Cuesta romper el techo de cristal en las cúpulas de las empresas españolas. Más allá del Ibex 35, donde la Ley de Paridad ha acelerado la incorporación de mujeres a los consejos de administración, la realidad es que en la mayoría de las grandes empresas -aquellas de más de 250 trabajadores- el talento femenino sigue siendo invisible. En el último año se ha avanzado en 4,3 puntos porcentuales, pero aun así, solo el 17,8% de los puestos en los órganos de administración de las grandes empresas españolas están ocupados por mujeres.
Esta es una de las conclusiones del informe “El rol de la mujer en la empresa española 2024”, elaborado por el Colegio de Registradores, a partir de una depuración de los datos de 830.000 empresas que, en 2024, presentaron sus cuentas en los Registros Mercantiles. El estudio confirma que las mujeres ocupan menos de una cuarta parte de los puestos de decisión, con notables diferencias según el tamaño de la empresa, el tipo de sociedad y el sector económico.
Al detalle
Existe una relación inversa entre el tamaño de la empresa y la presencia femenina. En las microempresas, aquellas con hasta diez trabajadores, el 28% (27,9%) de los administradores son mujeres. Un dato positivo es que en este caso ha aumentado en casi once puntos su presencia en el último año. En las pequeñas empresas, que cuentan con entre diez y cincuenta trabajadores, el porcentaje de mujeres en los órganos de administración se reduce al 22% (frente al 14,4% un año antes).
El avance es también más difícil conforme aumenta el tamaño de las empresas. De esta forma, en las medianas empresas, con plantillas de entre cincuenta y 250 personas, la representación femenina es del 19,1%, frente al 13,4% de un año antes. Al igual que ocurría un año antes, apenas hay diferencia entre estas y las grandes empresas. El hecho de que haya una mayor participación en las pequeñas estructuras empresariales se explica por el hecho de que probablemente muchas de estas sean empresas familiares o lideradas por emprendedoras.
Empleo
Considerando que las pymes en su conjunto suponen un 56,8% de los empleos, el estudio refleja que en este entorno poco más de uno de cada tres empleos está ocupado por una mujer. De esta forma, el porcentaje de empleo femenino es más alto en las microempresas, con el 39,5%, seguido de un porcentaje similar en las medianas, del 38,3%, situándose en última posición las pequeñas, con el 35,1%. En contraste con lo anterior, las grandes empresas muestran una mayor proporción de empleo femenino, llegando al 47,3% del volumen analizado.
Tipología
Otra particularidad es que la estructura jurídica de las sociedades -anónimas o limitadas- también influye en la composición de sus órganos de administración. En las sociedades anónimas, el 56,4% no cuenta con ninguna mujer en el órgano de administración. En las sociedades limitadas, esta cifra asciende al 65,7%, lo que indica una mayor exclusión femenina en estas estructuras. Si bien en ambos casos la ausencia de mujeres es alta, es más pronunciada que en las limitadas. Esto podría deberse a que estas, al ser empresas de menor tamaño, cuentan con estructuras de administración más reducidas y frecuentemente unipersonales.
Sesgo sectorial
Este informe refleja que la presencia de mujeres en la dirección está a su vez relacionada con su participación en el sector. Ámbitos feminizados, como los servicios, la educación o las actividades sanitarias y sociales cuentan con entre un 40% y un 45% de mujeres en el consejo. En todos ellos, se ha avanzado en el último ejercicio: un año antes se situaban en torno al 30%.
Por el contrario, hay sectores donde su representación sigue siendo mínima: en la industria extractiva, no alcanzan el 20% (solo el 18,1% de los administradores son mujeres). Ocurre lo mismo en la construcción o en el sector tecnológico, donde la participación femenina en la cúpula empresarial se limita al 19%. Otros ámbitos con baja presencia femenina incluyen el transporte y almacenamiento, donde las mujeres representan el 20,7% o el suministro de energía y agua, con un 20,1%.
Barreras
El informe refleja que los sectores que han estado tradicionalmente dominados por hombres y siguen mostrando barreras estructurales que impiden la igualdad en los niveles de decisión. La baja representación femenina en tecnología es especialmente preocupante, dado que es un sector clave para el futuro económico y laboral.