Si pudiéramos ver a través de la mirilla la imagen de la reunión sobre política monetaria del Banco Central Europeo en Frankfurt el 12 de septiembre, veríamos que todos los gobernadores europeos que acuden son hombres. Todos sin excepción. Asistiríamos a una estampa de trajes masculinos que se ha perpetuado desde que existe la institución puesto que nunca ha habido una mujer en el puesto de gobernadora central. Es cierto que la estampa monocromática se rompe con Christine Lagarde, presidenta del BCE, pero ella es una excepción.
Con el nombramiento de José Luis Escrivá como gobernador del Banco de España se han esfumado las posibilidades de que por primera vez en la historia, una mujer ocupara el puesto al frente del organismo supervisor aunque Margarita Delgado ha sido subgobernadora y gobernadora en funciones después de que expirara el mandato de Pablo Hernández de Cos. De esta manera, Escrivá podrá reemplazar a su predecesor y viajar a Alemania la semana que viene para votar si bajar o no los tipos de interés. Es una cuestión que afecta directamente al bolsillo de los ciudadanos, que verán si se reduce algo más la cuota mensual de su hipoteca de tipo variable tras la decesión que tomen esa veintena de economistas a 1.600 kilómetros de distancia.
Según el analista de iBroker, Antonio Castelo, “que la economía ha estado en manos de los hombres y cada día la mujer participa más, es obvio y poco más se puede añadir a eso. Pero también es verdad que las mujeres se van incorporando cada vez más y ya hemos tenido casos como el de Janet Yellen, que fue presidenta de la Fed entre 2014 y 2018 y ahora es Secretaria del Tesoro de los Estados Unidos desde 2021 o aquí en Europa tenemos el caso de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo desde noviembre de 2019 y anteriormente directora gerente del Fondo Monetario Internacional desde 2011 hasta 2019 y antes Ministra de Economía, Finanzas y Soberanía Industrial y Digital de Francia entre 2007 y 2011. Supongo que con el paso de los años se irán incorporando más mujeres a estos cargos pero yo creo que tienen que hacerlo en función de su valía profesional y no por cuotas”.
En las facultades de economía, el 40% de los estudiantes son mujeres lo que demuestra que todavía no hay paridad en esa rama, según los datos más recientes de Statista. En otras, sin embargo, son mayoría. Por ejemplo, en ciencias de la salud, el 72% son mujeres, en las Artes y Humanidades, el 64%, en las Ciencias Sociales y Jurídicas el 60%. En las facultades de ingeniería los porcentajes se hunden hasta el 27%.
ONU Mujeres, perteneciente a las Naciones Unidas, considera que “invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo. Las mujeres contribuyen de manera muy significativa a las economías, ya sea en empresas, granjas, como emprendedoras o empleadas”.
Y sin embargo, en los ámbitos de poder, ya sean políticos, jurídicos y económicos, cuesta todavía que las ellas ocupen estos espacios relevantes. En España no ha habido nunca una presidenta del Gobierno. Si salimos del país, podemos encontrar algunas mujeres en lo más alto de organismos económicos internacionales pero estamos acostumbrados en general a ver en las fotografías de grupo a muy pocas. Aún así hay dignas excepciones, como la directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, la directora general de la Organización Mundial del Comercio, Ngozi Okonjo-Iweala, o Rita Gopinath, primera subdirectora gerente también del FMI.
Elena Hurtado, economista, achaca esta falta de mujeres gobernadoras a que sus designaciones están ligadas en muchos casos a la política. “En la empresa privada ya vamos viendo avances, se está actualizando la situación respecto al pasado pero en lo cargos políticos sí vemos nombramientos que siguen siendo masculinos, es un ámbito en el que todavía hay trabajo por hacer. Al final el tiempo que puede utilizar un hombre en su carrera no es el mismo que tiene la mujer por los roles que asumimos en la familia. El cuidado de los hijos, por ejemplo, debería ser asunto compartido y vemos que no es así”.
En este sentido, añade que “los hombres suelen continuar con su carrera y las mujeres se encargan más de sus hijos y del funcionamiento de la casa. Llega un momento en el que tienes que elegir entre tu vida familiar y tu carrera profesional y la mujer tira al cuidado de la familia, por ejemplo, se nos hace muy difícil viajar por trabajo. Moverse de casa es más complicado para una mujer con hijos a no ser que tenga ayuda doméstica. Y las que llegan a lo más alto es porque renuncian a veces a su familia para escalar en su carrera profesional. No es compatible ir a buscar a los niños al colegio con tener una reunión en Bruselas. Pero sí que veo un cambio de paradigma con las nuevas generaciones”.
Por el momento, quedan por delante seis años, hasta 2030, en el mandato que comienza Escrivá. Solo a partir de entonces, podremos retomar el discurso de la primera mujer gobernadora del Banco de España.