En la comarca de la Canal de Navarrés, en un lugar paradisiaco entre fuentes, lagos y barrancos, se encuentra Anna, un municipio que es uno de los secretos mejor guardados de la Comunidad Valenciana por su espectacular entorno natural. Anna ofrece la oportunidad de descubrir un rincón distinto a todo, lejos del bullicio turístico habitual.
A menos de una hora de Valencia capital, este pueblo de origen musulmán se conoce como el “pueblo de los ojos de agua”, gracias a la abundancia de manantiales y fuentes que brotan por sus calles empedradas. Su paisaje está marcado por lugares emblemáticos como el Lago de Anna, conocido localmente como la Albufera, donde las aguas tranquilas y la vegetación frondosa crean un refugio perfecto para pasar el día en plena naturaleza. Pero Anna es mucho más que naturaleza: es también un enclave histórico.
El Castillo-Palacio de los Condes de Cervellón: la “Alhambra Valenciana”
Entre los mayores tesoros de Anna destaca el Castillo-Palacio de los Condes de Cervellón, una joya arquitectónica apodada la “Alhambra Valenciana” por sus detalles mudéjares y almohades. Su origen se remonta al siglo XII, cuando fue construido como alcázar musulmán en tiempos de la Valencia islámica. Tras la conquista cristiana de Jaime I, pasó a manos de la Orden de Santiago y, más tarde, a influyentes familias nobles como los Borja y los Condes de Cervellón.

Restaurado a fondo entre 2001 y 2007, hoy el palacio alberga el Centro de Difusión Patrimonial de Anna, que ofrece un recorrido a través de salas temáticas que narran la historia local. Entre ellas, destacan el Jardín Almohade, lleno de fuentes y de plantas aromáticas; el Harim, un espacio restaurado con técnicas artesanales tradicionales marroquíes; y los antiguos aljibes, que representan la importancia del agua en la vida del municipio.
Este palacio ha llamado incluso la atención del director de cine Alejandro Amenábar, quien ha elegido este lugar como uno de los escenarios principales para su próxima película, El Cautivo, prevista para estrenarse en 2025.
La naturaleza, lo mejor del pueblo
Para los amantes de la naturaleza, Anna muestra parajes como el Gorgo de la Escalera, un cañón natural de aguas cristalinas al que se accede descendiendo 136 escalones. Sus pozas y cascadas invitan tanto al baño como a explorar, por lo que es un lugar perfecto para practicar barranquismo, rappel, entre otros deportes.
Otra parada imprescindible es el Lago de Anna, un espacio ideal para un picnic, un paseo o una tarde tranquila disfrutando de las aves acuáticas. Además, cuenta con piscina natural, zona infantil y senderos accesibles para todas las edades. La entrada es muy asequible y contribuye al mantenimiento del paraje.
Tradiciones vivas y sabor a autenticidad
La vida en Anna también late al ritmo de sus tradiciones. Un ejemplo de ello es La Catalineta, una entrañable festividad que cada noviembre reúne a estudiantes y docentes en torno a la Fuente Negra para compartir cazuelas y celebrar la cultura local. La gastronomía no se queda atrás. Se pueden catar platos como el arroz al horno o la clásica paella valenciana, auténticas joyas de la Terreta.
Y es que Anna se presenta como una joya desconocida que aún conserva su esencia pura, lejos del turismo masivo. Por lo que es perfecta para quienes buscan una escapada diferente, entre historia, naturaleza y tradiciones, en el corazón de la Comunidad Valenciana.