En el corazón del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Valle de Añisclo se alza como un paraíso escondido para los amantes de la naturaleza. Aunque esta ruta de senderismo no cuenta con la misma fama que otros recorridos más populares de los Pirineos, es una de las más espectaculares de España. De hecho, ofrece paisajes únicos que dejan sin aliento a quienes se aventuran a explorarla. Y aún así no está a la altura del valle del Pirineo más bonito de España.
El Valle de Añisclo: un rincón único en el Pirineo aragonés
La ruta de senderismo del Valle de Añisclo es mucho más que un simple recorrido. Tallado durante milenios por las aguas del río Bellos, este cañón combina paredes de roca caliza que se alzan majestuosas, cascadas que emergen entre las montañas y bosques que parecen sacados de un cuento. Este ecosistema único es una joya natural que invita a desconectar del mundo moderno y sumergirse en la serenidad de la naturaleza.
El recorrido comienza cerca de la ermita de San Úrbez, un pequeño templo románico que marca el inicio de la travesía. Desde allí, los senderos se adaptan a todos los niveles, desde paseos cortos de una hora hasta caminatas de todo el día. La ruta de senderismo se adentra en el cañón de Añisclo, ofreciendo una experiencia inolvidable para los excursionistas.
Uno de los mayores atractivos de esta ruta de senderismo es su versatilidad. Los principiantes pueden disfrutar de paseos tranquilos bajo la sombra de los acantilados, acompañados por el sonido del agua y los pequeños saltos del río. Para los más experimentados, el desafío radica en completar el recorrido completo, que se extiende desde el parking de la Tella hasta el barranco de la Fuen Blanca, cubriendo un total de 25 kilómetros.
La Fuen Blanca, una cascada imponente que brota desde las alturas del Pico de Añisclo, es uno de los puntos más destacados de la ruta. Este espectáculo natural combina la fuerza del agua con la belleza de un paisaje árido y rocoso, creando un contraste fascinante. Para quienes busquen una conexión más íntima con la naturaleza, este punto es imprescindible.
Selva Plana y el tramo final del río Bellos
El recorrido por el Valle de Añisclo ofrece una mezcla de paisajes que mantienen al senderista constantemente maravillado. En algunos tramos, los bosques tupidos, como la Selva Plana, crean un oasis de vida vegetal que contrasta con los cañones estrechos y verticales. En otros, el cañón se abre, transformándose en un valle amplio y sereno.
El tramo final del río Bellos, cerca de Escalona, es el lugar perfecto para descansar después de horas de caminata. Aquí, el paisaje cambia drásticamente, y el visitante puede disfrutar de un entorno más abierto, ideal para una pausa antes de regresar al punto de inicio.