No hay un solo periódico en Alemania que no lleve en portada esta noticia. Volkswagen ha anunciado su intención de cerrar tres fábricas de la compañía en el país. Era un secreto a voces pero ahora es oficial. El sector automovilístico está pasando por un periodo de crisis aguda en la Unión Europea y esta es una consecuencia que deja una herida, además, al orgullo económico de la locomotora de Europa Tras 90 años de historia, Volkswagen va a reducir costes por un valor de 4.000 millones de euros y para llevarlo a cabo, planea el cierra de un tercio de sus plantas, realizar miles de despidos y reducir un 10% el salario de sus empleados.
Es un jarro de agua fría para un país sumido en el pesimismo, que ha tenido que reconocer que, por segundo año consecutivo, va a registrar una recesión este 2024 con una caída del producto interior bruto del 0,3%. Un movimiento que deja además en nada la promesa de empleo vigente desde 1994 que prohibía realizar despidos hasta el año 2029.
Estamos viviendo un momento de transición en el mundo del motor, en el cuál las fábricas intentan adaptarse a los modelos del futuro, los eléctricos y poco a poco van abandonando la combustión. Sin embargo, el producto final todavía resulta muy caro y se ha resentido en las ventas. Sumado a la fuerte competencia que ejerce China, a la que se le está intentando hacer frente desde la Comisión Europea imponiendo unos aranceles que las propias compañías quieren evitar. Muchas de ellas fabrican modelos europeos en suelo chino y también se han visto sometidas paradójicamente al aumento de aranceles.
Volkswagen presentó sus resultados semestrales teniendo que admitir que no se habían alcanzado los objetivos. Daniela Cavallo, la jefa del comité de empresa y miembro del consejo de supervisión, admite que son tiempos duros para el sector. “La dirección toma esta decisión muy en serio. No se trata de una negociación colectiva en la que estemos generando ruido. Es un plan cerrado para ajustar la estructura del mayor grupo industrial de Alemania en el país”. Se habla del despido de 15.000 trabajadores como mínimo.
Factoría en España
Este terremoto podría tener otras réplicas también en España. Hay dos factorías españolas de grupo, Seat en Matorell y Volkswagen en Pamplona y, al menos por el momento, la empresa les ha transmitido a los sindicatos tranquilidad y que los puestos de trabajo están asegurados. En el caso de Navarra, allí trabajan 4.800 personas de los cuales el 16% son mujeres. Y hace apenas un mes que la compañía les aseguró que no había intenciones de recortar personal en la factoría. Además, están en pleno proceso de ejecución de una importante transformación de modelos de combustión al eléctrico, con una inversión de 1.000 millones de euros.
Pero lo que hoy es tranquilidad, mañana se puede tornar en un problema. Es una evidencia, que los coches europeos eléctricos no se venden como los chinos. Durante el mes de septiembre, la caída de ventas fue del 6,1% interanual según datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles. Pero sobre todo, la pérdida de mercado se produjo en Francia, Italia y Alemania, con un descenso de las ventas del 11%, 10,7% y un 7% respectivamente. España, sin embargo, experimentó un pequeño repunte con una subida del 6,3%.
Y no solo estamos hablando de caídas en Volkswagen, también han caído los ingresos de pesos pesados como Stellantis, Mercedes-Benz, BMW, Renault, Volvo…
Stellantis ha anunciado paros temporales en varias plantas en Italia para “adaptar su producción”. Durante el mes de noviembre, las plantas de Pomigliano dÁrco, Termoli o Pratola Serra. Según fuentes de la empresa, “estas medidas son necesarias para adaptar la producción a las necesidades actuales del mercado y garantizar una gestión eficiente de los recursos”.
Por su parte, Aston Martin, el grupo automovilístico de lujo, ha anunciado un recorte de sus previsiones de ventas anuales en 1.000 vehículos, esto es, un 15% menos que su estimación anterior.
Y lo mismo ha sucedido con la sueca Volvo Car, que ha reducido también su perspectiva de crecimiento de ventas de coches entre un 12% y un 15%.
Y mientras unos intentan salir de los números rojos, otros registran un aumento de beneficios importante. La estadounidense Tesla ha recuperado en el tercer trimestre sus beneficios netos un 17% respecto al año anterior, cuando sus ganancias se redujeron un 50%. Elon Musk ha conseguido reducir los costes de producción a mínimos históricos y ha logrado entre julio y septiembre un coste por unidad de 35.100 dólares. Y con la vista en el futuro y los taxis autónomos. Una dura competencia para el Viejo Continente.