“En ese tiempo no se envió información de la rambla del Poyo”. Esa es la confesión del presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Miguel Polo, durante la junta de gobierno anual del pasado 19 de diciembre, órgano donde están representados ayuntamientos, la Generalitat, la Diputación de Valencia y la Administración General del Estado.
Polo dio esa respuesta a un miembro de la junta de gobierno cuando le preguntó por la falta de información en el Centro de Coordinación Operativo Integrado (Cecopi), según ha trascendido en un audio publicado varios medios de esa reunión del pasado 19 de diciembre.
Cabe recordar que la Confederación Hidrológica del Júcar estuvo en el centro de las sospechas una vez se comenzaron a reconstruir todos los fallos de las administraciones públicas durante la fatídica jornada de la dana en Valencia del 29 de octubre, que se llevó por delante 227 vidas humanas.
Los técnicos de la CHJ centraron su atención en aquella jornada en la crecida de agua en la presa de Forata —cuyo riesgo de rotura elevada fue lo que acabó desencadenando el envío de las alertas a todos los móviles a las 20:11 horas después de que así lo comunicara el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, a la consellera de Justicia, Salomé Pradas—, pero dejaron en segundo plano durante dos horas y media el riesgo del desbordamiento en el barranco del Poyo (que acabó siendo letal), a pesar de que las crecidas en este paso de agua acabaron siendo las más devastadoras.
La CHJ no puso el foco sobre la evolución del flujo en el barranco del Poyo ni emitió ninguna notificación a Emergencias entre las 16:13 horas y las 18:46 horas, a pesar de que los protocolos establecen que a partir de un caudal de 150 m3 por segundo la comunicación debe ser inmediata a Emergencias. (A las 17:00 horas, el caudal era de 325,52 m3 por segundo y a las 18:00 horas el caudal se había disparado hasta los 1725,89 m3).