Castilla y León es una de las comunidades autónomas más ricas en patrimonio histórico y cultural de España. Con una extensión que abarca más de 94,000 kilómetros cuadrados, esta región se erige como un mosaico de paisajes y tradiciones únicas. Desde las altas cumbres de la Cordillera Cantábrica hasta las llanuras infinitas de Tierra de Campos, cada rincón guarda una historia que contar. En este artículo, te invitamos a descubrir los nueve pueblos más bonitos de Castilla y León, cada uno representando lo mejor de su provincia. Prepárate para un viaje lleno de encanto, cultura y gastronomía.
Arévalo (Ávila)
Comenzamos nuestra ruta en la provincia de Ávila, con Arévalo, un pueblo que destaca por su arquitectura mudéjar y su rica historia. Conocido como la “cuna de Isabel la Católica”, este encantador municipio te transporta al pasado con su conjunto histórico-artístico. La plaza Mayor, con sus característicos soportales y balcones de madera, es el corazón de la villa y un lugar ideal para iniciar la visita.
El Castillo de Arévalo, una imponente fortaleza de origen medieval, alberga un museo que narra la historia de la localidad y su importancia estratégica durante la Reconquista. Además, no puedes marcharte sin probar el cochinillo asado, un plato estrella que ha llevado la fama de la gastronomía arevalense más allá de las fronteras provinciales.
Lerma (Burgos)
En la provincia de Burgos encontramos Lerma, conocida como “la villa ducal”. Este pueblo, situado sobre un promontorio con vistas al río Arlanza, es un ejemplo perfecto del esplendor barroco de Castilla y León. El Palacio Ducal, construido por orden del Duque de Lerma, domina la localidad y hoy funciona como parador de turismo.
Sus calles empedradas, flanqueadas por edificios históricos, invitan a pasear y descubrir joyas como el convento de San Blas o la colegiata de San Pedro. Para los amantes de la gastronomía, la morcilla de Burgos y el lechazo asado son imprescindibles, y combinan a la perfección con los vinos de la Ribera del Arlanza.
Astorga (León)
En la provincia de León, Astorga brilla como un lugar donde convergen historia, arte y tradición. Fundada por los romanos, esta ciudad conserva vestigios de su pasado, como las murallas y la ergástula, un antiguo almacén romano convertido en museo. El Palacio Episcopal, una obra maestra de Antoni Gaudí, es una de las joyas arquitectónicas más fascinantes de Castilla y León.
A pocos metros se encuentra la Catedral de Santa María, que combina elementos góticos, renacentistas y barrocos en un conjunto espectacular. Astorga también es famosa por su cecina, un manjar leonés que se suma a las deliciosas mantecadas, dulces que han conquistado paladares durante generaciones.
Ampudia (Palencia)
Ampudia, en la provincia de Palencia, es uno de los pueblos más bonitos de Castilla y León gracias a su impecable conservación y su encanto medieval. Pasear por sus calles porticadas, que se extienden como arterias principales, es un verdadero placer para los sentidos. El Castillo de Ampudia, una fortaleza del siglo XV en perfecto estado, alberga una colección de arte y antigüedades que te sumergirá en la historia de la región.
La iglesia colegiata de San Miguel, con su esbelta torre, es otro de los imprescindibles. Ampudia también destaca por su rica vida cultural, con festivales y eventos que atraen a visitantes durante todo el año. Por supuesto, no olvides degustar los platos típicos de la zona, como el lechazo churro.
Ledesma (Salamanca)
A orillas del río Tormes, Ledesma se erige como uno de los rincones más encantadores de Salamanca. Este pueblo combina a la perfección su pasado romano con su herencia medieval. El puente viejo, de origen romano, es uno de los puntos más fotografiados y conecta directamente con el casco antiguo, donde el Castillo de Ledesma y sus murallas te transportan al pasado.
Además, no puedes perderte la iglesia de Santa María la Mayor, un templo gótico de gran belleza. La gastronomía es otro de los grandes atractivos de Ledesma: embutidos, hornazo y los famosos quesos de la región son delicias que harán de tu visita una experiencia inolvidable.
Pedraza (Segovia)
Pedraza es, sin lugar a dudas, uno de los pueblos más bonitos no solo de Castilla y León, sino de toda España. Esta villa medieval, completamente amurallada, ofrece una atmósfera única que la ha convertido en un destino predilecto para quienes buscan un viaje al pasado. La plaza Mayor, amplia y rodeada de edificios de piedra, es el epicentro de la vida del pueblo y un lugar perfecto para disfrutar de su gastronomía.
El castillo de Pedraza, que alberga el museo Ignacio Zuloaga, es otra visita obligada. Además, cada verano, Pedraza acoge el famoso concierto de las velas, un evento mágico que ilumina el pueblo entero con miles de velas. No te olvides de probar el cordero asado, una auténtica delicia local.
Calatañazor (Soria)
“Donde Almanzor perdió el tambor”, reza el dicho popular sobre Calatañazor, uno de los pueblos más bonitos de Castilla y León. Este pequeño enclave medieval parece detenido en el tiempo, con sus calles empedradas y casas de adobe y madera. El castillo, aunque en ruinas, ofrece unas vistas panorámicas espectaculares del valle circundante.
A pocos kilómetros se encuentra el sabinar de Calatañazor, un bosque de sabinas centenarias que es único en Europa y ofrece un entorno ideal para los amantes de la naturaleza. Calatañazor es, además, un lugar perfecto para desconectar y disfrutar de la tranquilidad y la belleza de su entorno.
Urueña (Valladolid)
Urueña, conocida como la villa del libro, es un verdadero paraíso para los amantes de la literatura. Este pequeño pueblo amurallado, situado en la provincia de Valladolid, alberga más librerías que cualquier otro lugar en relación con su número de habitantes. Pasear por sus calles es una experiencia cultural única, donde cada rincón invita a la reflexión y al aprendizaje.
Además, las murallas de Urueña ofrecen unas vistas impresionantes de los campos de Castilla, convirtiéndolo en un lugar ideal para los aficionados a la fotografía. No dejes de visitar la Fundación Joaquín Díaz y el Museo del Gramófono, dos espacios que enriquecen aún más la oferta cultural de esta villa singular.
Toro (Zamora)
Toro, en la provincia de Zamora, es sinónimo de vino, arte e historia. Situado en lo alto de un promontorio, este pueblo ofrece unas vistas impresionantes del río Duero y de los viñedos que lo rodean. La colegiata de Santa María la Mayor, con su espectacular cúpula y su famoso pórtico de la Majestad, es una de las joyas del románico español.
Pasear por las calles de Toro es descubrir un lugar donde la tradición y la modernidad conviven en perfecta armonía. Y, por supuesto, no puedes marcharte sin catar los vinos de denominación de origen Toro, que han ganado reconocimiento internacional por su calidad y sabor.