Uniformes sexistas, todavía presentes en los empleos del S.XXI

CCOO denuncia "discriminación injustificada por razón de sexo" en el Hotel Palace de Madrid: las trabajadoras tienen que llevar falda y escote. Las azafatas de Iberia pudieron llevar zapatillas en lugar de tacones en 2020

Un hotel de lujo centenario que ha hospedado a grandes personalidades como Federico García Lorca, Luis Buñuel o el periodista Julio Camba recupera su lustre. El Hotel Palace de Madrid vuelve a abrir al público después de meses de remodelaciones, pero parece que también quiere perpetuar viejas costumbres obsoletas y machistas.

El sindicato Comisiones Obreras denuncia que el hotel no ha tenido en cuenta el principio de igualdad y no discriminación a la hora de elegir los uniformes de sus trabajadoras. Y ha impuesto la utilización de vestido para las mujeres, rígido y ajustado, además de un escote pronunciado en la zona del pecho. “Cabe señalar, que gran parte de las funciones de limpiadoras y camareras de piso implican movimientos como inclinarse o agacharse, y que dicha uniformidad no solo impide hacerlo de la forma óptima y deseable de cara a la prevención de riesgos laborales, sino que aumenta considerablemente los riesgos de violencia sexual inherentes a dichos puestos de trabajo”.

Denigrante

Fotos de los uniformes propuestos para el Hotel Palace.

Para CCOO es absolutamente intolerable que en los tiempos que corren se utilice la imagen de la mujer de una forma tan obscena y denigrante, priorizando decisiones de marketing y nostalgias pasadas frente a la seguridad y salud de las personas trabajadoras”, explican desde el sindicato.

Justo cuando se celebra el Día Internacional de las Mujeres, todavía se mantienen prácticas de otros tiempos que demuestran el camino que queda por recorrer en materia de igualdad en el ámbito laboral y el sindicato ya ha anunciado medidas legales “a fin de erradicar este tipo de prácticas machistas”.

Uniformes

Los uniformes de las mujeres han sido, a lo largo de la historia, una muestra más de las desigualdades laborales. Un símbolo visible de esa discriminación. Solo hay que echar la vista atrás y ver, por ejemplo, las fotografías de cómo vestían las azafatas de vuelo. Falda, tacones, bien maquilladas… En el caso de Iberia, no fue hasta el año 2006, con la llegada de Adolfo Domínguez que rediseñó los uniformes, cuando el pantalón pasó a formar parte del atuendo de las mujeres.

En la actualidad, pueden elegir entre falda, vestido o pantalón. Cada trabajadora elige la ropa con la que se siente más cómoda, teniendo en cuenta que pasan horas de pie. Con el calzado también ha habido una evolución. En la actualidad tienen hasta cuatro opciones: zapato de tacón alto, tacón medio, zapato plano o incluso zapatillas de deporte. Pero eso era impensable en el pasado. Forman parte del pasado de la compañía imágenes de mujeres sonrientes luciendo piernas con un traje de americana y falda entalladas.

Enfermería

En el mundo de la enfermería ha sucedido algo parecido. Hoy pensamos en esas profesionales con bata blanca, medias y cufia y lo relacionamos más con un disfraz o incluso como una indumentaria propia del mundo del porno. Las enfermeras en la actualidad llevan pantalones porque, claramente, son más cómodos para trabajar en un contexto en el que deben agacharse para atender a los enfermos en las camas de los hospitales.

Y no ha pasado tanto tiempo. Una sentencia de la Sala Social del Tribunal Supremo en el año 2011 reconoció como discriminatorio que las enfermeras y auxiliares tuvieran que llevar ese uniforme con falda, delantal, cofia y medias frente al pijama sanitario de dos piezas que llevaban los hombres. En su sentencia, el alto tribunal consideró que esa práctica carecía de justificación objetiva y resultaba contraria al principio de no discriminación por razón de sexo.

Adaptación

Adaptar los uniformes que han vestido habitualmente los hombres requiere de tiempo. El Sindicato Unificado de Policía (SUP) denunció en 2022 que habían recibido quejas de las mujeres agentes que aseguraban que ni las tallas ni las hechuras de los uniformes femeninos se correspondía con sus cuerpos.

El sindicato reclamó a la Dirección General de la Policía que solucionara los problemas de tallaje y diseño de las prendas para mujeres y denunció que la administración estaba “incumpliendo la normativa al no facilitar a los policías el atuendo oficial imprescindible y además permite que los colectivos más afectados, los policías que realizan su trabajo de cara al público en la calle, den una imagen pésima del cuerpo en contra de su voluntad”.

Si las mujeres están ocupando los espacios que antes eran exclusivos de hombres, también tienen derecho a vestir como ellos, cómodas, y que nadie las sexualice o cosifique nunca más.

 

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