San Valero, patrón de Zaragoza, es una figura emblemática cuya festividad se celebra cada 29 de enero en la capital aragonesa. Esta conmemoración, profundamente arraigada en la cultura local, combina historia, tradición y devoción popular.
¿Quién fue San Valero?
San Valero fue obispo de Zaragoza desde finales del siglo III hasta su muerte en el año 315. Participó en el Concilio de Elvira, celebrado entre los años 296 y 302, lo que lo acredita como líder de la sede Cesaraugustana. Durante su episcopado, enfrentó la persecución contra los cristianos decretada por el emperador Diocleciano y ejecutada por el gobernador Daciano. En el año 303, tanto él como su diácono Vicente fueron arrestados y trasladados a Valencia. Mientras que Vicente fue martirizado, Valero fue condenado al destierro, falleciendo el 29 de enero del año 315. Esta es la razón por la cual Zaragoza celebra San Valero el 29 de enero cada año.
Tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I en 1118, la nueva Iglesia Cesaraugustana adoptó a Valero como su protector y patrono. Desde entonces, su figura ha estado vinculada estrechamente a la identidad religiosa y cultural de la ciudad.
Tradiciones y celebraciones en honor a San Valero
La festividad de San Valero está marcada por diversas tradiciones que los zaragozanos han mantenido a lo largo de los siglos. Una de las más destacadas es la elaboración y consumo del roscón de San Valero, un dulce que simboliza la celebración y la unidad de la comunidad. Se estima que la tradición del roscón es muy antigua, remontándose a la Edad Media, cuando grandes personalidades de cada localidad ofrecían migajas a sus súbditos. Con el tiempo, estas migajas derivaron en el roscón dulce que conocemos hoy. Para San Valero, los aragoneses suelen consumir más de 150.000 roscones, según la Asociación Provincial de Empresarios de Confitería y Pastelería de Zaragoza.
Además del roscón, la ciudad se llena de actividades culturales y festivas. El Ayuntamiento de Zaragoza organiza jornadas de puertas abiertas, ofreciendo visitas guiadas y teatralizadas para que los ciudadanos conozcan más sobre su patrimonio. Los museos municipales también se suman a la celebración con acceso gratuito y eventos especiales. La Plaza del Pilar se convierte en el epicentro de la festividad, donde se lleva a cabo la elaboración de la bandera floral de Zaragoza, un acto solemne en colaboración con la Asociación de Floristas de Aragón. Además, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos recorre las calles del centro, deleitando a niños y adultos con sus coloridas figuras.
Popularmente, San Valero es conocido como “ventolero y rosconero”. El término “ventolero” hace referencia al cierzo, el viento característico de Zaragoza que suele soplar con fuerza en enero. Por otro lado, “rosconero” alude a la tradición de consumir el roscón en su honor.