Escondido entre montañas, bosques centenarios y ríos de aguas bravas, hay un pueblo de Asturias que apenas aparece en las guías turísticas. Y, sin embargo, guarda un tesoro arquitectónico que pocos conocen: un palacio renacentista que sorprende por su porte señorial en un enclave rural donde el tiempo parece haberse detenido. Se trata de Villanueva de Oscos, una joya escondida en el occidente asturiano que merece ser descubierta por quienes buscan autenticidad, historia y naturaleza.
Este pueblo de Asturias, que apenas alcanza los 300 habitantes, forma parte de la comarca de Los Oscos, junto a San Martín de Oscos y Santa Eulalia de Oscos. Todos ellos fueron distinguidos como Pueblo Ejemplar de Asturias. Un reconocimiento que no solo premia su valor patrimonial, sino también su forma de vida tradicional, su entorno natural y su fuerte identidad cultural.
Villanueva de Oscos: un pueblo de Asturias con historia monástica y nobleza rural
Villanueva de Oscos destaca como un pueblo de Asturias con un pasado monástico de gran relevancia. El núcleo del concejo se articula en torno al Monasterio de Santa María, fundado por el rey Alfonso VII y su esposa Berenguela. Aunque su estructura original ha cambiado con el paso del tiempo, todavía conserva la iglesia románica y varios elementos que remiten a su historia benedictina y cisterciense.
Pero lo que más llama la atención en este pueblo de Asturias es el inesperado Palacio de Villanueva. Una construcción de estilo renacentista que sorprende por su elegancia y dimensiones. Levantado por la familia López de Villanueva como residencia señorial, es un testimonio vivo de la influencia de la nobleza rural en esta zona montañosa. Aunque actualmente es propiedad privada y no está abierto al público, representa uno de los grandes tesoros patrimoniales del concejo.

Una fotografía de archivo del Monasterio de Villanueva de Oscos | Los Oscos
La presencia de un palacio renacentista en un pueblo de Asturias tan pequeño puede parecer insólita. Sin embargo, refleja el esplendor de épocas pasadas. La arquitectura del palacio, con su patio central, sus ventanales y su escudo heráldico, nos transporta a una época en la que las familias nobles se asentaban en zonas rurales con un estilo de vida marcado por la tierra y el poder local. Aunque su uso actual es limitado, en ocasiones acoge eventos culturales que mantienen vivo su legado.
Este pueblo de Asturias ofrece también otros espacios singulares como el Ecomuseo del Pan, situado en la aldea de Santa Eufemia. Aquí se puede descubrir todo el proceso tradicional de elaboración del pan, desde la siembra del grano hasta la cocción final. Un recorrido didáctico que recupera los oficios de antaño y pone en valor la cultura campesina local.
Naturaleza en estado puro en un lugar sin masificaciones
Villanueva de Oscos es también un paraíso natural. A diferencia de otros destinos más masificados, este pueblo de Asturias conserva intacta su paz y su silencio. Los paisajes montañosos, los bosques frondosos y los senderos bien conservados ofrecen al visitante un contacto directo con la naturaleza. Existen varias rutas señalizadas, como la de la Bobia, con impresionantes vistas a la sierra, o la Ruta del Silencio, ideal para quienes buscan desconectar.
Además, en este pueblo de Asturias se puede pernoctar en alojamientos rurales con encanto, como las casas del núcleo turístico de Santa Eufemia o el hotel Oscos, desde donde iniciar excursiones diarias por la comarca.

Una fotografía de archivo de la localidad asturiana de San Martín de Oscos | Wikipedia
A tan solo 10 minutos en coche se encuentra San Martín de Oscos, otro pueblo de Asturias que parece detenido en el tiempo. Sus calles empedradas, los hórreos de cubierta vegetal, el Palacio de los Guzmán y la iglesia parroquial conforman un conjunto que sigue mostrando el alma rural asturiana. Desde allí, es posible llegar al pueblo de Mon, donde se alza el Palacio de Mon, una construcción casi en ruinas, cubierta por el musgo y las leyendas, pero aún impresionante por sus escudos nobiliarios tallados en piedra.
Otro rincón imperdible en este recorrido por pueblos de Asturias es Villarquille, donde se ubica la Casa del Marco, hoy convertida en Museo de la Casa Campesina, un centro etnográfico que muestra cómo era la vida rural en estas tierras hace apenas unas décadas.