de asa corta son las opciones más vistas en este estilo. El mensaje es claro: no somos esclavas de la moda, somos dueñas de ella.
Melania Trump / EFE
Cómo imitarlas
Lo que diferencia al estilo republicano de otros estilos clásicos es su compromiso con los colores neutros. Aquí no hay cabida para los estampados llamativos ni las combinaciones atrevidas. La paleta de colores es tan controlada como una reunión en el Senado. Blanco, negro, beige, gris, azul marino y un toque de rojo como guiño al partido son los pilares.
¿Y qué hay del maquillaje? Piensa en pieles impecables con bases ligeras, ojos definidos pero nunca recargados, y labios en tonos naturales, con un ocasional rojo intenso para reuniones importantes.
Sabemos que no todas podemos gastar como si nos financiara un Super PAC, pero eso no significa que no podamos adoptar algunos trucos de este estilo; como invertir en básicos de calidad. No necesitas un Birkin, pero un blazer perfectamente entallado (incluso de Zara) y unos pantalones de pinzas harán maravillas. Además, recuerda llenar tu armario de piezas en tonos neutros. Por último: compra unos stilettos o unos kitten heels en negro o nude; serán tus mejores aliados.