Abróchese el cinturón, que este verano vienen turbulencias. Y le recomendamos que no se lo quite, porque los viajes en avión tendrán un mayor movimiento. ¿El motivo? El aumento de las temperaturas. “Un avión vuela en un fluido, que no deja de ser una masa de aire con partículas en suspensión. Las turbulencias vienen cuando las partículas de fluido se agitan, y esto sucede por un aumento de la temperatura”, explica Rubén González, piloto profesional e instructor de vuelo en el Aeroclub Barcelona Sabadell.
Un ejemplo. Coja un vaso y llénenlo de agua. No lo toque y obsérvelo. Verá que el fluido está totalmente estable. “Pero si calentamos el agua, el fluido empezará a estar turbulento”, apunta González.
Una vez más, el cambio climático aporreando la puerta del apocalipsis, y nosotros mirando vídeos de gatos en TikTok. Y hay más. Las turbulencias han aumentado un 55% en los últimos 40 años, un dato que podría multiplicarse por tres a finales de siglo (si no nos extinguimos antes). Son datos de un estudio de la Universidad de Reading publicado en la revista científica Nature. Además, por si esto fuera poco, sepa usted que el aumento de las turbulencias supone un desembolso de entre 130 y 450 millones de euros por año -datos de Estados Unidos- por el desgaste que provocan en las aeronaves y por las coberturas -por daños- a los pasajeros. Sin intención de dar ideas, no le extrañe que más pronto que tarde, Ryanair nos facture también un plus por turbulencias.
A lo que íbamos, los aviones se moverán más, pero no hay peligro porque las turbulencias no afectan a la seguridad del avión. “Los aviones son muy flexibles y están preparados para soportar turbulencias ligeras, moderadas o incluso severas”, apunta el piloto Rubén González.
Aun así, son muchos los pasajeros que tienen miedo a volar. Los distinguirán rápido, porque miran el reloj de forma compulsiva, deseando que el tiempo engulla los minutos. Sus sentidos se vuelven arácnidos ante cualquier ligero movimiento. Buscan la sonrisa cómplice de los tripulantes de abordo y un ‘no pasa nada’ en su mirada. Doble check a las ventanas -para comprobar que los motores no sueltan humo y que las alas siguen intactas- y todo en orden. Hasta que, de repente, se ilumina el piloto de ‘abróchense los cinturones’. El miedo es libre (y a él si le gusta volar).
Ya lo decían Los Mismos en su canción. “Tengo miedo al avión, también tengo miedo al barco, por eso quiero saber lo que debo hacer pa´ cruzar el charco”.
Aquí van algunos consejos que, sin duda, le ayudarán pa ‘ cruzar el charco en avión:
- Entienda cómo funciona un avión. Saber que los aviones están diseñados para ser extremadamente seguros y que los pilotos están altamente capacitados puede reducir la ansiedad.
- Visualización positiva. Imagine un vuelo tranquilo y sin incidentes. Visualice su llegada al destino y las experiencias positivas que tendrá allí.
- Entreténgase. Juegos, libros, películas, música o podcasts mantendrá su mente ocupada y alejada de pensamientos ansiosos.
- Pida ayuda. Conversar con otras personas durante el vuelo puede ser una buena distracción, ya sea con la tripulación o con otros pasajeros.
- Fórmese. Muchas aerolíneas y organizaciones ofrecen cursos diseñados específicamente para ayudar a las personas a superar su miedo a volar.
- Terapia de exposición. Repetir la experiencia de viajar y coger aviones asiduamente le permitirá normalizar las sensaciones molestas que ahora mismo presenta.
Ya sabe. Aligere su pesado equipaje mental y disfrute del vuelo.