¿Son feministas las mujeres del campo?

Artículo 14 entrevista a dos trabajadoras rurales sobre la situación que vive la mujer en el sector y las trabas que se han encontrado en la lucha por la igualdad

Inmaculada Idáñez, productora de tomate en La Cañada (Almería) y Presidenta de CERES, Confederación de Mujeres del Mundo Rural. Ainoa Caravaca, presidenta de FADEMUR Jaén, Federación de Asociaciones de mujeres rurales de Jaén. Juntas, responde a Artículo14 sobre los dilemas del feminismo y la vida rural.

¿Se celebra en el campo el 8-M?

I. El 8 de marzo no se celebra en el campo. Las mujeres que estamos metidas en alguna organización sí que participamos en actos de las administraciones, de los ayuntamientos por ejemplo, pero en el campo no es un día que se celebre. A las mujeres les llega ese día a través de los medios de comunicación.

A. Sí, por supuesto, todas las mujeres lo celebramos y nos representa sin distinción. Es una jornada de unión sin importar procedencia, nivel de ingresos, razas, pero además de celebrar también es una jornada de lucha, porque la mujer rural lucha por dar visibilidad a su trabajo en el medio rural, pilar fundamental de nuestros municipios.

¿Usted lo celebra?

I. Yo el 8-M como tal lo celebro acudiendo a la lectura de manifiestos, manifestaciones… Como presidenta de CERES hacemos nuestro cartel, una tabla reivindicativa y acudo a los actos que puedo. Este año, por ejemplo, iré al ministerio de Agricultura que hace todos los años un acto conmemorativo y el día 7 estoy invitada al Instituto de las Mujeres.

A. Como mujer y como presidenta de FADEMUR Jaén me desplazo a Jaén capital a la manifestación que tendrá lugar el sábado 8 a las 11:00 horas en la que participan distintas asociaciones de mujeres, sindicatos y partidos políticos. Pero el 8 de marzo no solo se debe celebrar ese día sino los 365 días del año, en los que debemos trabajar por todas las mujeres para conseguir visibilidad, más derechos y mayor igualdad y eliminar la gran lacra que sufrimos que es la violencia de género.

¿Qué es ser feminista?

I. Ser feminista es querer los mismos derechos e igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, que podamos acceder a todo igual que ellos y por ello trabajamos para que esa igualdad de oportunidades sea real. Porque venimos de una sociedad patriarcal en la que los hombres han gozado de unos derechos que las mujeres no hemos podido tener y por eso no hemos accedido donde ellos han llegado. Creo en la igualdad entre hombres y mujeres pero también entre niños y niñas, desde abajo hacia arriba.

A. Ser feminista es buscar una igualdad real de derechos entre hombres y mujeres. Ser feminista es luchar para eliminar la discriminación y la opresión a las mujeres. Es luchar por eliminar la violencia de género, porque haya igualdad salarial y lamentablemente estos problemas están muy presentes en todo el mundo. No es ,como dicen algunos, que buscamos ser superiores a los hombres, lo que buscamos es igualdad real en mayúsculas.

¿Usted se declara feminista?

I. Yo creo en la igualdad y lucho por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. No quiero ser más o menos, quiero ser igual. Que mi hija sea igual que los chicos.

A. Sí me declaro feminista porque busco la igualdad real entre hombres y mujeres, no lucho por ser mejores que ellos sino por romper los techos de cristal en todos los ámbitos de la vida y tener los mismos derechos.

¿Sigue siendo el mundo rural un sector de hombres?

I. El mundo rural siempre ha sido un sector de hombres y mujeres pero diferente es el sector agrario, en el que cada vez somos más mujeres pero todavía nos falta un trecho para estar en igual número como titulares de explotación, por ejemplo, y también en cuanto a derechos y brecha salarial. Hay muchas mujeres que trabajan en la sombra, que no cotizan y no tienen ingresos, que se pasan toda la vida trabajando y no han cotizado nunca a la seguridad social. Los ingresos llegan a través del marido y eso las sitúa en una posición de inferioridad que hay que corregir.

A. Totalmente. Antes de ser teniente alcalde del ayuntamiento de Cazorla, ejercía de abogada especializada en derecho de agua y agrario en UPA, este trabajo me ha permitido conocer en primera persona a muchas mujeres rurales. He conocido sus historias, las dificultades que encuentran principalmente por la mirada masculinizada del sector agrícola. En la provincia de Jaén, nuestro músculo es el olivar y muchas mujeres trabajan en este sector. Es admirable ver cómo trabajan en la agricultura y se dedican al cuidado de su casa e hijos y esto hay que darle más visibilidad.

¿Se ha sentido alguna vez menospreciada por ser mujer?

