Jesús Calleja, el reconocido aventurero y presentador de televisión, ha recorrido el mundo y ha sido protagonista de algunas de las hazañas más impresionantes, como escalar el Everest. Su pasión por la montaña y los viajes le ha permitido explorar lugares remotos, pero a pesar de todo, Calleja siempre ha afirmado que, por encima de todo, es un “hombre feliz”. Más ahora que ha cumplido el gran sueño de su vida al llegar al espacio a bordo del cohete New Shepard, de la compañía Blue Origin, propiedad de Jeff Bezos. Así hizo historia al convertirse en el cuarto astronauta español de la historia.

El New Shepard despegando rumbo al espacio con Jesús Calleja dentro de él
Pero más allá de estos hitos o de sus décadas triunfantes en la televisión hay que ir al pasado para entender mejor su historia y su éxito. Para ello podemos mirar en sus orígenes. Calleja nació en Fresno de la Vega, un pequeño pueblo de la provincia de León, provincia que le ha acompañado siempre, ya que es un gran embajador de ella.
Aunque creció en un entorno modesto, rodeado de naturaleza y en compañía de sus padres y hermanos, sus raíces le han dejado una huella imborrable. No ha escondido nunca estos orígenes humildes, pues en entrevistas del pasado ha confesado que se su familia regentaba una peluquería de señoras, que si bien no daba grandes lujos, le permitió una infancia marcada por la cercanía con la naturaleza y a raíz de ella cimentó su carrera.
Un oasis en medio de la naturaleza
Este pintoresco pueblo, que apenas supera los 460 habitantes, se encuentra ubicado en la ribera izquierda del río Esla, y se ha convertido en el destino ideal para quienes buscan paz y tranquilidad. Y es que Fresno de la Vega es perfecto para los amantes de la naturaleza, especialmente para aquellos que disfrutan del senderismo y las rutas al aire libre, lejos del bullicio urbano.
En el pueblo uno de los mejores lugares para visitar es la Iglesia de San Miguel Arcángel, uno de sus grandes puntos de interés, un templo del siglo XIII catalogado como Bien de Interés Cultural. En líneas generales es de estilo barroco, y sorprende porque sus lados oeste y sur son de estilo mudéjar y sus lados este y norte son románicos.
El pimiento, un símbolo de identidad
Pese al escaso tamaño y al pequeño número de vecinos, el pueblo se sustenta. Y lo hace principalmente porque la economía del municipio se basa en la agricultura y en especial en el cultivo de hortalizas, entre las que destaca especialmente el pimiento del Fresno o pimiento morrón de cuatro morros, un producto con gran reconocimiento en la gastronomía española en general y en la leonesa en particular.
De hecho, gracias a la importancia de este producto local se celebra anualmente la Feria del Pimiento el último fin de semana de septiembre. Esta feria, que este 2025 celebrará su 40º aniversario, está en proceso de ser declarada Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León. Y en ella, como su mismo nombre indica, se celebran los productos locales y ofrecen sus pimientos morrones y otras hortalizas frescas, además de productos artesanales y gourmet.
Por otro lado, se celebra una pimentada popular que es uno de los momentos más esperados del año en la localidad. En ella se reparten raciones gratuitas de pimientos fritos a todos los asistentes. Por todo esto la feria atrae a más de 35.000 visitantes anualmente, incluyendo turistas de provincias cercanas y del extranjero. Además de promover el pimiento morrón, el evento impulsa la economía local y destaca otros productos de la huerta y la gastronomía leonesa, una de las más importantes de nuestro país.