Quien piense que los muñecos son solo para los niños, se equivoca. No eres lo suficientemente cool si a estas alturas no has oído hablar de los Sonny Angels. Son unos pequeños querubines con alas cada uno con un gorrito diferente que se venden por unos 10 euros la unidad. Son pequeños, de unos 7 centímetros de altura y la gracia reside en que cuando los compras, no sabes cuál te tocará. Algo parecido a comprar cromos en el quiosco. Adquieres la caja sin saber exactamente el angelito que te ha tocado, que puede tener la cabeza de una fruta, un animal o una flor. Un juguete que se ha viralizado a través de la red social Tiktok y que llevan incrustado en el móvil famosas como la cantante Rosalía o Victoria Beckham.
No es un invento nuevo. Estos pequeños bebés ya alcanzaron éxito en Japón en el año 2004, hace exactamente dos décadas. Un diseñador de juguetes nipón, Toru Soeya, diseñó estos pequeños muñecos como un elemento de decoración para la compañía japonesa de interiorismo Dreams. En ese momento, el eslogan de la marca decía ‘Él puede traerte felicidad en 2004’ y tenía más de 1.300 tipos que se comercializaron en treinta y tres países. El diseñador pensó en estos ángeles como figuras coleccionables, de hecho el tamaño en ese momento era algo mayor.
Las figuras aparecen como bebés desnudos, con cabeza de fresa, verdura o un unicornio y han resultado ser todo un éxito veinte años después, con su estética kawaii, que significa bonito en japonés. Gracias al altavoz que han supuesto las redes sociales, se han agotado en los puntos de venta oficiales y han proliferado las imitaciones que se pueden encontrar por internet a un menor precio e incluso con ventas de segunda mano en plataformas como Vinted. Hay países donde se celebran quedadas para realizar intercambio de Sonnys como si fueran cromos de fútbol.
Igual que hay adultos que coleccionan Barbies, hemos podido ver a través de internet a la modelo Bella Hadid enseñando su colección de muñecos Sonny, con cabeza de conejo, estrellas de mar, una mini estatua de la libertad… y muchas influencers se graban abriendo por primera vez estas cajas sorpresa. Aquí en España, hasta la periodista Ana Rosa Quintana lleva uno en su móvil con la cabeza de una oveja.
Estos bebés de mejillas sonrosadas tienen una historia muy larga ya que los originales son previos a 2004. El diseñador japonés Toru Soeya se inspiró a su vez en un personaje de tebeo de principios del siglo veinte, del año 1909, unos dibujos creados por la ilustradora americana Rose O’Neill que popularizó unos bebés que iban acompañados de unos poemas. Es decir, el original nació en Estados Unidos hace un siglo, se reinventó en Japón y se ha viralizado en todo el mundo en pleno siglo XXI.
Y parece que la saga continúa porque Sonny tiene un amigo, Robby. Es otro juguete que puede aparecer por sorpresa al comprar tu angelito, como un premio inesperado. Los coleccionistas no se ponen de acuerdo sobre si es un ratón o un conejo, pero lo que es indiscutible es el fenómeno de ventas que han supuesto estos pequeños muñecos para adultos que han conquistado a la Generación Z.
Hay un informe muy revelador en Estados Unidos, de la firma de investigación de mercado Circana, que constató que durante los tres primeros meses de 2024, los adultos compraron más juguetes para ellos mismos que para cualquier otro grupo de edad. Los consumidores mayores de 18 años se gastaron 1.500 millones de dólares en comprar juguetes. Pero no para entretener a sus hijos, nietos o sobrinos sino para divertirse ellos mismos. En el top diez de esos juguetes para adultos están los Lego, que pueden alcanzar precios astronómicos. Pero entre los favoritos de los mayores también hay peluches, los Squishmallows, que nacieron en el año 2017 y se comercializan para personas de distintas edades, o bien como un compañero de juegos o como un elemento decorativo para el hogar.
Este informe desvela que el 43% de los adultos compraron un juguete para sí mismos durante el año pasado, para diversión personal, socializar o simplemente coleccionar. Si ven acercarse a algún adulto estas navidades a la sección de juguetes, dude. Quizás esté pensando en comprar ese muñeco para sí mismo. Y divertirse como cuando éramos niños. Que nadie le juzgue. Es más habitual de lo que nos imaginamos.