COMUNIDAD DE MADRID

El gentilicio de los madrileños que casi nadie conoce y no es “gato”

Aunque la ciudad de Madrid sea muy plural y tenga personas de todos los lugares, sigue habiendo madrileños de pura cepa, y hay una forma muy peculiar de llamarlos

Madrid es una de las regiones más importantes de España principalmente por un motivo muy claro, que es la capital y esté en el centro de la Península Ibérica. Pero hay muchas otras cosas que destacan de Madrid, y es que es un lugar donde se reúnen muchas personas de toda España y el mundo, que ya sea por motivos laborales, académicos o por los derroteros de la vida, acaban en ella. Esto ha generado que siempre destaque la ciudad por ser muy abierta y plural, pero a la vez también porque cada vez haya menos, o se les vea en menor medida, a los madrileños de toda la vida, apartados en parte por la gentrificación.

Y es que ese madrileño icónico y castizo es también una de las claves de la ciudad, pero cada vez se está perdiendo más. A estos se les ha conocido históricamente como gatos. Este término se utiliza para referirse específicamente a aquellos madrileños cuyos padres y abuelos también nacieron en la ciudad, es decir, a los “madrileños de pura cepa”. Su origen se remonta a la época de la Reconquista, cuando las tropas de Alfonso VI tomaron Madrid en el siglo XI escalando sus murallas con una destreza comparable a la de los felinos.

A lo largo de los siglos, el uso de gato se consolidó, mientras que otros gentilicios, cayeron en desuso. Sin embargo, hay uno que sigue siendo una curiosidad lingüística que demuestra cómo la historia y la cultura popular han influido en la identidad madrileña, el de ballenato.

Madrid.

Un gentilicio diferente para los madrileños

El gentilicio “ballenato” para referirse a los madrileños es un término poco conocido hoy en día, pero que tiene una historia curiosa y un origen que se pierde en el tiempo. Si bien la mayoría de la gente asocia a los habitantes de Madrid con el apodo de gatos, existe esta otra denominación que, aunque en desuso, forma parte del anecdotario histórico de la ciudad.

Aunque pueda sonar extraño, este apodo llegó a estar recogido en el Diccionario de la Real Academia Española, donde se definía ballenato no solo como “hijo de la ballena”, sino también como “natural de Madrid”. Su origen no tiene nada que ver con los océanos ni con cetáceos gigantescos, sino con una curiosa anécdota ocurrida en el río Manzanares hace siglos.

Un burro, un río y una confusión monumental

Cuenta la historia que un comerciante que transportaba una gran carga de vino sufrió un accidente y perdió parte de su mercancía en el Manzanares. Las cubas flotaron río abajo y  hubo varios madrileños que, al percatarse del accidente, comenzaron a gritar: “¡Una va llena, una va llena!”. Pero el boca a boca hizo su trabajo y, como ocurre con cualquier rumor, el mensaje fue transformándose hasta que la frase acabó convertida en “¡Una ballena!”.

La noticia de que una enorme ballena surcaba las aguas del Manzanares corrió como la pólvora por todo Madrid. Nadie quería perderse semejante espectáculo, y pronto la expectación se convirtió en histeria colectiva. La gente, convencida de que estaban ante un temible monstruo marino, decidió organizarse para darle caza. Con antorchas y lanzas improvisadas, los madrileños más valientes se dispusieron a enfrentarse a la supuesta criatura.

Cuando finalmente lograron “pescar” al temido animal, se encontraron con una sorpresa mayúscula: la gigantesca ballena resultó ser, en realidad, la albarda de un burro que había caído al río. La historia provocó las risas de los vecinos de otras provincias, que no tardaron en utilizar este episodio para burlarse de los madrileños, llamándolos ballenatos en referencia a su “valerosa” caza del inexistente cetáceo.

Con el paso del tiempo, el término ballenato fue cayendo en desuso y hoy en día son muy pocos los que lo conocen. En cambio, el apodo de gatos se ha mantenido y se ha consolidado como la forma más común de referirse a los madrileños de pura cepa.