Cuando se habla de Valencia, las primeras imágenes que vienen a la mente son las aguas cristalinas de la playa de la Malvarrosa o la impresionante arquitectura de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Sin embargo, el lugar más bonito y especial de Valencia no se encuentra en sus icónicos museos ni en su costa, sino en un inmenso pulmón verde que atraviesa la ciudad de punta a punta: el Jardín del Turia. Este antiguo cauce del río, reconvertido en un parque urbano de más de nueve kilómetros, es un tesoro natural y cultural que, aunque conocido por los valencianos, sigue siendo una joya por descubrir para muchos visitantes.
El Jardín del Turia no solo es el lugar más bonito y especial de Valencia, sino también un símbolo de transformación. Su historia comienza con la gran riada del 14 de octubre de 1957, cuando el desbordamiento del río Turia devastó la ciudad y obligó a las autoridades a desviar su cauce al sur para evitar futuras catástrofes. En lugar de construir una autopista o infraestructuras urbanas, como se había planteado en un principio, los valencianos lucharon para que este espacio se convirtiera en una gran zona verde. Así, en 1986, se inauguró este parque lineal, diseñado por diferentes urbanistas y paisajistas, que hoy en día es un auténtico paraíso para pasear, hacer deporte o simplemente disfrutar de la naturaleza.
El Jardín del Turia es mucho más que un simple parque. Se trata del lugar más bonito y especial de Valencia porque alberga una biodiversidad única y una variedad de paisajes que evocan el antiguo cauce del río. Palmeras, naranjos, pinos y rosales conviven con estanques, fuentes y senderos, creando un ambiente ideal tanto para el descanso como para la actividad física.
Un recorrido de oeste a este: del Parque de Cabecera a la Ciudad de las Artes
El Jardín del Turia comienza en el oeste con el Parque de Cabecera, un espacio que recrea un ecosistema fluvial con colinas, lagos y senderos rodeados de vegetación. Aquí, los visitantes pueden alquilar barcas con forma de cisne y disfrutar de un tranquilo paseo por el agua. Justo al lado se encuentra el Bioparc, un zoológico de nueva generación que sumerge a los visitantes en la sabana africana sin jaulas visibles, ofreciendo una experiencia inmersiva.
A medida que se avanza por el Jardín del Turia, el paisaje cambia. La vegetación se entrelaza con modernas instalaciones deportivas y zonas de recreo. Es aquí donde aparece una de las atracciones más queridas por los más pequeños: el Gulliver. Esta gigantesca figura de 70 metros de largo, inspirada en el personaje de Jonathan Swift, se ha convertido en un parque de toboganes y escalada donde los niños pueden trepar y deslizarse como si fueran liliputienses.

La famosa fuente del Jardín del Turia | Wikipedia
Más adelante, el parque se ensancha y deja espacio al Palau de la Música, un auditorio con una variada programación cultural y un entorno ideal para el ocio. En esta zona, las amplias explanadas invitan a patinar, jugar al fútbol o simplemente descansar en el césped.
Finalmente, el recorrido del Jardín del Turia culmina en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, una de las zonas más vanguardistas de Valencia. Aquí, el antiguo cauce se funde con la arquitectura futurista de Santiago Calatrava, donde el Oceanogràfic, el Hemisfèric y el Museo de las Ciencias se reflejan en los estanques que los rodean.