Trump quiere brindar con vino ‘made in USA’

El presidente norteamericano amenaza con aranceles del 200% a las bebidas alcohólicas europeas si no retiran el gravamen al whisky estadounidense

El presidente de los EEUU, Donald Trump, brinda durante una cena de gala. EFE/ Thomas Peter / Pool

Donald Trump repite su modus operandi y ha amenazado con aranceles del 200% al vino y al champán europeo si la Unión Europea no retira sus gravámenes del 50% al whisky estadounidense. Ojo por ojo y diente por diente. El presidente americano ha calificado a la UE “como unas de las autoridades arancelarias más hostiles y abusivas en el mundo” y que se creó “con el único propósito de aprovecharse de los Estados Unidos”. Lo ha dicho a través de un tuit en su red social Truth Social a primera hora del día. Y la reacción al otro lado del Atlántico ha sido inmediata, ya tiemblan los productores de vino y otros alcoholes, cuyo negocio se basa en la exportación.

En el caso de España, son tres los productos agroalimentarios que más se venden en Estados Unidos. Son, por este orden, el aceite de oliva, el vino y la aceituna de mesa, con un volumen de negocio superior a los 3.500 millones de euros. Unos aranceles del 200% serían un duro golpe para el vino, especialmente para los productores de espumosos, que son los que más se exportan. “Un error enorme, se trata de una política errática. Ellos se lo pierden”, ha dicho el presidente de la patronal, Antonio Garamendi

En términos de mercado, España es el cuarto país proveedor en valor de vino a Estados Unidos con 391 millones de dólares y un crecimiento en 2024 del 7,4%. El primer gran proveedor es Francia, los vinos franceses son muy apreciados en Estados Unidos. En segunda posición estaría Italia y en tercera, Nueva Zelanda.

A lo largo de todo el territorio español hay 3.995 bodegas exportadoras de vino con una facturación media de 747.585 euros por empresa, según los últimos datos disponibles de la Federación Española del Vino. No solo vendemos a Estados Unidos, hay hasta 189 países de todo el mundo que compra el alcohol ‘made in Spain’, sobre todo en Alemania, Reino Unido y Francia.

El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha advertido de que dialogarán pero no van a ser serviles o inocentes con la administración de Trump. “La voluntad es la de hablar, negociar y entendernos, pero tampoco nos va a temblar el pulso en defensa de nuestros productores si se imponen medidas”. Para Planas, el anuncio de Trump es “como otros que se han hecho, que van y vienen. Atengámonos a los hechos”, ha recalcado.

Por su parte, el ministro francés delegado de Comercio Exterior, Laurent Saint-Martin, ya ha anunciado que su país no se va a quedar de brazos cruzados. “No cederemos a las amenazas y siempre protegeremos nuestras industrias” y ha lamentado la “escalada de Trump en la guerra comercial que ha decidido desencadenar”.

Las empresas vitivinícolas de la Unión Europea (CE) han pedido que el vino quede al margen de la guerra comercial. “El sector se opone firmemente a la inclusión de los vinos estadounidenses en la lista de la UE de productos afectados. Nos preocupa que los vinos estadounidenses se incluyan en la lista europea de productos potenciales que podrían estar sujetos a futuras medidas de represalia. Nos consterna que, una vez más, el vino, junto con otros productos agroalimentarios, se vea afectado por una disputa comercial no relacionada”, recalcan en un comunicado. E instan a la Comisión Europea a proteger el sector eliminando al vino de la lista definitiva de represalias.

Antecedentes arancelarios

Cuando Trump ganó las elecciones por primera vez, ya impuso aranceles a más de 100 productos españoles entre los que se encontraba el vino con un gravamen del 25%. Era el año 2019 y entonces no hubo una caída fuerte de las ventas ya que el castigo solo duró unos meses, al año siguiente con la administración de Biden, esos aranceles se congelaron. Lo que hicieron las bodegas fue negociar con sus importadores para que asumieran parte o todo el arancel. Ahora la situación es diferente. No se trataría de un impuesto del 25% sino del 200%, lo que sería inasumible para el sector y provocaría que Estados Unidos pasara a consumir vino de producción nacional. Hay cinco Estados donde la industria del vino juega un papel importante allí, son California, Oregón, Washington, Nueva York y Virginia. Pero es California el que concentra la mayor producción con casi un 90% del total. Trump tendría que cambiar un Rioja por un Kosta Browne californiano.