El Gobierno ya ha puesto en marcha la maquinaria para subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en 2025. La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha convocado al comité de expertos para que haga una estimación sobre cuánto debería incrementarse teniendo en cuenta la pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación y conforme al objetivo de mantener el 60% del salario medio según dicta la Carta Social Europea.
Y ya sabemos cuál va a ser el mínimo que subirá: al menos un 2,8% que es el IPC medio que se espera para este 2024. La única manera de no perder poder adquisitivo es que el salario mínimo suba al menos tanto como han subido los precios de la cesta de la compra este año.
El acelerón que ha dado el SMI en los últimos seis años es enorme. Desde 2018, ha subido un 54% hasta situarse en los 1.134 euros brutos en catorce pagas este 2024. De esta subida se benefician alrededor de 2,5 millones de personas en España, la mayoría de ellos mujeres y jóvenes.
El Comité de Expertos que se ha reunido como primer paso para la posterior negociación con los agentes sociales estima que esa cantidad debería incrementarse un 4%. Eso significa que el SMI podría alcanzar los 1.180 euros para el año que viene, con una subida de 46 euros respecto a 2024.
Pero los sindicatos piden más. Tanto Comisiones Obreras como UGT van a luchar para que esa subida sea del 6% y se sitúe en los 1.200 euros, una cantidad que muy probablemente rechazará la Patronal como ya hizo en la última ocasión.
Lo que está claro es que de esta subida, sea cual sea, se beneficiarán las mujeres más que los hombres. Los datos lo confirman: el 24% de las mujeres que trabajan cobra el SMI o incluso menos. La cifra dobla la proporción de los hombres que se sitúa en el 10,3% según los últimos datos del INE que datan de 2022. Ellas son las que tienen los empleos más precarios y las que copan también los trabajos a tiempo parcial.
Pepe Álvarez, reelegido como secretario general de UGT por tercer mandato consecutivo, ha señalado que está entre los objetivos prioritarios del sindicato: la subida del SMI un 6% y también la reducción de la jornada laboral hasta las 32 horas semanales. En la misma línea se ha pronunciado el secretario general de CCOO, Unai Sordo. “Ya se ha reunido la comisión de expertos. Hablaron de metodología pero eso depende del Gobierno. Lo razonable es que a principios de diciembre se reúna a los agentes sociales y espero que esto no se demore más allá de diciembre, no le veo complejidad a la negociación. A nosotros no nos sirve una subida del SMI acorde a la subida de los precios, debe estar en el 60% de la media salarial. Sobre el 5% o el 6%. Hay que ver si hay acuerdo con la Patronal y otras cuestiones más técnicas”.
Los sindicatos lo tienen muy claro, la subida del SMI debe realizarse rápido para que pueda entrar en vigor en enero de 2025 y que no suceda como con la reducción de la jornada laboral que llevan once meses de negociaciones estancadas y todavía no han cerrado un acuerdo al respecto.
Yolanda Díaz no habla de tiempos pero sí ha confirmado que esa subida se producirá de cara al año que viene y con carácter retroactivo. “Vamos a seguir subiendo el salario mínimo en nuestro país y deseo que caminemos hacia una subida generalizada de salarios. Tenemos una mediana salarial en España muy baja, en torno a los 1.545 euros al mes. Con ese dinero no se puede vivir con dignidad en un país cuyo problema principal es la vivienda. Es radicalmente imposible. No es solo el Gobierno quien tiene que seguir subiendo el salario mínimo, sino que yo insto a las empresas españolas a que se europeícen y garanticen salarios mejores”, señala la ministra, que lanza la pelota al tejado de la CEOE.
Hay un informe de Amnistía Internacional que explica por qué las mujeres en todo el mundo ganan menos que los hombres. Es una discriminación que arrastramos desde hace siglos y en toda la geografía mundial. “El hecho de que las mujeres tengan salarios inferiores a los hombres se reconoce como una discriminación de género, es decir que las mujeres reciben un trato desigual, aunque el trabajo que realicen tenga el mismo valor que el que desempeñan los hombres. Por tanto, sí, la brecha salarial es una vulneración del derecho humano a la igualdad, a no sufrir discriminación, se vulnera la propia dignidad de las mujeres en tanto que no se reconoce o se devalúa el valor social de su trabajo. Además, la brecha salarial repercute en un conjunto más amplio de derechos económicos y sociales”, reza el informe.
Y esa brecha salarial tiene consecuencias. Afecta a la capacidad de las mujeres para satisfacer sus necesidades vitales a lo largo de toda su vida, incluida la jubilación. A nivel mundial, casi el 65% de las personas en edad de jubilación que no tienen pensión son mujeres. “La brecha salarial de género se proyecta a lo largo de toda la vida de las mujeres e incluso aumenta con la edad. En España, entre la población menor de 25 años los salarios de las mujeres son similares a los de los hombres, pero la diferencia se agranda a partir de los 35 años, y a los 55 años las mujeres cobran un 14,4% menos, según datos del INE”.
Cuando el SMI suba, mejorarán las condiciones laborales de las mujeres más vulnerables y desprotegidas y se dará un paso más para acabar con la brecha salarial y con la precariedad también de sus pensiones.