Cataluña

El pueblo de la Costa Brava sin turismo que es mejor que los más famosos

Mientras muchos se agolpan en destinos masificados, algunos prefieren alejarse de ellos. Este pueblo de la Costa Brava ofrece algo diferente

Calella de Palafrugell - Sociedad
Una fotografía panorámica de Calella de Palafrugell
Traveler

En plena Costa Brava, donde nombres como Tossa de Mar, Lloret o Cadaqués acaparan las portadas de guías y publicaciones turísticas, existe un rincón que permanece casi al margen del turismo de masas. Hablamos de Calella de Palafrugell, un pueblo de la Costa Brava que conserva el alma marinera y el ritmo pausado que muchos viajeros buscan y pocos encuentran.

Un pueblo de la Costa Brava que escapa al ruido

Alejado del bullicio estacional y del turismo masivo, Calella de Palafrugell se ha mantenido fiel a su esencia. Este pueblo de la Costa Brava ofrece una experiencia distinta: la de pasear por callejones estrechos, flanqueados por casas blancas con contraventanas verdes y azules, donde el aroma a salitre y a cocina mediterránea se mezcla con la brisa marina.

Quien busca un pueblo de la Costa Brava para desconectar, aquí encuentra lo que necesita. En lugar de discotecas o macrohoteles, Calella ofrece calas escondidas, caminatas junto al mar y una vida cotidiana en la que la belleza no es decorado, sino parte del paisaje diario.

El pueblo de la Costa Brava sin turismo que es mejor que los más famosos
Una fotografía de archivo de la calle Bofill i Codina
Wikipedia

Ubicado en el Baix Empordà, Calella de Palafrugell es probablemente el pueblo de la Costa Brava que mejor resume la esencia de esta región. El conjunto histórico del Port Bo y les Voltes es una joya arquitectónica que recuerda al pasado pesquero del lugar. Las casas de pescadores, perfectamente conservadas, conviven con pequeños comercios y tabernas donde aún se sirve el suquet de peix como hace décadas.

Este pueblo de la Costa Brava no necesita más que sus propios rincones para conquistar al visitante. Entre los más destacados se encuentran la iglesia de Sant Pere, el paseo del Canadell y edificios emblemáticos como la Casa Rocamora, la Casa Sagrera o la Casa Verdaguer. Todos ellos exhiben una arquitectura que va del neoclásico a lo popular. Siempre en armonía con el entorno.

Calas turquesa y miradores con historia

Pocas cosas definen tanto a un pueblo de la Costa Brava como la calidad de sus playas. En Calella de Palafrugell este apartado es insuperable. El Canadell, Port Pelegrí, La Platgeta, Playa d’en Calau, Playa del Golfet o Port Bo son solo algunas de las calas que se suceden en su escarpado litoral. Todas comparten un carácter común: aguas limpias, formaciones rocosas, pinos que rozan la arena y una atmósfera serena.

Uno de los puntos fuertes de este pueblo de la Costa Brava es su red de miradores. El de Manel Juanola i Reixach —inventor de las conocidas pastillas Juanola— ofrece una panorámica preciosa del Port Bo. Más al sur, el mirador de la Punta de los Burricaires permite contemplar el perfil completo del pueblo, entre la playa del Pelegrí y la cala de la Platgeta.

El pueblo de la Costa Brava sin turismo que es mejor que los más famosos
Una fotografía de archivo de una de las playas de Calella de Palafrugell
Wikipedia

A escasa distancia de Calella de Palafrugell se encuentra el Espacio Natural Protegido de Castell-Cap Roig. Este entorno forma parte del patrimonio natural de la Costa Brava y amplía las posibilidades para los visitantes de este pueblo de la Costa Brava. En él se ubica el famoso Jardín Botánico de Cap Roig, uno de los enclaves más espectaculares para disfrutar de la flora mediterránea con el mar como telón de fondo.

La cercanía entre naturaleza y arquitectura, entre cultura y paisaje, es una de las razones por las que este pueblo de la Costa Brava es tan especial. Aquí no hay nada impostado. El lujo es la sencillez de lo auténtico. La convivencia entre la tradición y la belleza sin filtros.

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