Este domingo 22 de diciembre empezaba pronto en las calles de Catarroja que llevan casi dos meses envueltas en polvo y silencio. A las 9:49, las loteras y hermanas, Mariam y María José Bort escucharon a los niños de San Ildefonso cantar como tercer premio un número que les sonaba familiar: 11840. Un décimo que vendieron 10 veces en ventanilla y que también ha llegado a otros municipios afectados como Requena, Alzira y Castellar, a 50.000 euros el décimo. La ilusión de las loteras expresa el verdadero valor que tienen los décimos cuando se necesitan de verdad, sobre todo de aquellos pasados por barro que la gente, incluso en esas condiciones, quiso comprar.
La administración Lotería Rambleta, ubicada en la calle que le da nombre que además es una de las más castigadas de Catarroja, fue devastada por una ola de barro que dejó el local con una marca de dos metros de altura y mucho por hacer. Las hermanas narraban a los medios, preparados para comunicar los premios del Sorteo Nacional de Loteria de Navidad, cómo habían vendido a muchos “vecinos, voluntarios, policías y militares”.
Exhausta después de todo un día de celebración y “repleto de emociones”, Bort solo lamenta que no ha aparecido nadie: “Es una pena, pero igual se la hemos vendido al algún voluntario”. Igualmente están muy contentas por la remontada que supuso el incremento de ventas después de una campaña en la que tardaron 36 días en abrir tras la DANA. “Después de que se nos destruyera el local, las ventas aumentaron gracias a los voluntarios, pero el colofón ha sido el premio”, señala la lotera.
Minutos más tarde, esta esperanza se contagió con un cuarto premio, 77.768, que aterrizó en Paiporta, localidad que también recibió uno de los quintos por el número 74.778. La titular del despacho de lotería La Estrella, Mari Carmen Rodríguez, ha compartió su entusiasmo por poder devolver “un poquito del muchísimo amor” que han recibido desde la riada.
El cuarto fue compartido con más municipios afectados, como Sedaví, Ribaroja, Letur y Alfafar. El dueño de la administración premiada en Alfafar llenaba de ilusión su pueblo con el sonido de la campana que resonada por todas sus calles. Jose Hernández relata que se enteró con una llamada de un medio de comunicación y acudió corriendo a celebrarlo, aunque para él, la lotería ya le “había tocado y por duplicado”. “Nos salvamos de la dana de milagro, tanto nosotros como nuestro negocio. Nos cambiamos de local dos meses antes de las inundaciones, en agosto, y el anterior local ahora ha quedado devastado”, comenta Hernández con el alivio en la garganta.
Además de una mudanza salvadora, el regente de la administración 81.680 relata que ese día se libraron también en la carretera “de milagro”, tomando las decisiones “más afortunadas en los momentos precisos” mientras la ola de devastación iba avanzando hacia donde querían ir. “Nos tocó totalmente la lotería”, exclama Hernández. En la administración hubo mucho desperfecto pero las maquinas no se vieron afectadas, el lotero asegura que fueron la primera en poder abrir de nuevo “gracias a los vecinos y voluntarios”. Además del cuarto premio, una suma ha llegado a muchas personas a través de participaciones ya que muchos querían el número de la casa: 81.680. “Todos los voluntarios querían ese número”, afirma, y comparte: “Gracias a ello, a todos esos los voluntarios les han tocado 120 euros”.
Pese a que el gran premio ha pasado de largo, los 3,5 millones de euros repartidos en la zona 0 se han celebrado con la fuerza del Gordo. Los pueblos afectados aguardan la llegada de una fiestas que se esperan complicadas, pero con la esperanzad de que la Navidad y el Año Nuevo devuelvan la magia, sobre todo a la infancia. De momento no se sabe a quién ha tocado, pero todos coinciden en la tremenda ilusión de que sea a una persona que lo necesite de verdad o voluntarios, para devolver así una pizca del esfuerzo invertido en restaurar la luz de sus hogares.
A pesar de los premios, la realidad sigue siendo cruda y no se puede blanquear. Los pellizcos no son capaces de rellenar el pozo de deuda en números rojos afronta Valencia. De hecho, la alcaldesa de Catarroja protestó ayer ante la visita sorpresa de los reyes que, a su juicio, pretendía “aparentar una normalidad que no es real”, paseándose por las zonas menos afectadas. La edil valenciana criticó: “Ellos están tomándose un refresco mientras la gente está trabajando, cuando lo que tenían que haber hecho es visitar a los militares que llevan aquí más de 50 días, que están cansados y haciendo lo que nadie quiere hacer”.