Comunidad Valenciana

La emotiva mascletà en recuerdo de la tragedia de la DANA

Las víctimas de la DANA, y todo aquel que sufrió por la culpa de la tragedia, han recibido un bellísimo homenaje con una mascletà

Mascletà en Valencia - Sociedad
Una imagen de archivo de unas falleras valencianas observando la mascletà EFE/ David Fernández

En Valencia, hay una certeza que supera incluso a la lluvia: la pólvora siempre suena. Ni el mal tiempo, ni el viento ni las nubes son capaces de empañar uno de los momentos más simbólicos de las Fallas. Hablamos de la mascletà. Cada día, a las dos de la tarde, la plaza del Ayuntamiento se convierte en el corazón sonoro de la ciudad. Pero este año, ese estruendo cargado de tradición ha tenido un eco aún más profundo. La mascletà de ayer fue mucho más que pólvora. Fue memoria, homenaje y emoción.

Cuatro meses después de la tragedia provocada por la DANA, Valencia no olvida. La mascletà de ayer quiso rendir tributo a las víctimas, a sus familias y a todas las personas que vieron su vida arrastrada por la riada. La plaza ha vibrado con fuerza, pero también con respeto. Bajo la lluvia persistente, la pirotecnia Tamarit ha firmado uno de los actos más sentidos de esta edición fallera. Porque en Valencia, la pólvora también puede hablar.

Una mascletà que dejó huella

La mascletà de ayer quedará grabada en la memoria colectiva. No solo por su potencia sonora o su técnica pirotécnica, sino por el mensaje que quiso transmitir. En mitad del cielo gris, una gran “senyera” de humo se desplegó en el aire. Un símbolo, un recuerdo, una señal de respeto hacia quienes ya no están. A ese gesto se sumó una columna de humo blanco que sirvió de homenaje a los miles de voluntarios que, durante los días más duros de la DANA, acudieron sin dudar para ayudar a quienes lo habían perdido todo.

“El pueblo salva al pueblo”, dice una frase que ha quedado ya como lema de aquellos días. Con esta mascletà, esa frase ha vuelto a resonar con fuerza en la capital valenciana.

El mal tiempo no impidió que miles de personas se congregaran en la plaza para vivir este momento. Bajo paraguas, chubasqueros y mantas improvisadas, los asistentes no han querido perderse ni un segundo del espectáculo. Para muchos, era una cita ineludible, cargada de emoción y de memoria.

La pólvora como símbolo de resistencia

Esta mascletà ha sido, más que nunca, un símbolo de resistencia. En una ciudad acostumbrada a sobreponerse al viento y al agua, la pólvora se convierte en un lenguaje propio, capaz de rendir homenaje, levantar el ánimo y unir a toda una comunidad. La lluvia que caía sobre la plaza no ha hecho sino reforzar el carácter simbólico del acto. Porque en Valencia, si algo queda claro cada mes de marzo, es que la mascletà nunca se detiene.

Desde hace años, la plaza del Ayuntamiento se ha consolidado como el epicentro de esta tradición. Cada jornada, miles de personas se acercan para vivir ese estallido coordinado de sonido, fuego y emoción. Y aunque cada mascletà es diferente, la de hoy ha tenido un significado especial. Ha sido una muestra más de cómo la tradición valenciana puede adaptarse a la actualidad, incorporar el dolor colectivo y transformarlo en un momento de comunión.

Mientras la mascletà emociona a la ciudad, los preparativos para la plantà avanzan con la vista puesta en el cielo. La meteorología sigue inquietando al mundo fallero, especialmente por las rachas de viento previstas para los próximos días. Aunque el frío es asumible, el viento puede poner en riesgo la estabilidad de los monumentos ya plantados y de aquellos que aún están en proceso de montaje.

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