La Alcazaba es uno de los grandes monumentos de Málaga. No solo eso, sino que forma parte de su seña de identidad. Motivo por el que se ha convertido en símbolo patrimonial y turístico de la capital de la Costa del Sol. Se trata de una fortaleza árabe que data del siglo XI, pero aunque a priori pueda parecer que esa es su única historia, la realidad es que cuenta con un valor incalculable debido a la gran cantidad de sucesos que ocurrieron en ella.
Sin ir más lejos, a mediados del siglo XVIII, la Alcazaba de Málaga fue usada como campo de concentración de unas 1.200 mujeres gitanas con motivo de la Gran Redada, un intento de exterminio de la raza calé.
Un monumento con hasta siete etapas de historia
La Alcazaba de Málaga no se entiende sin Gibralfaro, aunque este último llegara después, ambos monumentos conforman el binomio característico de la Costa del Sol. Sin embargo, la Alcazaba fue lo primero que se construyó de este conjunto. Su nacimiento tuvo lugar en la etapa preislámica, cuando se levantó sobre zona baja de la desembocadura del Guadalmedina.
Se trataba de una posición estratégica en la ciudad. Desde la época bizantina y sobre todo en la época visigoda, su situación geográfica hizo que se convirtiera en la zona de residencia del poder. Una función que la Alcazaba no abandonaría hasta el siglo XVIII, cuando pasó a ser una cárcel para mujeres gitanas.
Sin embargo, la mayor trascendencia de la Alcazaba tuvo lugar a partir del 711 con la invasión árabe bereber de la ciudad de Málaga. En este momento, la ciudad se resumía a un núcleo urbano reducido al Cerro de la Alcazaba.
El estado actual de este monumento de la Costa del Sol tan caracteríctico impide tener constancia palpable de aquellas primeras construcciones islámicas que se realizaron en la Alcazaba. Tan solo hay presencia de un muro orientado hacia el sureste ubicado en el subsuelo del actual Patio de Armas. Como curiosidad, este muro ha sido identificado como un posible muro de la primera mezquita construida en la ciudad, la denominada Mezquita de Ibn Salih. La cual se convirtió en la Mezquita Aljama de Málaga hasta el siglo XI.
Tras los islámicos, la alcazaba pasó por diversas etapas. Entre ellas, la hammudí, la zirí, durante ka ocupación norteafricana, la de la etapa nazarí y posteriormente la de los Reyes Católicos.
De Alcazaba del reino Nazarí a cárcel para gitanas
En el año 1749 el edificio de la Alcazaba comenzó a ser utilizado como prisión para mujeres gitanas. Esto sucedió a raíz de la proclamación de la Gran Redada, un intento de exterminio de los gitanos que vivían en España.
Este proyecto fue ideado y dirigido por el marqués de la Ensenada, ministro de Fernando VI. Consistía en recluir separadamente a los hombres y a las mujeres gitanos para que no pudieran reproducirse y conseguir así su extinción. De tal modo, la Alcazaba de Málaga pasó a ser una prisión para un total de 1.200 mujeres gitanas.
Estas, a modo de protesta, provocaron grandes destrozos en todo el recinto. Por lo que en 1751 fueron trasladadas y derribadas múltiples estancias. Fue en 1843 cuando la Alcazaba dejó de ser propiedad militar. En este momento, comienza a crearse un populso barrio de casas modestas adosadas a las murallas emergentes de la fortificación.
El castillo de Gibralfaro, la maravilla sin la que no se entiende la Alcazaba de Málaga
Este castillo fue construido mucho más tarde que la Alcazaba. Concretamente, se levantó bajo las órdenes del rey nazarí Yusuf I y fue terminado por Muhammad V. Su edificación estuvo motivada por la debilidad que la Alcazaba presentaba en este flanco, donde desde la cima de Gibralfaro podría atacarse, sobre todo con artillería.
Finalmente en el siglo XIX, Gibralfaro dejó de ser un edificio militar y pasó a manos del ayuntamiento de la ciudad. En la actualidad, conforman uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad y uno de los símbolos más representativos de Málaga.