En el corazón de Extremadura, hay un rincón que parece sacado de un cuento. Guadalupe, el pueblo de Cáceres que ha conquistado a viajeros de todo el mundo, no solo es un destino con historia y belleza inigualables, sino que también ha sido reconocido por la ONU Turismo como uno de los Best Tourism Villages. Un distintivo que lo sitúa entre los pueblos más bonitos y sostenibles del planeta.
Este pueblo de Cáceres es un referente del turismo rural en España. Su impresionante patrimonio arquitectónico, su conexión con la historia y su entorno natural han convertido a Guadalupe en una parada obligatoria para quienes buscan descubrir la esencia más auténtica de Extremadura.
Guadalupe, el pueblo de Cáceres con reconocimiento internacional
La ONU incluyó a Guadalupe en su lista de Best Tourism Villages. Destacó la forma en que este pueblo de Cáceres gestiona sus recursos turísticos de manera sostenible. Con esta distinción, la localidad se une a una élite de 254 pueblos de todo el mundo que han sido premiados por su preservación cultural y desarrollo responsable.
Pero más allá del reconocimiento internacional, Guadalupe destaca por su historia y su belleza. Este pueblo de Cáceres ha crecido alrededor de un monumento icónico: el Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993. Este santuario, que ha sido testigo de siglos de historia y devoción, sigue siendo el centro neurálgico de la vida en la villa.
El Monasterio de Guadalupe: símbolo de historia y fe

Fotografía de un claustro mudéjar en Guadalupe | Wikipedia
La historia del Monasterio de Guadalupe está ligada a una leyenda que ha trascendido generaciones. Según cuenta la tradición, en el siglo XIV, el pastor Gil Cordero encontró una res muerta en los valles de Las Villuercas. Cuando intentó descuartizarla, el animal volvió a la vida y, en ese instante, la Virgen María se le apareció y le pidió que excavara en el mismo lugar. Allí, Cordero descubrió la imagen de Santa María de Guadalupe, que pronto ganó fama por sus milagros.
El rey Alfonso XI, tras vencer en la Batalla del Salado en 1340, peregrinó hasta el pueblo de Cáceres para agradecer a la Virgen su victoria. Fue él quien impulsó la construcción del monasterio, primero con una iglesia mudéjar y, posteriormente, con sucesivas ampliaciones que dieron lugar al actual conjunto monumental de estilo gótico.
El monasterio alberga una de las joyas arquitectónicas más importantes de España. Su retablo mayor contiene esculturas de Jorge Manuel Theotocópuli, hijo de El Greco, mientras que sus claustros son un reflejo de la grandeza de la orden de los Jerónimos, quienes administraron el recinto durante siglos.
Un pueblo con encanto en cada rincón

Una fotografía de archivo de la localidad cacereña de Guadalupe | Wikipedia
Pero Guadalupe no es solo su monasterio. Recorrer sus calles empedradas es una experiencia única que transporta al viajero a otra época. La Calle Mayor, eje principal del municipio, conecta las zonas alta y baja de la localidad y está flanqueada por casas de arquitectura tradicional, con balcones de madera y soportales que recuerdan la esencia de los pueblos medievales.
La artesanía también es un elemento fundamental de este pueblo de Cáceres. La tradición del cobre, introducida por los monjes jerónimos, sigue viva gracias a los artesanos locales, quienes elaboran a mano jarrones, piezas decorativas y bisutería que pueden adquirirse en las tiendas del centro del municipio.
Además, la gastronomía de Guadalupe es otro de sus grandes atractivos. Platos como la caldereta extremeña, el zorongollo (una ensalada de pimientos asados) y los quesos de la región hacen que la visita a este pueblo de Cáceres sea también un deleite para el paladar.