Sangría en las bolsas que recuerda a la crisis financiera de 2008

La pérdida de activos es similar a otros momentos de incertidumbre como la pandemia o los atentados de las Torres Gemelas

Retratos y gorras del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Bolsa de Valores de Nueva York, EE. UU.
EFE/JUSTIN LANE

Tercer día consecutivo de fuertes caídas en las bolsas de todo el mundo. Como un efecto dominó, todos los parqués se han contagiado de la incertidumbre generada por el presidente de los Estados Unidos. Se han vuelto a desplomar las bolsas asiáticas, lideradas por Hong Kong que ha registrado su mayor caída (-13%) desde hace dieciséis años. Era solo el presagio del lunes negro que se ha vivido en Europa, con todos los índices teñidos de rojo con caídas que han oscilado desde el 4% hasta el 6%. Una pérdida de activos que inevitablemente recuerda a otros momentos históricos donde las bolsas de todo el mundo sufrieron la huida de los inversores en masa. Sucedió con la crisis financiera de 2008, con los atentados del 11 de septiembre de 2011 y con el Covid, en marzo de 2020. Tres momentos marcados por la incertidumbre, aunque, en esta ocasión, el daño está causado por una sola persona: Donald Trump y su órdago arancelario.

Según la asesora financiera Araceli De Frutos, este es un momento histórico difícilmente comparable con otros “porque lo que estamos viviendo es una crisis provocada, buscada, y el objetivo es que la Reserva Federal baje los tipos de interés. Lo que está propiciando es que bajen tipos para refinanciar deuda de forma más barata. Eso es lo que quiere el presidente de los Estados Unidos”.

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El presidende de Estados Unidos, Donald Trump
Efe

Y lo que vemos en los mercados es miedo, miedo instalado a ambos lados del Atlántico ante la incertidumbre de lo que puede pasar mañana mismo, a golpe de tuit. “Los mercados financieros suelen descontar expectativas, pero ahora no se descuenta nada porque es una gran incertidumbre. Primero los aranceles, después abierto a negociaciones amables y de nuevo dureza. Ante esta falta de rumbo fijo, los mercados están en modo pánico”.

Para revertir esta situación, De Frutos considera que debería haber negociaciones “y que los aranceles estuvieran claros y saber cuándo se van a aplicar para poder descontar algo. Cuando las empresas publiquen resultados tendremos más información, más visión sobre cómo afectan a los distintos sectores esta situación. Esto puede beneficiar, por ejemplo, al sector del lujo porque tiene poder de fijación de precios. Durante la pandemia se evidenció el poder de la marca. Si a Louis Vuitton le incrementan un 6% los aranceles, puede trasladarlo al cliente y será capaz de absorberlo”.

La situación es diferente pero el dinero de las bolsas se ha esfumado como sucedió con el Covid, la crisis financiera de 2008 y los atentados de las Torres Gemelas. En un contexto en el que, considera De Frutos, las bolsas estadounidenses pueden llevarse la peor parte. “Si hay un rebote en breve será porque haya alguna marcha atrás de Trump, algún tipo de negociación y que no se muestre tan déspota como ahora. Si no se produce esto, seguiremos cayendo”. El consejo de Araceli es aguantar el chaparrón, por el momento, sin vender. Pero la volatilidad es tremenda.

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La nueva Administración Trump ha desatado una guerra comercial
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Natalia Aguirre, directora de Análisis y estrategia de Renta 4, habla de “locura”. “Hay mucha volatilidad, un rebote hasta del 8% con el rumor de una tregua para 90 días que se torna en caída porque era una fake news. Después sale un tuit de Trump amenazando a China con aranceles adicionales del 50% y la Unión Europea a favor de la negociación. Es un momento de volatilidad absoluta, de incertidumbre, pero el Covid fue peor porque durante la pandemia no sabíamos qué iba a pasar con el mundo y se paralizó la actividad. Fue algo muy drástico que no sabíamos si nos íbamos a recuperar. La crisis financiera también se recuerda de forma intensa porque afectaba al corazón del sistema económico. La situación de ahora espero que no sea equiparable sino que sea un momento de negociación”.

Trump parece dispuesto a tolerar un daño a su economía a cambio de conseguir en el medio plazo “un dólar más débil, un coste de su deuda más bajo o un precio de la energía más bajo… aquí la clave es cuánto daño está dispuesto a infligir a la economía. Quiero entender que está negociando, pero no estamos acostumbrados a sus formas. La más negativamente afectada será la economía americana y es la que en primer lugar va a sufrir los aranceles, con aumento de precios a los consumidores. Pero en un lío de represalias, todos saldremos perdiendo”.

La clave es saber si se abrirá ese período de negociación o se trata de un pulso entre Trump y el resto del mundo donde las bolsas pueden seguir cayendo a un pozo sin fondo.