La definición de la Real Academia Española (RAE) de la palabra conciliación es sencilla: “Hacer compatibles dos o más cosas”. Pero cuando se traslada al ámbito de la familia, especialmente en las parejas con hijos, y a la vida laboral, el significado de conciliación se transforma. Dependiendo del interlocutor es sinónimo de cuidado de hijos, malabares, frustración, cansancio, falta de tiempo, extraescolares,…
Y especialmente, cuando se les pregunta a las mujeres en relación con su faceta profesional la percepción de dificultad con la maternidad es clara. Un 70% de las mujeres piensa que la maternidad afecta más a la vida profesional de la madre que a la del padre, según refleja una encuesta de Metroscopia para Artículo14. “Esta percepción también es compartida por una mayoría de hombres; el 50% considera que la maternidad afecta más a la madre, mientras que un 30% opina que dificulta igualmente la vida de ambos”, detalla Andrés Medina, analista electoral.
Y ello tiene impacto en la economía y en la sociedad. Según explica Medina, la falta de estabilidad laboral y las razones económicas son los factores más determinantes a la hora de decidir no tener hijos, especialmente entre mujeres que no disfrutan de una vida acomodada. Según los últimos datos de Eurostat, España se sitúa entre los Estados miembros de la UE con una tasa de fecundidad más baja: 1,16 hijos por mujer, inferior a la media comunitaria de 1,46 nacimientos, que en ningún caso alcanza el mínimo exigido para el reemplazo.
Prioridades
Para las mujeres, los tres aspectos más valorados son la familia, la salud y el tiempo libre. Aunque el grado de satisfacción con cada uno de ellos es, en general, alto, existe una demanda significativa de más tiempo libre de mejor calidad. "Esta demanda es más pronunciada entre las mujeres jóvenes que entre las de mayor edad y, de forma contraintuitiva, más fuerte entre aquellas que no tienen hijos que entre las madres", incide Medina.
La importancia del tiempo frente al dinero es clara para las mujeres. El analista detalla que cuando se pregunta a los españoles qué aspecto sienten que más les falta en su vida diaria entre amor, tiempo o dinero, la mayoría, tanto hombres como mujeres, elige el dinero (55%), seguido del tiempo (23%) y, finalmente, el amor (13%).
Pero a la pregunta de 'imagine que le ofrece un empleo con excelentes condiciones económicas y laborales, pero con un horario y jornadas que dificultan mucho compaginarlo con otras responsabilidades, ¿lo aceptaría?', la respuesta por parte de las mujeres es clara: "solo un 29% de las mujeres aceptaría el empleo, a pesar de las excelentes condiciones, frente a un 49% que lo rechazaría. En este sentido, tanto hombres como mujeres tienen opiniones similares".
Y es en este contexto donde se entiende la importancia de las políticas de conciliación, que tienen impacto directo en el día de día de las familias. La Directiva de Conciliación, aprobada en 2019, ha armonizado en el ámbito europeo las bases mínimas de los permisos de paternidad tras el nacimiento, los permisos parentales y para cuidados o la flexibilización del trabajo. Son los cimientos del desafío de la igualdad real en el cuidado de los hijos y las tareas del hogar.
¿Cómo está España desde el punto de vista de la conciliación? Hay muchos datos que demuestran que la conciliación es una asignatura pendiente: ellas dedican el doble de horas al cuidado de los hijos al día (6,7 frente a 3,7 de los hombres), el 84% de las excedencias para cuidado correspondió a mujeres, las trabajadoras tienen mayor tasa de contratos a tiempo parcial (el 68,7%) y ganan de media 420 euros menos que los hombres al mes.
En el ámbito europeo no hay aún una encuesta que analice de forma global la realidad de la conciliación en los diferentes Estados miembros. "Abordar la conciliación es difícil, porque abarca un rango muy amplio de políticas, como todo lo realizado con permisos de paternidad y de cuidados, jornadas y derechos laborales, la educación infantil de 0 a 3 años, entre otras", explica a Artículo14 Cristina Castellanos, profesora e investigadora en el Departamento Economía Aplicada de la Uned.
En su opinión, un dato que puede reflejar el potencial de mejora en esta materia en España es que solo el 4,5% de los hombres ha hecho uso de medidas como reducción de jornada laboral, cambio de trabajo para facilitar el cuidado de los hijos o empleo a tiempo parcial poder realizar estas tareas, lo que definen como "adaptación costosa para el cuidado de los hijos", frente al 26% de las mujeres. En un país como Finlandia este brecha es de diez puntos porcentuales, es decir la mitad, que en España.
Ante esta realidad, el PP está promoviendo una Ley de Conciliación que se presentará en el Parlamento antes de que finalice este mes. Entre otras medidas, como la educación gratuita de 0 a 3 años, propone avanzar en los permisos de paternidad y de maternidad para hacerlos más amplios y más flexibles. "El PP no se va a meter en cómo se reparten los permisos de las madres y de los padres”, aseguró su presidente Alberto Núñez Feijoo.
El reto del padre cuidador real
Tras la ampliación del permiso de paternidad con el nacimiento de un hijo a 16 semanas, España ha tenido un gran avance. No obstante, aún está lejos de los países nórdicos, como Suecia o Islandia, donde las bajas remuneradas son de 28 y 26 semanas, respectivamente, para cada progenitor, o Alemania que cuenta con 30 semanas para cada uno. "Lo relevante de estos países, además de un mayor periodo de baja, es que impulsan que no puedan utilizarse simultáneamente, lo que en la práctica conlleva que los padres realmente asuman la tarea de cuidados", explica Castellanos.
En España, según se refleja en el informe sobre la incidencia de los nuevos permisos de nacimiento en la corresponsabilidad publicado en Papeles de Trabajo del Instituto de Estudios Fiscales, la mitad de los padres disfrutan las 16 semanas conjuntamente con la madre. Para Castellanos, si se incentivara a los padres a que, por ejemplo, tras una primera quincena compartida, que es importante para la creación del vinculo afectivo, disfrutaran del permiso sin solaparse con la madre, además de prolongar el tiempo total de cuidado del bebé, "estaríamos logrando un cambio social muy importante al implicar a los padres en el cuidado efectivo".
"Que los padres cuiden solos es muy positivo para la corresponsabilidad", explica Castellanos. Con el nacimiento del bebé comienza la carrera por la conciliación familiar para el cuidado de los hijos; que los padres ya estén inmersos ayudará sin duda a normalizar que también sean ellos quienes verdaderamente se impliquen ,reduciendo el lastre que la maternidad supone para las mujeres.