I. He sentido que no contaban conmigo, que preguntan por el jefe en masculino. Choca mucho que ese jefe sea una mujer, que seamos las titulares de la explotación, que llegues a la finca y tengan que negociar con una mujer. Pero cada vez sucede menos, porque nos empiezan a visualizar, pero todavía hay un camino por recorrer

A. Sí, pero por suerte pocas veces. Cuando empecé a trabajar como abogada de derecho agrario hubo rechazo por parte de varios clientes por ser mujer y a eso le sumaba que era muy joven. No querían que yo les asesorase porque consideraban que yo no sabía de campo ni conocía las leyes tan bien como un abogado hombre. Al principio fue duro pero poco a poco fui callando esas voces.

¿Cómo es su día a día?

I. Me levanto en torno a las 7:00-7:30 horas, voy al campo y veo cómo están las plantas, si ha llovido o ha helado, compruebo que las máquinas de riego funcionan y compruebo en general que todo está en orden. Y luego, si se recolecta tomates, dejo todo preparado, organizo el trabajo de los agricultores, que todo el trabajo vaya bien con el tractor, si hay que comprar insumos, llamar al relojero porque te falta agua. Supervisión de todo.

A. Soy teniente alcalde en el ayuntamiento de Cazorla, me encanta a lo que me dedico ya que trabajo para intentar mejorar la vida de mi pueblo, que es un pueblo rural y lo compagino con la lucha para dar mayor visibilidad a las mujeres rurales de mi provincia exigiendo equiparación salarial, denunciando las situaciones de discriminación y desigualdad y contribuyendo a mejorar la formación y capacitación, reivindicando el reconocimiento del papel que las mujeres desempeñamos en la estabilidad y desarrollo del mundo rural con mis compañeras de Fademur Jaén. También soy una mujer rural porque no es solo la que tiene una explotación agraria o ganadera sino todas las mujeres que viven y trabajan en sus pueblos. Las mujeres rurales son también profesoras, policías, limpiadoras, médicas…

¿Hay algún trabajo que no pueda desempeñar una mujer en el campo?

I. Casi todo lo podemos hacer. Si hablamos de trabajo de fuerza, como tenemos tractores y maquinaria, nos ayudamos de ellas. A la hora de sembrar, lo mismo vamos mujeres que hombres porque hay mucha herramienta a nuestro alcance, tenemos elementos que nos facilitan el trabajo. En el caso de la siembra, de recolectar tomates, lo podemos hacer todos, hombres y mujeres. Es más bien trabajo de maña que de fuerza. En el caso de los invernaderos, sí que es cierto que las empresas que contratamos suelen venir hombres porque hay que colocar una estructura de hierro y alambre muy pesada.

A. Las mujeres puedes desarrollar las mismas tareas que un hombre en el campo. Las mujeres rurales han protagonizado la vendimia en la historia, la recogida de la aceituna, han montado en los trillos para separar el trigo de la paja, han empuñado las azadas para remover la tierra, cargadas de tomates como los hombres, han estado presentes en las luchas por el acceso a la tierra pero han sido invisibles y no han podido ser dueñas de su trabajo ni en casa ni en el campo y esto nunca más puede ocurrir.

¿Cómo se puede avanzar por la igualdad en el campo?

I. Lo primero que hay que abordar es cambiar las mentalidades. Los hombres saben que somos tan capaces como ellos pero están acostumbrados a hacerlo por su cuenta, son los que tradicionalmente han ido a las reuniones, a las cooperativas. Lo que tenemos que hacer nosotras es participar más en las tomas de decisiones de las cooperativas, en las organizaciones agrarias, en las comunidades de regantes. Hay que intervenir más, tenemos que tomar la palabra más y decir lo que creamos conveniente. Atrevernos más a ocupar esos espacios. Cuando vas por primera vez a esas reuniones te ven extraña pero a la quinta reunión ya se le da cierta normalidad. A veces no nos atrevemos, también en ocasiones pensamos que lo que vamos a decir es ridículo, o que nos van a mirar más pero no es así:  cada cosa que aportemos las mujeres puede ser.

A. Las mujeres han sido y seguimos siendo el pilar fundamental para sostener la vida en nuestros pueblos. Su esfuerzo merece nuestro reconocimiento y para avanzar necesitamos políticas públicas que apoyen su trabajo, eliminen barreras y les permitan desarrollarse en igualdad. También es imprescindible continuar reforzando la labor formativa y la profesionalización necesaria para la incorporación de la mujer en el mercado laboral y algo que considero fundamental es dar una educación a nuestros niños y niñas basada en la igualdad tanto en el ámbito escolar como dentro del núcleo familiar donde es más importante porque los padres son el modelo a seguir por los hijos.

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